Diego y la música: el calor de Napoli, las interpretaciones propias y la defensa por lo nacional
Además de un gran futbolista, Maradona fue un gran artista con muchas aristas. Supo ser conductor de televisión, deportista de alto rendimiento y hasta bailarín. Pero una de sus grandes pasiones era cantar. Lo hacía en entrevistas, en momentos íntimos y hasta en la cancha de Boca. Eso sí, siempre con sus genialidades e ideas a veces poco oportunas. Admiró a los músicos argentinos y hasta una vez quiso irse a las manos con Mick Jagger. Cantó con Charly García, los Pimpinela, la ‘Sole’, Rodrigo y Los Piojos, entre otros.
Además de un excelso futbolista, Diego Armando Maradona tuvo una vida atravesada por la música. Su faceta artística tuvo al 'Diez' como conductor de televisión y un gran artista. Las maravillas que supo crear con su exquisita zurda también logró trasladarlas a otros eventos tan poco convencionales como emocionantes.
El vínculo de Diego con la música inicia en la década del 80. Probablemente los recuerdos más frescos sean los que tengan un arraigo popular, como “La Mano de Dios” de Rodrigo en Cuba y el “Marado’ Marado’” de Los Piojos. Sin embargo, ya en Napoli, se lo podía ver como una persona curiosa y divertida con la cultura rítmica.
El primer recuerdo más cercano es el famoso “Life is Life”, que todavía hoy sigue sonando en muchas canchas del fútbol argentino por pedido de los propios futbolistas. En los calentamientos, el Diez solía maravillar a los espectadores moviendo la pelota al compás de la música. Todo ese fragmento es sencillamente bello y poético. Un Diego con un movimiento sin igual y con una capacidad de absorber la centralidad del espectáculo a través de las palmas y el baile.
Los hinchas napolitanos enloquecían con Diego. Era mucho más que ganar tres puntos todos los fines de semana o de ofrecer un gol antológico. El Diez significaba una identificación particular, una cercanía que no lograron tener siquiera con un futbolista italiano. Y ellos se la devolvieron. Es así que luego surge el “Ho visto Maradona. Y Mama, enamorado estoy”.
Sin embargo, la travesía de Diego todavía no termina en Italia. En septiembre de 1986, a pocos meses de haber levantado la Copa del Mundo en México, el Diez mostró sus dotes artísticos y participó de la canción “Querida Amiga”, uno de los temas más famosos de los Pimpinela. “Querida Amiga, tu bien sabes que a veces a pesar de todo, me siento solo…”, cantaba en ese entonces. Toda una metáfora que se podría aplicar a sus últimos días de vida, marcados por la soledad, la angustia y el dolor irreparable por la partida de sus padres Doña Tota y Don Diego.
Luego de estos episodios, llegaban los controvertidos años 90’ para el fútbol argentino. Menemismo, subcampeonato del mundo, dóping en el 94 y una llama de Diego que comenzaba a apagarse en su vida futbolística. En esos años, se inmortalizaba “El Sueño del Pibe”, un bello tango escrito por Reinaldo Yiso, interpretado por Enrique Campos y remasterizado en modo DIOS por Diego. “Vas a ver qué lindo, cuando allá, mis goles aplaudan… ¡seré un triunfador! Jugaré en la Quinta, después en Primera, yo sé que me espera, la consagración”, dice la letra. Bueno, fue como una premonición de un Maradona que la terminó cantando con todos sus objetivos cumplidos.
Y llegaba 1994. El Mundial de las piernas cortadas, la "Gran Traición" de los Estados Unidos y el comienzo de los prejuicios contra Diego, quien ya era una superestrella a la que la muchedumbre le reclamaba curar sus penas a base de goles. El Diez se preparó para ese Mundial como nunca antes. Trabajó a la par del profe Fernando Signorini y trazó la Copa del Mundo del 94 como un nuevo objetivo trascendental para su carrera. En la previa del viaje, un Diego híper sonriente se encontró en el predio de Ezeiza con la sorpresa de dos amigos. Fito Páez y Andrés Calamaro, también en su apogeo musical, le dedicaron unas estrofas de “Salud, Dinero y Amor”, un emblemático tema de Los Rodríguez.
Pero después de eso, la experiencia no fue feliz. Lo que vino fue el doping y el doloroso "me cortaron las piernas" que duró para siempre. Después de esa olvidable historia del 94 en Estados Unidos, lo que quedó fue una pequeña luz de esperanza de un Diego que ya empezaba a sufrir los excesos de su vida privada. Su vida empezaba a volverse mitológica a base de recuperaciones imposibles y milagros solo aplicables en la (in)finitud de su cuerpo. Y ahí aparecían Los Piojos para describirlo de cuerpo y cabeza: "Una revancha redonda en su pie, todo el país con él corriendo va, caen las tropas de su majestad, y cae el norte de la Italia rica. Y el Papa dando vueltas no se explica, muerde la lengua de Joao Havelange".
"Maradó, Maradó" es uno de los temas que mejor representa al Diego Armando Maradona de los 90. Un rock and roll tan sucio y ruidoso como penetrable y perfecto. Mezcla de coros de cancha con guitarras y platillos. "Y la champaña que descorchan hoy, guarden los corchos para un bote hacer. Que viene el río hambre y a sed, y ya no hay goles que den de morfar", sintetiza perfectamente el inagotable Andrés "Ciro" Martínez.
Después llegó el ocaso y su primer piropeo con la "Bella Señora" de la muerte, como suele llamarla Carlos Alberto "Indio" Solari, otro ídolo popular con el que compartió contactos informales. "Ay, Diego..." publicó el artista en sus redes cuando se enteró la muerte del ex Napoli.
La escena casi final en Punta del Este del 2000 obligó a Maradona a marcharse a Cuba para una recuperación "estricta" contra las drogas. La historia es conocida. Aún en territorio cubano, tuvo una vida con fiestas, excesos y hasta situaciones que hoy están siendo judicializadas, como el caso de Mavys Álvarez, la cubana menor de edad a la que el entorno de Maradona la sometía como su "novia". En esa misión de sanación toxicológica que nunca fue, el Diez recibió la visita de Rodrigo Bueno, el poeta que sobreinmortalizó "La Mano de Dios". Ambos sufrieron el vértigo de la fama y las malas juntas, pero supieron abrazarse y conectarse en ese íntimo dolor. Diego le regaló goles, y Rodrigo, una hermosa canción. "Te quiero, Diego", se recuerda a día de hoy como hermoso grito del cuartetero cordobés.
Después de su "recuperación" en Cuba, llegaba "La Noche del Diez" y una versión de Diego más conectada con la realidad. Consciente de su pasado, disfrutando su presente "limpio" y pensando en nuevos objetivos de futuro. En ese futuro cercano, aparecía Soledad Pastorutti para hacer un "Brindis" en vivo en un emocionante y repleto Teatro Gran Rex, en 2006. El Diez se acercó a ver "los diez años de Soledad" y presenció uno de sus temas más conocidos. Agradecido por su convocatoria, la bendijo ante los suyos: "Podemos tener muchas artistas que vienen del exterior, que llenan estadios y hacen barullo. (...) Pero tengamos en cuenta que Sole-Nati (Natalia Pastorutti), Nati-Sole, son argentinas hermano, a morir".
La música y Diego formaron un vínculo tan especial como paradigmático. Canciones dedicadas para él que Diego mismo disfrutó de escuchar e interpretar. Su condición de astro también le permitió conocer a grandes figuras. Sin ir más lejos, tuvo una gran relación con Charly García, quien alguna vez detallaba que lo frenó cuando intentó golpear a Mick Jagger -eso es lo que contó el rockstar argentino-. También conoció a Freddie Mercury, otra figura mundial del pop que falleció el 24 de noviembre de 1991. Fue un año antes de la Guerra de las Malvinas e intercambiaron camisetas de Argentina y Gran Bretaña.
Las últimas canciones en conmemoración a Maradona, dentro de las más conocidas, son las de "La Vida Tómbola", de Manu Chao, en donde asegura que si él "fuera Maradona, viviría como él y nunca se equivocaría", porque "la vida es una tómbola, de noche y de día". Y la última, de las más emocionantes a nivel nacional, es "¿Qué es Dios?", de las Pastillas del Abuelo, donde le agradece al señor "D10S" por "su milagrosa mano" y el "milagro de sus pies", magia pura y celestial que contagió "su risa en todas las fotos de los hijos combatientes". Y una última reflexión bíblica: "Y Jesús dijo me voy, de tácticas ya no hablo; pero un consejo les doy: la pelota siempre al Diez, que ocurrirá otro milagro". Y así lo será, hasta el final de los tiempos.