Qué fue de la vida de Félix Orode, el nigeriano que jugó en San Lorenzo
El delantero nigeriano debutó en un partido importante para los de Boedo y tiene una vasta experiencia en el fútbol argentino.
Su apellido sigue recordándose por los pasillos del Nuevo Gasómetro. Es que la excentricidad que desplegó Félix Orode en su paso por San Lorenzo quedó como una marca indeleble entre los hinchas de un “Ciclón” que hoy intenta recuperar el rumbo de otrora.
Félix Orode nació en Lagos, capital de Nigeria, donde inició su carrera como futbolista. Luego arribó al fútbol argentino, contratado por Marcelo Tinelli para San Lorenzo, en 2009. Pronto se adaptó y se enamoró de Argentina.
Y ese enamoramiento incluyó la formación de su familia. Simultáneamente extendió su recorrido por equipos de ascenso, se recibió de preparador físico y aunque extraña a su familia que quedó en Nigeria se siente un argentino más.
Nueva Chicago, Comisión de Actividades Infantiles (CAI), Excursionistas, Luján, Comunicaciones, Sportivo Barracas, Defensores de Pronunciamiento y Central Ballester son parte de su foja de servicio para ya unexperimentado en el Ascenso.
La historia de Félix Orode
El estreno de Orode fue con victoria por 2 a 0 del “Ciclón”, que liquidó el encuentro con un gol del “Chaco” Juan Manuel Torres tras una asistencia del propio nigeriano. Fueron apenas 13 minutos en cancha, pero marcaron un antes y un después en la vida del atacante.
En cuanto a su llegada a San Lorenzo, manifestó: “En ese momento no conocía al país, pero cuando llegué me di cuenta de que se trataba de un equipo muy grande. Me costó el idioma, la comida, muchas cosas, pero de a poquito me fui adaptando con el apoyo de los más grandes"
"Hoy en día hablo con el “Pipi” Romagnoli, que es un genio, con Pablo Migliore y con Salvador Reynoso. Con el técnico, Diego Simeone, no volví a hablar, pero se notaba la gran carrera que iba a tener”, sostuvo en declaraciones a Proyecto Boedo.
“El debut es algo que siempre voy a tener dentro del corazón. El video se lo muestro a mis hijos. Ese partido lo disfruté al máximo, di lo mejor de mí en esos minutos que me tocó jugar. Todavía los hinchas me lo recuerdan y me llenan de orgullo. Ese día yo no entendía lo que cantaba la hinchada, pero me gustaba y sentía que tenía que saltar y bailar con ellos”, continuó.
No obstante, más adelante no volvió a tener otra oportunidad en la institución: “Ramón Díaz me había dicho que quería que siguiera, pero de repente no me tuvo más en cuenta. Quería traer un delantero".
Y agregó: "Encima ese día no había ido mi traductor, me separaron del plantel y no comprendía nada. Me fui a préstamo a Chicago, donde no se hicieron los papeles como correspondía y perdí dos meses sin jugar”. Allí comenzó su peregrinar por el ascenso argentino.