Rodrigo De Paul, el “enano peleador” de Racing que se convirtió en el socio preferido de Messi
De ser resistido en las divisiones inferiores de la Academia a transformarse en una voz de consulta permanente de la Pulga. De experiencias discretas en el fútbol europeo a ser un mediocampista inamovible para Lionel Scaloni. Es la rueda de auxilio de Paredes y Lo Celso, el cómplice preferido del atacante del PSG y hasta el abastecimiento de los de arriba. De Paul, la gran aparición que no deja de sorprender en la Selección.
"Es un jugador importantísimo por lo que genera dentro de la cancha. Es importante en este ciclo. De a poco nos fuimos conociendo y me siento muy bien jugando con él". Esto declaró Lionel Messi sobre Rodrigo De Paul el 13 de junio, un día antes de que la Selección Argentina enfrentara a Chile por la primera fecha del Grupo A.
Previamente, los dirigidos por Lionel Scaloni habían quedado igualados en dos partidos por Eliminatorias ante Colombia y Chile. Luego, en el primer duelo copero con el conjunto trasandino, el combinado albiceleste volvió a empatar. En los tres casos, había arrancado con ventaja, pero no pudo mantener el resultado.
Un 10 de junio, en un contexto de dudas y críticas por el funcionamiento de la Selección y su falta de seguridad para cerrar los partidos, apareció un Instagram Live donde Rodrigo De Paul declaró lo que parecía imposible. Con una cerveza en la mano y ya con un tono bastante alegre por los efectos del alcohol, el entonces jugador del Udinese de Italia, suelto de cuerpo, lanzó: “A vos te lo digo, hoy, 10 de junio, vamos a ganar la Copa América. Vamos a ganar la Copa América 2021 en Brasil y vamos a quedar en la historia… para toda la vida".
Todo aquel que conoce a De Paul, antes de describir sus cualidades futbolísticas, suele decir entre risas: “Es un caradura”. Lo mencionan los que lo tuvieron de pibe en divisiones inferiores y hasta el propio Messi, que en una entrevista en 2019, en pleno rearmado de la Selección rumbo a la anteúltima edición de Copa América, afirmaba con una sonrisa cuando le preguntaban si el ex Racing era el más “atrevido” del grupo.
De Paul es el rebelde de barrio que se tuvo que adaptar a los moldes del fútbol profesional. Fue un trabajo que le costó mucho en Racing y que hoy le terminó dando frutos. Pasó de ser el volante guapo de la banda izquierda al motor de la mitad de la cancha que muestra el templo para recuperar la pelota, virtud para asociarse y hasta creatividad para generar situaciones de peligro.
En prenovena de la Academia, cuando De Paul daba sus primeros pasos, los entrenadores lo miraban de reojo por su contextura física y su particular irreverencia a la hora de tener que obedecer una orden. Menos uno. Ese entrenador se llama Carlos Lema, su máximo protector y también pilar fundamental para la carrera de Alejandro 'Papu' Gómez, otro que es bien considerado por Lionel Scaloni.
"¡Pero sacalo a ese enano peleador!", “No los vas a poner de nuevo a los chiquitos esos que te gustan a vos” , son algunas de las frases con las que tuvo que lidiar Lema durante la etapa de De Paul en Racing. En diálogo con el periodista Matías Petrone para el medio Identidad Racinguista, el formador contó las resistencias que tuvo y su apuesta permanente por un Rodrigo que por momentos se tornaba inmanejable.
“Cuando me decían que lo tenía que dejar libre, era por su carácter. Nadie dudaba del talento que tenía”, declaró Lema. Incluso, le llegó a decir de frente: “¿Vos querés que te mate, Rodrigo? Soy el único que te defiende, me vivo peleando con todos por vos, cada dos por tres te quieren rajar y yo te pongo siempre”.
Y sobre este punto, planteó: “Los chicos tienen que responder a los mandos, pero no tienen que ser sumisos. Hay técnicos que si un chico los confronta un poco, ya se lo quieren sacar de encima, no los quieren. Yo no, al contrario. A mi dame a los vivos”.
Algo así vivió Scaloni con las primeras convocatorias de De Paul. Antes de ser lo que hoy es, el ex Racing jugaba en el Udinese de Italia, un club poco observado en el plano local. Fue tras alejarse del Valencia, donde no pudo brillar. Además, debió volver al fútbol argentino antes de una nueva experiencia europea.
Ramón "Monchi" Medina, otro que tuvo a De Paul en Racing en sus inicios, le contó a Doble Amarilla: “Lo conozco desde que se jugaban los torneos de baby promocionales, que es cuando recién arrancan los chiquitos a competir. Jugaba para la 94 y la 93. Pasaban los años y se iba haciendo importante para su equipo. Rodri siempre estaba molestando con la pelota y era muy divertido, se hacía querer mucho. Tenía un talento particular y era siempre el motor del equipo. Era un todoterreno”.
“En Juveniles, por ahí tuvo algunos procesos donde quizá le empezó a costar un poco, más que nada por el físico. Él siempre fue de contextura flaquita. En ese momento, el fútbol era muy físico y los clubes apostaban a los jugadores grandotes. Tuvo que ir al banco y alternar con algunos o tuvo que jugar en otra posición para no ir al choque en el medio. Pero nunca dejaron de saber que era un futbolista para apostar”, agrega Monchi, ratificando los dichos de Lema.
Es usual que en el fútbol argentino aparezcan los grandes talentos que luego terminan de pulir sus capacidades en Europa. Uno de los casos más paradigmáticos es el de Sergio Agüero, que pasó de ser el atrevido de Independiente al mediapunta letal/delantero de área de Atlético Madrid y Manchester City.
En Europa, además de posibilidades, hay obligaciones. Encarar y ser guapo no es una prueba suficiente para dar la talla. Muchos futbolistas sufrieron esos ribetes y tuvieron que adaptarse o, en el peor de los casos, volver. Juan Román Riquelme, probablemente uno de los enganches más exquisitos que tuvo el fútbol argentino, padeció esta experiencia ante la mirada de un inflexible Louis van Gaal que le pedía orden táctico en Barcelona.
En el caso de De Paul, el orden y el equilibrio los vio como una posibilidad para ascender y proyectarse como un jugador más completo. Anclado en la banda izquierda en sus inicios en Racing y Valencia, el oriundo de Sarandí pasó a ocupar el mediocampo en el Udinese, un fútbol en donde no apremian los extremos y se destacan los volantes de oficio.
Todo ese oficio que volcó en la Serie A fue prueba suficiente para Scaloni, un entrenador que se desvive por mezclar buen pie con trabajo físico en la mitad de la cancha. Además, se trata de un sector donde Argentina no encontraba el funcionamiento adecuado desde el ciclo de Gerardo Martino, cuando se destacaban Ever Banega y Javier Pastore, dos volantes talentosos pero sin ese rigor que es necesario para el fútbol moderno. Hoy el combinado albiceleste juega con tres enganches que Europa convirtió en volantes mixtos. Son los casos de De Paul en Racing, Leandro Paredes en Boca y Giovani Lo Celso en Rosario Central, en ese entonces mayormente ligados a la vocación ofensiva.
Entran y salen juntos en cada partido de la Selección Argentina, sobre todo en el entretiempo. Cuando Messi ve algo que no le gusta, se lo marca y De Paul asiente con la cabeza para corregirlo. Se lo vio en el último partido con Uruguay, pero también se conoció un diálogo directo en el entretiempo contra Ecuador por Copa América, cuando Argentina ganaba 1-0 sin brillar en la cancha. “Jugamos mucho por izquierda boludo, hay que aprovechar que hicimos el gol”, lanzaba el capitán argentino.
La conexión entre ambos es evidente en el campo de juego. Y cada día es más claro que Rodrigo De Paul llegó para quedarse en la Selección Argentina. Pasó de tener discretas conversaciones a contar con diálogo directo con Messi para ordenar la mitad de la cancha. A su vez, es la dupla que mayor sinergia muestra en cuanto a estadísticas. Según la cuenta OptaJavier, hasta el partido con Uruguay, Messi le dio 91 pases a De Paul y el ex Racing 112 al actual Barcelona en las Eliminatorias, cifras que marcan que no hubo ninguna dupla con tanta conexión y dinámica. Durante la Copa América, con menor cantidad de partidos, la Pulga le entregó 35 pases y De Paul 51 durante todo el torneo, estadísticas que no alcanzaron otros dos jugadores.
Sin embargo, una de las virtudes más elementales del oriundo de la Academia es la recuperación de la pelota. Junto con Cristian 'Cuti' Romero, en el friccionado duelo frente a Perú dio una clase magistral de asumir riesgos y resolver con satisfacción. En esa victoria ajustada, De Paul recuperó 10 balones y fue eje central en el gol de Lautaro Martínez, donde previamente asistió a la perfección a Nahuel Molina Lucero para que pueda lanzar un centro venenoso a espaldas de Carlos Zambrano.
No obstante, la virtud más alentadora de De Paul es que sabe jugar sin Messi. Si bien es su primera opción, también encuentra otras alternativas. Lo hizo en la propia final de Copa América con Ángel Di María y lo mostró en el último partido frente a Uruguay con asistencias de manual para Lo Celso y Lautaro Martínez, sin mencionar la permanente búsqueda de espacios para encontrar a Messi de frente al arco.
El último gol de De Paul en el estadio Monumental y su consecuente ovación fue el premio para un futbolista que viene haciendo un trabajo que cada vez es menos silencioso para los argentinos. Quizás no es el jugador más exquisito técnicamente, pero sí es uno de los más importantes en lo táctico. Es fuerte para defender, ágil para la recuperación, simple para la asociación y, cuando se enciende, criterioso y creativo para la elaboración de juego. No es un jugador total ni tampoco forma parte de una elite selecta, pero es de esos que nacieron para ponerse la camiseta de la Selección Argentina. Y no es poca cosa.