Dentro de la historia de Ayrton Senna, tres veces campeón de Fórmula 1, leyenda del automovilismo, aparece un importante protagonista argentino, caratulado como el más odiado por el oriundo de Sao Pablo, con quién compartió sus inicios en las pistas.

Para llegar a ser campeón, según cuentan en la miniserie de Netflix sobre su vida, Senna debió imponerse ante sus competidores, entre ellos, Enrique Mansilla, quién descolló en las pistas y se presentó como un oponente de juste para la hoy leyenda de la “máxima”. 

Mansilla llegó al automovilismo a traves de un anuncio de la revista Corsa, que comunicó que Jorge Omar del Río brindó una escuela para capitarse en el automovilismo. Tras coronarse como uno de los mejores pilotos, inició su travesía detrás del volante, en los que se encontró con el brasileño, convirtiéndose en uno de sus rivales en las jóvenes escuderías.

Con Senna se comenzó a codear en 1981 al compartir equipo: "Con Ayrton gané y perdí. Yo salí campeón de uno de los campeonatos y Ayrton gano el otro. También nos juntamos en un mini campeonato qué él ganó por sobre mí”, recordó Mansilla en diálogo con TN.

"Los comienzos con Ayrton fueron complicados por su estilo de manejo traído del karting. Para la época era un adelantado. Sin embargo, era tan peleada la cosa que el propietario nos separó para representar a la marca en distintos campeonatos. Quería cesar nuestras peleas en la pista y las fuertes discusiones después de cada carrera”, completó Enrique. 

En el Mallory Park, en Reino Unido fue la última vez que el argentino y el brasileño compartieron equipo: “Gané y Ayrton perdió. Se enojó y mostró lo que más adelante en su carrera dejó bien claro: ganaba o ganaba. Era muy cabrón", sentenció.

¿Qué ocurrió con Enrique Mansilla en la Fórmula? 

La Guerra de Malvinas fue lo que marcó el antes y el después de Mansilla en su andar por el automovilismo. Las cuestiones políticas y sociales emparentadas con la Guerra le impidieron progresar económicamente al argentino que estaba destinado a continuar con su competitividad con el brasileño en la Fórmula 1.

Una vez consumada la Guerra de Malvinas, los argentinos que vivían en el exterior sufrieron un congelamiento de sus cuentas bancarias. Tras ello, Mansilla no podía recibir dinero por parte de sus patrocinadores y eso perjudicó su estadía en la máxima categoría.

Justamente, en 1986 decidió retirarse de la actividad y siguió vinculado al automovilismo como vendedor de autopartes y, actualmente, como consultor para diferentes escuderías.