El neerlandés Quincy Promes fue condenado a seis meses de prisión por su implicación en el tráfico de más de 1.350 kilos de cocaína en dos cargamentos que viajaron desde Brasil hacia el puerto belga de Amberes en enero de 2020.

El futbolista, de paso por Sevilla, no participó del proceso judicial porque, según sus abogados, prioriza sus “obligaciones laborales” sobre la investigación. Debido a su falta de cooperación, la policía nunca pudo interrogarlo y fue declarado en rebeldía por parte del tribunal.

La fiscalía, que solicitó nueve años de prisión, acusa a Promes y a otro sospechoso, que también recibió la pena de 6 años de prisión, de “importar, exportar, transportar y poseer 1.362,9 kilos de cocaína oculta en un cargamento de sal marina procedente de Brasil” y "haber repartido la droga en dos contenedores para moverla en barco por Escalda Occidental (provincia neerlandesa de Zelanda) hasta el puerto de Amberes”.

El año pasado, la Justicia neerlandesa sentenció a Promes a un año y medio de prisión por apuñalar y “causar graves lesiones físicas” a su primo en una rodilla durante una fiesta familiar en julio de 2020. El acusado apeló esta condena y, en un caso civil la semana pasada, se determinó que Promes debe pagar una compensación a la víctima.

El Ajax, equipo para el que jugaba el internacional neerlandés cuando fue detenido en 2020, lo vendió dos meses después al Spartak de Moscú por 8,5 millones de euros más variables, casi la mitad de los 15,7 más variables que pagó al Sevilla, equipo en el que militó durante la temporada 2018/19.