Tenía una carrera prometedora como futbolista en las Inferiores de Independiente. Lamentablemente, eligió un camino que le hizo perder todo, terminó robando y tuvo serios problemas con las drogas.

Jonathan Castillo empezó a jugar al fútbol de muy chico, hasta que tuvo la oportunidad de pasar al 'Rojo'. Allí compartió vestuario con Sergio Agüero y tuvo como técnico nada menos que a Ricardo Bochini, con quien fue campeón de un Mundialito de Clubes en Córdoba. Su gran nivel hizo que lo tentaran desde la Sampdoria de Italia para llevárselo muy joven, algo que finalmente no ocurrió.

Sin embargo, en su mejor momento, una noticia sacudió sus planes: su novia, diez mayor que él, lo abandonó. Y como si fuera poco, tiempo después volvió para decirle que había tenido un hijo suyo. Jonathan entró en una crisis emocional que lo hizo abandonar el fútbol y meterse en el mundo de las drogas, del que le costó mucho salir.

Jonathan junto a Bochini en Independiente.
Jonathan junto a Bochini en Independiente.

La historia de Jonathan Ariel Castillo

"Ella queda embarazada de mi primera hija, que hoy tiene 23 años y se está por recibir de policía en la Policía de la Ciudad. Yo no la vi por dos años y ella volvió y me dijo que la nena era mi hija. Ella ya tenía otra pareja y yo quedé en una nebulosa porque tenía 15 años y estaba en mi mejor momento deportivo", comentó Jonathan sobre aquel cimbronazo que lo corrió de eje.

A partir de ahí, empezó a consumir marihuana y alcohol, lo cual lo llevó a probar con drogas más duras. "Yo a la cocaína la conocí en el laburo, en un frigorífico que te la daban para que vos puedas trabajar más de 10 horas. (...) He consumido todo tipo de pastillas, éxtasis y pasta base", confesó.

Jonathan Castillo en la actualidad. (Infobae)
Jonathan Castillo en la actualidad. (Infobae)

La adicción metió a Castillo en situaciones de peligro extremo. "He robado con arma de fuego. La droga me llevó a instancias de estar en búnkers, vendiendo droga, manejar la seguridad de los narcos paraguayos y peruanos", reveló en charla con Infobae.

Después de tanto padecimiento, Jonathan pidió ayuda en el Sedronar y se internó en la Fundación Creer es Crear, donde empezó un tratamiento que le permitió rehabilitarse, reconstruir su vida y salir adelante.