Pablo Alvarado, nacido el 27 de febrero de 1986 en El Calafate, Santa Cruz, debutó en Primera en 2005 con la camiseta de San Lorenzo, que por entonces tenía como director técnico a Gustavo Alfaro el actual seleccionador de Paraguay. Pero su historia tiene un camino en común con Lionel Messi, referente, figura y capitán de la Selección Argentina. Un detalle poco conocido que se remonta a los días en los que daba sus primeros pasos en el equipo nacional.

Lionel Messi completó una gira con el equipo sub 20, dirigido por aquel entonces por Hugo Tocalli, en el que produjo su debut con la camiseta celeste y blanca en el Estadio Diego Maradona y que luego la agenda mandaría que los llevase hacia Montevideo,

“Después de Paraguay, teníamos que viajar a jugar un amistoso a Uruguay. Nos daban un viático por día cada vez que viajábamos. Me dieron 100 dólares y me dijeron que le diera 50 a Leo. Yo me acerqué a decirle que no tenía cambio", recuerda el exdefensor de San Lorenzo y Racing entre otros clubes. 

Pablo Alvarado (con el dorsal número 4) en la Selección sub20

"‘Si querés agarralos vos y me los das cuando tengas’, le dije. Pero me dijo que estaba bien, que me los quedara yo y que luego se los diera. Pero después no lo vi más. Así que le dormí 50 dólares a Lionel”, completó Alvarado entre risas, que contó que nunca más volvió a hablar con el actual capitán de la albiceleste.

Cómo fue el debut de Messi en la Selección Argentina

El 29 de junio de 2004, en La Paternal, la Selección Argentina disputó un amistoso y dio comienzo a la historia de la "Pulga" con la camiseta celeste y blanca. De esta manera, el nuevo elegido ya no podría ser seducido por la Federación de España, el gran temor de Julio Grondona.

Para evitar que el futuro ídolo terminara disputando un Mundial con la camiseta de la “Furia”, en lugar de la albiceleste, un llamado desde Buenos Aires a la familia de Messi concluyó con Lionel jugando un amistoso sub 20 frente a Paraguay en la cancha de Argentinos Juniors, el mismo club donde había debutado en primera años antes Diego Armando Maradona.

En esa época, bastaba un partido oficial en una selección juvenil para que ese futbolista luego no pudiera actuar en la mayor de otra asociación. Doscientas personas se bancaron la llovizna. Con el tiempo se creó el mito: hoy hay cientos de porteños que dicen haber estado esa noche del debut de un muchacho de 17 años recién cumplidos, que entró en el segundo tiempo, marcó un golazo pero hizo algo más importante: puso su firma en una planilla oficial de la FIFA que hoy está archivada en Zurich.

“¡Calentá, pibe! ¿No querés jugar?”, le dijo Gerardo Salorio, el emblemático preparador físico de las juveniles, al pibe de flequillo. Los suplentes de Argentina se movían dentro de la cancha durante el entretiempo de un partido desparejo:

 Argentina ganaba 4 a 0. Hugo Tocalli, el técnico, había ordenado dos cambios para la segunda etapa: saldrían René Lima y Matías Abelairas, dos juveniles de River, y entrarían Franco Miranda, también de River, Messi del Barcelona.

A los 35 minutos, cuando Argentina ya estaba 6 a 0 y no había manera de que se le escapara la Copa Centenario de la Asociación Atlética Argentinos Juniors llegó su primer beso a la red. El pibe de La Masía recibió la pelota sobre la izquierda del círculo de la mitad de la cancha, la controló con la zurda y cambió de velocidad; dos paraguayos lo vieron pasar cerca sin poder detenerlo. 

Messi ya tenía en la mira a Marco Almeda, el arquero. Amagó gambetearlo por la derecha pero se le fue por la izquierda y, con el arco ya libre, hizo una última corrección antes de asegurar el tiro, en la entrada del área chica. Gol. Fue el nacimiento de una hisgtoria de amor que aún hoy se escribe en celeste y blanco