Los rincones de Bronnitsy: un recorrido por la ciudad mundialista de la selección en Rusia
Mientras la selección cumplió con una mañana de descanso y una tarde de ejercicios sin visibilidad, este pequeño pueblo de 25 mil habitantes mantiene su costado soviético mientras se mezcla con los colores celeste y blanco.
(Desde Bronnitsy, Rusia) Con 18 horas y media de luz, el pueblo de Bronnitsy es desde ayer la casa de la selección, un lugar donde la tranquilidad es reina y donde "no se vive la locura de Moscú", distante 52 kilómetros de esta ciudad que desde ayer mezcla su costado soviético con los colores celeste y blanco en sus calles y una gigantografía de Lionel Messi.
Desde la calle Sovetskaya y atravesando el río Moscú, esta población de 25 mil habitantes está revolucionada por la llegada de la selección y la "invasión" de cerca de 700 argentinos, entre hinchas y periodistas, que buscan seguir de cerca la actualidad del conjunto nacional.
Desde el viejo estadio, que ya fue reemplazado por uno más moderno y con dos tribunas, hasta el principal mercado, pasando por la plaza principal con el monumento a los caídos en las diferentes guerras, el Museo de Historia, el Mirador, la Catedral, el Campanario, los camiones y tanques exhibidos de la época soviéticas y varios parques que le dan su toque verde son algunos de los paseos obligados en esta ciudad.
"Acá la gente es muy tranquila y vive a un ritmo muy sereno.... nada que ver con Moscú. Y eso también se da a nivel de seguridad: acá en Bronnitsy se puede caminar a toda hora y sentirse seguro", afirma Pavel, un ruso de 52 años que desde que abandonó la capital asegura que su nivel de vida mejoró.
Un fin de semana sin mucho movimiento en la ciudad contrasta con una gran cantidad de argentinos que se desesperan por tratar de ver de alguna manera a los jugadores, esos que pasaron su primer día en Bronnitsy recluídos en el centro de entrenamiento y con una práctica vespertina corta y de movimientos livianos.
A pesar de los 52 kilómetros que lo separan de Moscú, llegar a la capital es toda una odisea porque demanda más de tres horas y media en auto, ya que la congestión desde el sur es una constante. Lo más rápido es llegar a la estación Kotelniki de la línea 7 (violeta) y desde ahí ingresar a la inmensa red de subterráneo que tiene la capital rusa.
Así es Bronnitsy, ese pueblo donde se anidan los sueños argentinos para llegar al 15 de julio y ser uno de los protagonistas de la final en el Estadio Olímpico de Luzhniki.