La noticia que revolucionó por estas horas el planeta Racing fue la oficialización de la renuncia, de manera indeclinable, de Miguel Jiménez quien se desempeñaba como vicepresidente segundo de la institución.

Luego de mostrar desavenencias con la actual gestión y las decisiones tomadas, sobre todo en el marco de los últimos dos años, causó sorpresa en la comunidad virtual racinguista su salida. Pero puertas adentro de la institución la sorpresa no fue tal y tiene que ver con una relación que ha tenido idas y vueltas del oficialismo de Racing con el dirigente que en la jornada de hoy oficializó su decisión de irse de la gestión. 

Basta con recordar que Miguel Jiménez inició su relación con el oficialismo desde el arco opositor. Cuando Rodolfo Molina ganó las elecciones del oficialismo, que luego integraría a Víctor Blanco en su estructura, lo hizo imponiéndose ante varias fórmulas que habían presentado para las primeras elecciones de Racing desde que se había caído el gerenciamiento. 

Dentro de esas fórmulas se destacaba la de Daniel Lalín, ex presidente del club, quien tenía como candidato a vicepresidente al mismísimo Jiménez. Por aquel tiempo la diferencias con el oficialismo tenían que ver con la visión del fútbol, y de cómo devolver a la institución a los caminos en los cuales estaba antes de ser antes de estar bajo la tutela del gerenciamiento.

Luego de la primeras elecciones de la vuelta a la democracia allá por 2008, tres años después la fórmula de Miguel Jiménez (con la agrupación Gente de Racing, que antes apoyaba a Lalín) iba a participar de las elecciones del 2011, pero a poco del cierre de las listas decidieron no hacerlo aunque aún seguían siendo parte de la oposición

La interna entre Rodolfo Molina y Pablo Podestá finalmente fue dirigida en elecciones y Gastón Cogorno, candidato del entonces presidente de Racing, se impuso en los comicios y ya adhiriendo a su estructura a un Víctor Blanco que asomaba como vicepresidente segundo.

Finalmente en las elecciones de 2014, y luego de febriles negociaciones hasta prácticamente el momento mismo del cierre de las listas Miguel Jiménez conformó (luego de años de ser oposición) el frente oficialista, junto a Alfredo Chiodini, impulsando la candidatura de Víctor Blanco como presidente de Racing. La fórmula se impuso y durante esos años se vivió el mejor clima entre el flamante vicepresidente y el dirigente que venía en franco ascenso en la “Academia” y que tenía legitimado su puesto de presidente.

Luego de las elecciones de 2017, donde el trinomio repitió la fórmula, se comenzaron a ver pequeñas grietas y desavenencias con el flamante Secretario Técnico del club. Ni más ni menos que Diego Milito. Las diferencias tenían que ver con diferentes visiones respecto a las maneras de armar el equipo  y de designar cuerpos técnicos. Diferencias que se acrecentaron a partir de que Eduardo Coudet dejó de ser el técnico de Racing y entre el manager y la dirigencia debieron tomar la decisión de elegir un entrenador para suplantar a “Chacho”.

Cuando Diego Milito designó a Sebastián Beccacece como el entrenador de Racing, se encontró rápidamente con la oposición de un Miguel Jiménez que consideraba que el saliente entrenador de Independiente no era el más apto para ese momento del club. Inclusive, según pudo averiguar Doble Amarilla, se lo hizo saber en el propio vestuario durante una de sus primeras presentaciones. Algo que fastidió a Milito.

Cabe recordar que a Sebastián Beccacece la había buscado el propio Jiménez para ser el entrenador de Racing en 2016 para disputar la Copa Libertadores, cuando finalmente terminó llegando Facundo Sava al banco de la "Academia".

A partir de la designación del entrenador se agudizaron algunas diferencias en los nombres en los colaboradores y en las maneras de llevar el primer equipo entre el secretario técnico y varios dirigentes. Tales los casos de Adrián “Oso” Fernández, Roberto Torres y el citado Miguel Jiménez.

Diferencias que la pandemia y el encierro hizo menguar, pero cuando se volvió del aislamiento se profundizaron. A tal punto que terminaron decantando en la salida del ídolo de su cargo denunciando diferencias en las maneras, en los modos de gestión, y en alguno de los nombres que estaban designados para los cargos principales en la "Academia".

Luego de la reelección en ese 2020 la relación entre Jiménez y el oficialismo se fue desgastando paulatinamente. En la medida que el tiempo fue transcurriendo, comenzó a participar menos de las reuniones de Comisión Directiva. Asimismo, el vice segundo comenzó a sentir que su palabra no tenía peso ni su opinión tenía peso alguno.

En los dos últimos años una buena muestra de ello fue que Jiménez dejó de participar de eventos, como las presentaciones de futbolistas y sponsors de la institución. Por el contrario, la imagen del otro vice, Alfredo Chodini, ganaba lugar en los mismos eventos en los que Miguel ya no participaba. Por otro lado tenía nula participación en las decisiones sobre refuerzos, entrenadores y responsables del fútbol amateur. El camino de la salida se comenzaba a transitar.

Casualidades del destino o no, mientras el planeta Racing se revolucionaba con la noticia de que Diego Milito puede estar considerando la posibilidad de presentarse en elecciones, y Víctor Blanco le abría las puertas del oficialismo, al negarse a competir mano a mano con el “22”, Jiménez decidió oficializar su salida para dedicarse de lleno a su candidatura en solitario. Algo es cierto, si bien es un hecho que los comicios en el club serán en Diciembre, las elecciones en Racing ya se empezaron a disputar.