(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) ¿Es Juan Pablo Belatti uno de los mejores asistentes del fútbol argentino? A juzgar por las designación, sí. Al hacerlo por los fallos, no. Y generalmente, los errores de Belatti son siempre para el mismo lado. Le tocan los partidos de Boca en momentos clave. Y siempre hay una ‘manito’ para el xeneize. 

Solo repasando 2017, arrancó el año anulando mal un gol de Cvitanich en cancha de Banfield, ante Boca. En ese momento, Boca era puntero, Banfield estaba a cuatro puntos y el partido iba 0-0. El error del árbitro fue seguido del primer gol de Boca. Banfield, de estar ganando, pasó a estar perdiendo. En Peña y Arenales todavía recuerdan su celeridad para marcar un off side inexistente. 

Hace pocas semanas, recibió un proyectil de la propia tribuna de Boca en un partido de Copa Argentina ante Rosario Central. Lejos de avanzar en la declaración o de preferir dejar el partido y que decante la suspensión, eligió hacer omisión a la agresión y seguir adelante en su tarea de juez de línea. Resultado final: eliminación de Boca, pero no hubo sanción por la agresión. 

En el cierre del Superclásico de este domingo, Belatti vio lo que nadie: que la pelota se había ido antes de que Auzqui habilitara a Scocco, quien hubiera puesto el 2-2 en tiempo de descuento. La imagen no deja mentir: muy rápido el asistente marco la salida de la pelota. Y sentenció las chances de River de llegar al empate. Y con este fallo, sentencia el camino de Boca en lo que resta del campeonato: pinta para desfilar, como pasó en inicio de este mismo año. Belatti, banderín en mano, hizo lo que suele hacer: nunca equivocarse en contra de Boca, y cuando puede, darle una manito. 

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