(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) En Huracán pintaba bien, muy bien. Gonzalo Martínez ya empezaba a ser el "Pity" con la "10" del Globo. River lo pagó muy bien para ser enero de 2015, con el dinero valiendo otra cosa. El Pity se convirtió "en el jugador de los 40 millones de pesos", así como Lucas Pratto es hoy "el jugador de los 14 millones de dólares". Le costó al principio, pero hoy el "10" de River es intocable. Intocable de verdad. Posición que reafirma con su naciente etapa en la Selección Argentina, que incluyó un gol en su primer partido en la albiceleste, ante Guatemala.

Tuvo que saber lidiar con la exigente platea de River que no le da tiempo a nadie. Tanto que llegó a ser silbado y cada vez que entra en alguna meseta (habituales en su carrera) de dos o tres partidos, pasan dos cosas: recibe el correctivo de la gente de River: "Pity en modo 2015", "¿Qué le pasa al Pity?", "Dale que tenés la 10, Pity" y aparece un Superclásico en el horizonte que hace subir sus acciones hasta el cielo. Pasó de nuevo ahora, aunque ya venía levantando su nivel. Y parece que ahora sí, el lazo se ha fortalecido a tal punto que ya nadie volverá a dudar del "10". Aunque él mismo salió a pedir banca, luego del Superclásico.

Convivió en sus primeros tiempos en River con Leo Pisculichi, intocable desde la Copa Sudamericana 2014, luego debió hacerlo con Andrés D'Alessandro para muchos hinchas ídolo de River o jugador-insignia y, ahora, le llegó el turno de "pelear" con Juan Fernando Quintero, jugador fino, de los que más gustan a la exigente Platea San Martín. Con todos sobrevivió. Incluso, van un par de mercados de pases que parece que se va y se queda. 

Hay un dato concluyente: el equipo al que Martínez más le marcó desde que está en River, es decir, 3 años y 9 meses, es Boca. Le hizo tres goles: uno de penal, dos de volea y dio dos asistencias. Con el dato que en los tres casos sirvieron para abrir el partido y el "plus" que ninguno fue en el Monumental. O sea, siempre aparece en las más "bravas". Las asistencias tampoco fueron en Núñez.

La buena estrella del "Pity" ante Boca empezó en el Superclásico por la Copa Libertadores 2015, en la ida. Él se inventó el penal que Marín hizo de puro torpe. Con ese penal, Carlos Sánchez puso el 1-0. Luego, en La Bombonera, el 14 de mayo de 2017 dibujó un auténtico golazo de volea, tras un centro llovido de Sebastián Driussi desde la derecha. Ese partido fue 3-1 para el "Millo", con un gran partido del "10", que también hizo la asistencia para el 2-0 de Lucas Alario.

Luego, llegó la Supercopa en Mendoza. Y Martínez convirtió, con mucha frialdad, el penal que le hicieron a Nacho Fernández y encaminó la victoria de River, que se terminó por cristalizar con el 2-0 que marcó Nacho Scocco, tras una gran asistencia suya. 

El último capítulo de la saga del Pity ante Boca se dio el pasado domingo. Volea descomunal para aprovechar la buena fortuna de un rebote a favor y caño de antología a Leonardo Jara. Todo en los menos de 25' que jugó. El Pity lucía rápido, voraz, brillante, pero la lesión lo dejó sin Superclásico. Lo hecho por él alcanzó para que River siente las bases de una nueva victoria en la cancha del rival de toda la vida.

En Núñez varios exclaman que desde los tiempos de Ariel Ortega no hay un "10" tan gravitante contra Boca como el ex Huracán. Rápido, veloz, con golazos, gambetas, caños y personalidad. Martínez se ha convertido en el jugador más gravitante del "Millo" ante el "Xeneize" en una década y lo hizo a fuerza de su fútbol, el mismo que la cuestionada Platea San Martín más de una vez puso en tela de juicio.

Sin embargo, ya se puede intuir que en el duelo ante Independiente, por la revancha de los cuartos de la Copa Libertadores, que será el reencuentro de River con su público, sonará bien fuerte y alto el hit que nació al calor de un domingo a la nochecita de alegría Superclásica, con catarata de memes incluída. Incluso en la exigente Platea San Martín de la galera y el bastón se escuchará, fuerte y claro: "El Pity Martínez/Que Loco que está". Y se lo ha ganado en buena ley, en la cancha y logrando revertir todos los prejuicios y críticas que alguna vez han pesado contra él. Parece, eso sí, que ya no más.