El River de Gallardo, un equipo de época
Ya van casi cinco años de un ciclo que ya dejó 10 títulos con salvedades no menores: nunca necesitó de penales para llevarse el título y ha sabido hacerlo con equipos totalmente distintos. Con el plus, ineludible, de haber eliminado a Boca cada vez que se lo cruzó. ¿El denominador común? El DT y el capitán, que empuja desde dónde le toca. Los pilares de un River que sigue marcando un quiebre en la historia centenaria de la institución de Núñez.
(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La mística no es de los clubes. Es de los equipos. Y ElRiverDeGallardo, así, escrito todo junto y de un tirón, como se escriben los equipos con nombre y apellido, la tiene. Y de sobra.
Los números hablan por si solos: 10 títulos en menos de 5 años, 7 en el plazo internacional y con cambios constantes de jugadores. Sólo uno de los 18 que ayer tenía River disponibles para jugar contra Athletico Paranaense ganó los 10 títulos de River: Leonardo Ponzio. Los otros dos "longevos" ya no están: Maidana se fue a México y Mora debió elegir el retiro forzado. Después, todo reinvención del "Muñeco", el hacedor del equipo.
Y la manera no es menor. River jugó 10 finales en este ciclo dorado de Gallardo, uno de los más relevantes de su historia, en números, en el top 3 cómodo y en juego algunos escalones por debajo del glorioso binomio 1996/97 de Ramón Díaz, pero mucho más sostenido en el tiempo, pese a que se desarmó y se volvió a armar mucho con los años. Para muestra, la Recopa. En los tres títulos que consiguió en este torneo, el equipo jamás se repitió. Y eso dice mucho.
La primera final fue ante Atlético Nacional y la ganó 2-0, tras igualar un durísimo empate en Medellín. Luego, lo sufrió San Lorenzo (dos victorias 1-0), después llegó Tigres, al que despachó 3-0 (tras igualar en México) y, por la Suruga, otro 3-0. La Recopa ante Santa Fe, fue 2-1 en Núñez, luego de un 0-0 duro allá y la Copa Libertadores 2018, ante Boca, fue 2-2 en La Boca y 3-1 en Madrid.
Esta Recopa marcaba otra dificultad: había que remontar la final. Por primera vez, River llegaba a una instancia definitiva con el rival jugando con el resultado del empate a su favor. Y fue otro 3-0, como para no dejar duda. En un RiverDeGallardo que en los 10 títulos que consiguió estos años, en ninguno de ellos necesitó de los penales para llevarse la Copa. Sí de un alargue, en Madrid, ante Boca. Y marcó 2 goles en ese tiempo. Impresionante.
Tiene un hijo llamado Boca
Otro dato que habla de un "equipo de época" es que cada vez que enfrentó a su máximo rival, se llevó la victoria. Fueron 3 series a doble partido y una final a partido único: 3 juegos en La Bombonera, 2 en el Monumental, uno en Mendoza y uno en el Bernabéu: no perdió nunca. Sólo recibió 3 goles y le marcó 9.
Lo sacó en semis de la Sudamericana 2014 (0-0 y 1-0), lo sacó en la Copa Libertadores 2015, tras ganarle 1-0 en Núñez y la vergüenza mundial del Gas Pimienta, cuando ya habían pasado 135' de 180'. Lo volvió a cruzar en la final de la Supercopa Argentina, y lo venció 2-0, cuando llegaba de punto por resultados y juego y liquidó la faena en la Copa Libertadores 2018, tras igualar 2-2 en La Bombonera y el inolvidable 3-1 en el estadio del Real Madrid. Ese componente no lo tuvo el River de Ramón. Y es clave a la hora de evaluar al River de Gallardo: tiene de hijo a Boca.
Y un dato no menor: a la ya sabida metaformosis del River 2018 a este River 2019, hay que sumarle que, ante Athletico Paranaense al RiverDeGallardo le faltaron 3 jugadores que podrían haber sido titulares en la noche del Monumental y tres pibes que están en la Sub20, dos de ellos, al menos recambio habitual en este semestre. Se trata de Milton Casco (expulsado en la ida) y los dos lesionados: Ignacio Scocco y Juan Fernando Quintero. Y, en Polonia, están Julián Álvarez y Cristian Ferreira, además de Santiago Sosa. O sea, River jugó esta final con ¡6! jugadores de recambio menos. ¿Si eso no es mística, qué es?.
La base no está, la esencia sí
Y no mantuvo el equipo, eh. Ni cerca. El repaso es elocuente: en el arco pasaron Barovero, Batalla, Lux, Bologna y Armani. Siempre fue campeón.
El "10" empezó siendo Pisculichi, después le pasó la posta a Andrés D'alessandro mientras el Pity Martínez iba cambiando críticas por aplausos. Llegó Juanfer Quintero y ayer la usó "Nacho" Fernández (otro de los polifuncionales de estos años) con el gran aporte de Nicolás De La Cruz, que este semestre creció muchísimo. Siempre fue campeón.
¿El 9 dijeron? Empezó siendo entre Teo Gutiérrez y Fernando Cavenaghi, después aparecieron Driussi y Alario, junto a Rodrigo Mora. Llegaron Ignacio Scocco y Rafael Santos Borré. Se pagó una fortuna (saldada con creces) por Lucas Pratto y, de última, se sumó Matías Suárez. Siempre dieron la talla y, claro, fueron campeones.
¿En el medio? De aquel Kranevitter-Ponzio, a este Enzo Pérez-Ponzio, con Zuculini creciendo por detrás, llamado a ocupar ese lugar pronto. Las subidas y trepadas de Carlos Sánchez, dieron paso a Nacho Fernández y ahora, ahí, está Exequiel Palacios. Jóvenes, de la casa, hinchas. Siempre campeones.
Atrás, se fueron pronto Ramiro Funes Mori y Germán Pezzella. Apuntalados por un Jonatán Maidana que, cuando se fue, le dio el cetro a Javier Pinola. Apareció Martínez Quarta, desde las inferiores, como antes Pezzella y Mammana, creciendo desde adentro, hoy ya titular y afincado en la línea del fondo. Gabriel Mercado le dio paso a otro "fatto in casa", Gonzalo Montiel. Cuando se fue Vangioni, el Muñeco pidió a Milton Casco y, aunque primero estuvo Marcelo Saracchi, Casco demostró las razones de aquel pedido. Y siempre, aparece el polifuncional Mayada. También, todos campeones y dando la talla cuando se los precisó, como el uruguayo, que le tocó ser el "4" titular en una final de América, nada más y nada menos.
Cambio de nombres, pibes que debutaron y se afianzaron y otros que siguen asomando y un denominador común de gestión y de conducción: Marcelo Gallardo, secundado por un gran trabajo (muchas veces invisible) de Matías Biscay y de Hernán Buján.
Por eso, este River que marca una época puertas para adentro y se sienta en la mesa de los grandes equipos del fútbol argentino, tiene muy claro su apellido. Este es el "RiverDeGallardo", así, todo junto y de un tirón. Como se escriben los equipos que tienen mística, que tienen ángel (Labruna, claro).