Jugó en Barcelona, tuvo una gran carrera como DT pero tuvo un doping positivo que afectó su etapa como jugador
Tuvo que atravesar un largo proceso judicial que duró varios años, hasta que pudo demostrar su inocencia.
Fue futbolista y director técnico del Barcelona. Supo construir una gran carrera como entrenador y todavía sigue vigente. Sin embargo, en su etapa como jugador, un doping positivo lo metió en serios problemas.
El control antidoping es una de las grandes pesadillas para cualquier futbolista. Ya sea por una irresponsabilidad o por un error involuntario, un resultado positivo puede terminar en una grave sanción.
Eso fue precisamente lo que pasó a Josep Guardiola, actual DT del Manchester City y exfutbolista del Barça, quien dio positivo en un control realizado en el año 2001, fue castigado y tuvo que atravesar un larguísimo proceso hasta poder demostrar su inocencia.
Qué pasó con el doping positivo de Guardiola
Pep había jugado 11 años con la camiseta del Barcelona, donde fue campeón de la Champions League y llegó a ser el capitán del equipo. Su siguiente paso fue el Brescia de Italia, adonde llegó en 2001.
Luego de jugar dos partidos en el equipo italiano, se le comunicó que había dado positivo en nandrolona, una sustancia que incrementa la fuerza, la velocidad y la potencia, y que favorece el desarrollo muscular de un deportista. Los resultados correspondían a los controles realizados tras los encuentros contra Piacenza y Lazio.
Guardiola fue claro en su descargo: explicó que tomaba suplementos vitamínicos recetados por los médicos. Sin embargo, el Comité Olímpico de Italia (CONI) pidió un año de suspensión. El caso llegó a la FIFA e incluso a la Justicia italiana.
En enero de 2002, la Comisión Disciplinaria decidió castigarlo, pero con una sanción mucho menor: le impusieron cuatro meses de suspensión y una multa de 50 mil euros. En un intento de limpiar su nombre, Pep quiso llevar el caso a la Justicia ordinaria, pero recibió un duro revés: le sumaron 2000 euros de multa y le dictaron siete meses de prisión.
Si bien la pena era excarcelable, Guardiola siguió luchando y apelando, hasta que el caso llegó al Tribunal de Brescia. Recién en 2007, fue absuelto de todos los cargos y declarado inocente.