San Pablo se clasificó a la final de la Copa Sudamericana al vencer por 4 a 2 en definición desde los 12 pasos a Atlético Goianiense en el estadio Morumbí, gracias a una remate con "maestría" del volante argentino ex-Banfield, Giuliano Galoppo, en el último penal de la serie.

Los de Goiania habían ganado por 3 a 1 en la ida y los paulistas lo hicieron por 2 a 0 esta noche, por lo que debieron acudir al desempate por la vía de los penales en la que se impusieron los locales, que el próximo sábado 1 de octubre jugarán la final con el ecuatoriano Independiente del Valle, que anoche eliminó en la otra semifinal a Melgar, de Perú, en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba.

Esa ventaja de dos tantos con la que arrancó el partido en el colmado estadio Morumbí se redujo antes de los cinco minutos por el primer gol de Patrick, lo que fue el estímulo que necesitaba desde los psicológico un grande como San Pablo ante el más modesto Atlético Goianiense.

Sin embargo, como en el encuentro de ida, los visitantes supieron mantener el equilibrio y neutralizar defensivamente a los paulistas, aun a despecho de que estos manejaran el balón, pero carecían de profundidad justamente por mérito de Goianiense.

Lo que le faltaba a los de Goiania era la efectividad que les sobró en la ida para marcarle esos tres goles al conjunto dirigido por el mítico ex arquero-goleador Rogerio Ceni.

Pero como a su rival le sucedía lo mismo, que el primer tiempo se consumiera con esa ventaja insuficiente para los dueños de casa se volvió un aliciente para la visita del mismo modo que para los anfitriones había sido su conquista prematura.

Un tanto anulado al delantero argentino Jonathan Calleri volvió a enfervorizar a la "torcida" paulista en el complemento, hasta que antes de los 20 minutos nuevamente Patrick demostró ser el más eficaz de la noche para señalar el segundo e imprescindible gol que emparejaba la serie y la llevaba a la definición por penales.

Pero Rogerio Ceni no quería llegar a esa instancia riesgosa y para ello hizo ingresar a otro argentino, el volante Giuliano Galoppo, esta noche como nunca para explotar sus virtudes goleadores, y cerca estuvo en un par de ocasiones el ex-Banfield de darle la derecha a su entrenador para los 90 minutos.

Pero Galoppo, de 23 años, no iba a defraudar a su técnico, que depositó tanta confianza en él que hasta lo eligió para ejecutar el quinto y último penal (Calleri convirtió el segundo). Entonces el mediocampista que luciera todos sus recursos goleadores en Banfield amagó tomar carrera, pero se frenó, fue a los saltitos hasta la pelota y cuando llegó remató suave, de derecha, contra el palo izquierdo de Renán, que se lanzó hacia el lado opuesto.

Y la noche, que ya tenía un tinte argentino porque el árbitro fue Darío Herrera, el argentino que dirigirá el próximo domingo el superclásico en la Bombonera entre Boca juniors y River Plate, se terminó completando de celeste y blanco para alegría de un grande de América como lo es San Pablo, que va por otra final, aunque sea el segundo certamen en importancia detrás de la Libertadores.