El exjugador opinó en una columna en www.lanacion.com, que “la marcha de Bauza solo sumaría confusión y obligaría a contratar un nuevo técnico sin el indispensable debate previo”. Además habla del cuco de no ir al mundial: "Tendemos a creer que no ir a un Mundial es la muerte del fútbol argentino, sin darnos cuenta que ya está muerto como concepción del juego”, sentenció. Lee la columna de Diego Latorre.

Edgardo Bauza debe continuar al frente de la selección argentina, incluso aunque su nombramiento no haya sido obra de las nuevas autoridades de la AFA y aun arriesgando la posibilidad de quedar afuera del Mundial de Rusia 2018.

Sé que es una opinión a contramano del pensamiento de la mayoría, aun de aquellos que en su momento saludaron con entusiasmo la llegada del actual técnico al banco argentino. Pero justamente por esto creo imprescindible expresarla sin ambigüedades.

Hay varias razones que me llevan a esta conclusión. En líneas generales, porque defiendo que los proyectos deben sostenerse en el tiempo, pero este caso posee además sus propios condimentos.

El primero es que nuestro fútbol necesita continuidad. En la Argentina padecemos la enfermedad de lo instantáneo. Los veredictos cambian de un día para el otro llevándonos a una senda de improvisación permanente con consecuencias nefastas. La superficialidad, el abandono, la poca importancia que se le da a lo que se firma alimentan una bola imparable que en algún momento habrá que cortar para darle un marco de seriedad a las decisiones que se toman.

La elección de un entrenador suele regirse por esas normas. Cuatro amigos se juntan en un bar, tiran nombres arriba de la mesa según el gusto de cada uno, la cara de los candidatos, sus éxitos recientes o de acuerdo a lo que pretenda el poder de turno, y se toma la determinación sin más, de un modo muy amateur e irresponsable, apenas en función de los cinco partidos que hipotéticamente va a estar ese entrenador en su cargo. Ya va siendo hora de darse cuenta que ese camino no va más.

Si empezáramos a respetar los procesos estoy seguro que la elección de un director técnico sería mucho más responsable y criteriosa. Quizás, de ese modo hasta podría lograrse que se les pidiera opinión a personas capacitadas, idóneas, a especialistas con convicciones firmes y un conocimiento profundo del fútbol y de las características que debe poseer un entrenador para llevar adelante un proyecto. La capacidad de tomar decisiones no está al alcance de cualquiera, en ningún oficio. Tampoco en el fútbol, aunque todos nos creamos en condiciones de debatir y ser dueños de la verdad.

La marcha de Bauza solo sumaría confusión y obligaría a contratar un nuevo técnico sin el indispensable debate previo que nos debemos -y que debería comenzar ya mismo- sobre qué queremos y hacia dónde vamos en nuestro fútbol. Dicho de otra manera, seguiríamos atándolo todo con alambres.

Es cierto que hasta ahora el rendimiento del equipo no ha sido el esperado y que, si continúa, a Bauza le quedará por delante una difícil tarea. Deberá tener la claridad suficiente para saber qué quiere que el equipo exprese dentro de la cancha y darles contención y seguridad a los jugadores mientras busca las variantes que considere propicias. Con o sin cambios de nombres, pero también efectuando sin temblar las modificaciones que esté convencido que hagan falta. En definitiva, esa es su potestad y debe ejercerla sin nada ni nadie que lo condicione.

Por supuesto que mantener al técnico en su puesto en la actual situación implica un riesgo, el que indirectamente nosotros mismos provocamos al actuar sin ideas, sin rumbo ni verdadera visión de futuro, con los dirigentes dedicados a pelear en la jungla. Pero considero que es necesario asumirlo.

Tendemos a creer que no ir a un Mundial es la muerte del fútbol argentino, sin darnos cuenta que ya está muerto como concepción del juego, tomado por un negocio que ni siquiera es bueno porque ha permitido el asesinato para repartirse apenas unas chirolas. La distorsión de la escala de valores es tal que consideramos tragedia deportiva no clasificarnos a un Mundial, porque nadie quiere pagar el costo político de cuestiones que guardan relación con la competencia, cuando mucho más trágico es todo lo que nos está pasando de un tiempo a esta parte. También por eso nuestro fútbol pide a gritos una refundación de verdad, con personas responsables e interesadas en enriquecerlo y mejorarlo como juego.

En semejante contexto, mantener a Bauza en su cargo tendría a largo plazo el efecto de empezar a convalidar las ideas y de asumir las responsabilidades. ¿Que quizás en el camino tenemos que despedirnos de ir a un Mundial? Bueno, ya vendrá otro.ß

Para Latorre, Bauza debe seguir aún con el riesgo de quedar fuera del Mundial