San Lorenzo se adueñó este sábado del clásico porteño tras vencer a Huracán por 1-0, como local, y lo alejó de la pelea por el título por el torneo 2022 de la Liga Profesional de Fútbol.

En el marco de la fecha 22, el "Ciclón" se impuso por el gol de Ezequiel Cerutti, a los 2 minutos del primer tiempo, y estiró la paternidad con su clásico rival, al que le sacó 39 partidos de ventaja.


San Lorenzo "borró" de la cancha a Huracán y tuvo su fiesta en un estadio Pedro Bidegain repleto con más de 40 mil personas.

El equipo de Rubén Darío Insúa volvió a la victoria luego de seis fechas y dos derrotas seguidas y cortó una racha de ocho partidos sin poder ganarle a Huracán, con seis empates y dos derrotas.

De local, el "Ciclón" ganó tres partidos en el 2022 y dos de ellos fueron los clásicos ante Boca y el esta tarde ante Huracán.

A Huracán le pesó el partido y la historia, ya que estuvo lejos del nivel que lo llevó a estar entre los cinco mejores del torneo con 37 puntos y podría quedar más lejos de la punta si Atlético Tucumán y Boca Juniors ganan sus respectivos partidos.

El equipo de Diego Dabove llevaba diez fechas sin perder con la misma cantidad victorias y empates y junto al "Decano" era el que menos derrotas (2) había sufrido.

Sin embargo, San Lorenzo pegó de entrada, a los 2 minutos, con un disparo cruzado de Ezequiel Cerutti desde afuera del área y luego defendió la ventaja con garra y actitud.

El "Pocho" le puso el broche a una jugada que había nacido con una gambeta del arquero Augusto Batalla ante Matías Cóccaro adentro del área propia.

El partido no se había armado y San Lorenzo demostró que iba a imponer las condiciones y para ello mucho ayudó la ventaja casi desde el vestuario.

Después del gol, el equipo de Rubén Darío Insúa le cedió la pelota a Huracán y esperó en su campo de juego.

Igualmente, la postura del "Ciclón" fue agresiva, peleó todas las pelotas como si fuera la última y en ningún momento dejó progresar a un Huracán completamente desconocido, que nunca pudo mostrar algo de lo que llevó a estar entre los animadores del torneo a pocas fechas para el final.

El "Globo" fue un equipo nervioso, impreciso y nunca supo cómo generar peligro en el arco contrario. Donde había un jugador visitante había tres marcas del local y así fue imposible para Huracán.

San Lorenzo, con un gran desgaste físico, anuló a todos los creativos de Huracán: Santiago Hezze, Franco Cristaldo y Benjamín Garré no pesaron y dejaron muy sólo a Matías Cóccaro.

Y cuando recuperó la pelota, San Lorenzo fue inteligente y utilizó muy bien a Nahuel Barrios y Adam Bareiro, quienes fueron imparables para la defensa visitante.

Fue tan flojo el primer tiempo del equipo de Diego Dabove que recién a los 43 minutos llegó el primer disparo al arco mediante el chileno Guillermo Soto, que encontró bien ubicado a Batalla.

En el inicio de la segunda parte, el paraguayo Bareiro estuvo cerca de liquidar el partido a los 3 minutos pero su gran remate desde afuera del área se estrelló en el travesaño.

Huracán tuvo una leve mejoría y estuvo cerca de empatar a través del "Zorro" Cóccaro, a quien le anularon un gol por posición adelantada que, a su vez, provocó una trifulca en la platea entre los hinchas azulgranas y la delegación visitante.

Insúa tomó nota y se dio cuenta que su equipo no respondía físicamente como en la primera etapa. Por eso, movió rápido el banco de suplentes y sacó para la ovación a Cerutti y al "Perrito" Barrios.

El "Globo" tuvo una mejor actitud pero no le alcanzó para merecer el empate en una tarde para el olvido.

San Lorenzo se tiró demasiado atrás pero con la rapidez de Iván Leguizamón estuvo cerca del 2-0 pero Chaves le achicó muy bien la definición a Agustín Giay.

Sobre el final hubo más pelea que fútbol y lo mejor llegaba desde las tribunas con la fiesta de los hinchas del "Ciclón" que deliraban con el triunfo en el clásico que, luego de un año difícil, se festejó con ganas.

Huracán se la jugó con varios hombres en el área en los minutos finales pero nuevamente chocó con la muralla de San Lorenzo, que mordió en todos los sectores de la cancha y en ningún momento fue desbordado por el rival.

El pitazo final del árbitro Fernando Rapallini, de correcto arbitraje pero algo permisivo con las peleas, desató la locura y el festejo que empezó en las cuatro tribunas y terminó en el campo de juego con todo el plantel de San Lorenzo saltando y cantando de cara a una de las populares.

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