Hoy se cumplen 10 años del descenso de River, el momento más triste de su historia y donde el club tuvo que reconvertirse para encontrar una respuesta inmediata en medio de una crisis deportiva e institucional.

A pesar del momento de tensión, el Millonario salió a flote y, en una campaña muy ajustada y con grandes competidores, logró salir campeón de la B Nacional edición 2011-2012. Fue en la última fecha ante Almirante Brown, pero hubo un proceso de un año de por medio.

En ese marco, conversó Alejandro Kohan con Doble Amarilla, actual preparador físico de Hernán Crespo en Sao Paulo y parte del cuerpo técnico de Matías Almeyda para lograr el ascenso con los de Núñez. Recordó las vivencias y enlazó ese pasado triste con la felicidad del presente: “El crecimiento de River fue producto de un quiebre que dejó muchas enseñanzas”.

- DOBLE AMARILLA: ¿Cómo fue el inicio de toda la reconstrucción de River tras el descenso?

- ALEJANDRO KOHAN: Fue un momento donde hubo un enorme compromiso de todo el plantel, junto con la vuelta del Chori (Domínguez) y Fernando (Cavenaghi), que fueron muy importantes. Todos los empleados del club estuvieron comprometidos en ayudar desde su lugar para que River vuelva lo más rápido posible. Se vivía un clima de mucha intensidad a nivel emocional, principalmente por el dolor de lo que significó descender y de las ganas de todos de colaborar para que el proceso de retorno fuera lo más rápido posible.

- DA: ¿Cómo llegó a formar parte del cuerpo técnico?

- AK: Yo estuve en River como profe antes, pero en la época de (Daniel) Passarella como entrenador. Volví al club para trabajar con Matías Almeyda. A Matías ya lo conocía porque lo tuve como futbolista en el Parma de Italia. Obviamente que para mí fue un honor que me convoque para su primera experiencia. Él dejaba los botines y a los 15 días pasaba a ser entrenador en el momento más difícil de la historia.

- DA: ¿Lo tomó como un honor? ¿No tuvo un debate interno de sumarse al club en un momento tan delicado?

- AK: No, cero dudas. Soy socio, hincha y lo llevo en mi sangre. Si tenía que inmolarme, me inmolaba, hasta las últimas consecuencias. Yo estuve como espectador junto a mi familia en el día del descenso ante Belgrano. Nacimos en el barrio, a tres cuadras del Monumental. Por eso fue para mí un honor y una oportunidad de Dios poder volver y colaborar con el club.

- DA: ¿Con qué plantel se encontró? Es decir, si bien fue un equipo que descendió, terminó siendo más por la consecuencia de los promedios que por el desempeño en el terreno de juego…

- AK: Los jugadores tenían muchísimas ganas de revertir la situación en el menor tiempo posible. Hablamos de un River que en un momento estuvo primero en ese campeonato que desciende, e incluso después peleó clasificaciones a la Copa Sudamericana. El sistema de los promedios muchas veces genera este tipo de situaciones que te condenan. Los jugadores siempre estuvieron comprometidos. Después, en el segundo semestre se sumaron David (Trezeguet) y Leo (Ponzio) y fueron de vital importancia en los últimos seis meses. Fue un campeonato durísimo de un año, de los que ya no se juegan en Argentina. Tuvimos que recorrer la Argentina a lo largo y ancho del país.

Alejandro Kohan, en una jornada de entrenamiento junto a Matías Almeyda

- DA: ¿Tenía conocimiento del Ascenso en ese entonces?

- AK: Yo nunca había trabajado en la B Nacional. Es una categoría muy dura y lo particular es que la que le tocó a River fue mucho más complicada. Habían equipos que eran muy buenos y con el agregado de estar River, que genera un plus. Todos nos salían a jugar a matar o morir porque era el partido de su historia. Era muy duro, realmente. Es una categoría de mucho contacto físico y a veces te encontras con campos de juego que no eran los ideales para desplegar el juego del equipo.

- DA: ¿Cómo fue el apoyo de la gente para este momento?

- AK: El apoyo de la de gente fue conmovedor a lo largo del país. En cada lugar que íbamos había un apoyo incondicional. Yo por edad había vivido el campeonato del 75, donde habíamos salido campeones tras 18 años de sequía. Me hizo acordar un poco a eso, a una tremenda movilización popular.

- DA: Recuerdo que Cavenaghi, al principio del campeonato, donde River en un momento tuvo una seguidilla de empates, dijo: “No hay que comerse el cuento de que el equipo va a meter cinco goles todos los partidos, eso ya no existe. Sólo el Barcelona hace eso”. Viéndolo ahora, ¿coincide?

- AK: Tal cual. Sabíamos que cada partido se presentaba un nivel de dificultad muy alto, porque todos los rivales sacaban un plus. Por eso muchas veces los partidos eran parejos. Fue difícil sacar una diferencia de puntos. Estuvimos hasta la última fecha para poder ganarle a Almirante Brown de local y esperar resultados favorables. Fue duro todo el torneo y todo el año, era mucha demanda física y emocional para todo el plantel.

- DA: ¿Les rondó por la cabeza en algún momento el miedo de no lograr el ascenso?

- AK: Todos teníamos la convicción, desde los jugadores hasta Matías, que fue el piloto de tormenta porque había que sentarse en el banco de River en ese momento, que lo íbamos a lograr. Pero también éramos conscientes de que iba a ser una travesía muy dura y larga para lograr el objetivo. La anteúltima fecha fue durísima para nosotros, porque perdimos con Patronato cuando los hinchas esperaban gritar campeón en ese momento y copando Santa Fe. El último partido lo jugamos con una tensión en la que teníamos claro que no podíamos dejar ningún error al azar.

- DA: ¿Pudieron trabajar con normalidad en la semana? ¿Faltaron recursos?

- AK: Nunca tuvimos complicaciones. Tuvimos el apoyo de todos por igual, tanto de River como institución como de la gente, y fue muy importante para el logro.

- DA: ¿Fue su mayor logro como preparador físico? ¿O lo toma como el más significativo?

- AK: Fue el año que viví con mayor intensidad emocional, porque era pedirle hasta a Dios que se cumpla el objetivo de que River vuelva a Primera. Había mucha responsabilidad de todos, porque si no lográbamos el objetivo, hubiese sido muy muy difícil. Pero también fue el año de reconstrucción. Cuando uno pasa sufrimientos muy grandes, y le pone el pecho a las balas, puede encontrar nuevos horizontes para crecer y mejorar. Creo que fue la plataforma para que vinieran los enormes éxitos que terminó logrando Marcelo (Gallardo) con los distintos planteles. Fue un momento de mucha fortaleza, creo que fue un antes y un después para el club. El crecimiento de River fue producto de un quiebre que dejó muchas enseñanzas.

- DA: ¿Cuándo sintió que River estaba para quedarse con el ascenso?

- AK: Lo sentí de entrada cuando se sumaron los más importantes. De entrada tuvimos la llegada del Chori y de Fernando, transmitiendo liderazgo desde el primer momento. Después se redobló con la llegada de David y de Leo Ponzio. Lo mismo (Jonatan) Maidana, todos pilares fundamentales anímicos y sostenes del tránsito de la B Nacional. Yo tenía confianza total en lograr el objetivo, lo que sí tenía claro es que íbamos a sufrir por momentos. Nos tocó de perder con Atlético Tucumán, Boca Unidos en Corrientes… River siempre fue un equipo que atacaba y proponía, pero muchas veces un contragolpe nos hacía empatar o perder, aunque fueron muy pocos por suerte. También hay que recordar que en esa campaña hubo equipos muy competitivos como Quilmes, Instituto, Rosario Central, Gimnasia, Huracán. Ferro también en su momento con Mario Gómez, todos muy complicados.

- DA: ¿Lo mejoró profesionalmente la experiencia River?

- AK: Si, pero sobre todo abrió mi mapa mental para darle importancia a los entrenamientos que van vinculados con lo emocional, por todo lo vivido. Terminé de tomar conciencia lo que es la parte emocional, va a la par con lo físico. De hecho, te diría que lo emocional muchas veces es lo que hace la diferencia. Creo que va a pasar el tiempo y nunca voy a vivir una experiencia de estas características. Creo que a todos los que nos pasó por el cuerpo nos marcó, porque tuvimos que poner el cuerpo a una situación muy delicada.

- DA: ¿Esperaba que Gallardo lograra tanto?

- AK: Lo de él y su cuerpo técnico me genera una valoración y una admiración enorme. Hoy River sigue siendo el equipo más importante y competitivo del continente. Habla también de un gran trabajo de la institución con Marcelo a la cabeza.

- DA: ¿Se ve teniendo una nueva etapa en el club?

AK: Mirá… tuve la bendición de Dios de ser preparador físico del plantel profesional en dos oportunidades diferentes. Confío mucho en que la vida o Dios te van poniendo en ciertos lugares. Si se dispone en algún momento, me encantaría. De todos modos, como hincha del club, deseo que Marcelo siga trabajando, porque es el ciclo más importante de la historia del club. Si en algún momento se da que tengo que volver al club, obviamente que lo  haría, porque lo amo. Hoy lo miro como hincha y como espectador. Cuando voy a Buenos Aires suelo acercarme al club, mi hija de hecho patina ahí. Hoy estoy del otro lado y disfruto del ciclo Gallardo como espectador y como hincha.