Alberto Rendo pasó de los orígenes más humildes a ser parte de la Selección Argentina. Si no hubiese sido por la pelota podría haberse dedicado a la zapatería. Hoy es recordado tanto en Huracán como en San Lorenzo y tuvo un destacado paso por la “Albiceleste”.

Cuando el hoy emblemático futbolista tenía tan solo 17 años de edad pudo haber seguido con su empleo en el mundo de los zapatos y no llegar al corazón de las parcialidades del “Globo” y el “Ciclón”. Un amigo lo persuadió entonces de que se fuera a probar al club de Parque Patricios.

Tal fue el impacto inicial de aquella prueba en las inferiores del "Globo", que desde Huracán notificaron a uno de los mejores entrenadores de juveniles, Ernesto Duccini, que tenía entre sus jugadores al “7” ideal para la selección argentina juvenil. Y así fue como el futbolista pasó de ser empleado en una zapatería a ser titular inamovible en el el representativo nacional.

La historia de Alberto Toscano Rendo

Como muchas historias “de potrero”, la infancia de Rendo transcurrió en las calles de uno de los barrios más populares de la Ciudad de Buenos Aires.

De pibe jugaba al fútbol todo el día. Pompeya, mi barrio, tenía eso. Clubes de barrio y canchitas. Comencé en un equipo de barrio llamado Cepillito. Jugaba de cuatro. Después fui al Baby de Franja de Oro, donde jugué en todas las posiciones menos la de arquero. Allí me consagré campeón invicto”, recuerda el protagonista en Abrí la Cancha.

Hubo una persona que le cambió la vida por completo: “Si a alguien le debo mi carrera es a Sergio Cantú, un gran amigo que falleció hace poco. Yo tenía 17 años y trabajaba de zapatero en una fábrica, jugaba al baby en Franja de Oro y Sergio me decía todos los días que me vaya a probar a Huracán". 

"Toscano" Rendo debutó en Primera con Huracán.

"El día que fui eramos 300 chicos y allí estaba don Carlos Peucelle, un fenómeno del fútbol que me hizo firmar para el club. Años después me enteré que Peucelle llamó teléfono a Ernesto Duchini y le dijo que tenía el 7 para la Selección Argentina juvenil. En diez días pasé de zapatero a jugar en la Selección“, recuerda con la emoción y estupor de aquellos días el exfutbolista.

Su presentación en sociedad en el fútbol grande se dio en el Palacio: “Debuté en primera el 30 de diciembre de 1958. Esa tarde goleamos 4 a 1 a Vélez Sarsfield en Parque Patricios. Siempre recuerdo que me marcó Rafael García Fierro y marqué dos goles”.

Seis años después Rendo fue parte de un equipo inolvidable, el de la Copa de las Naciones de 1964 “Allí debuté en la Selección mayor.  Un equipo de hombres. Gente importante, como Amadeo Carrizo, el Tanque Rojas, Ermindo Onega, Cholo Simeone o el Negro Ramos Delgado. Antes de comenzar el torneo nos reunimos en una habitación y nos juramentamos dejar todo en la cancha”, describió ”Toscano".

Los Matadores: La formación del San Lorenzo campeón 1968.

“Debutamos ante el Portugal de Eusebio. Ganamos 2 a 0 y marco un gol. Después vino Brasil en el Pacaembú de San Pablo. Ganamos 3 a 0, con dos goles de la Oveja Telch y otro del Ronco Onega. Después del partido lo veo a Ramos Delgado festejando en el suelo del vestuario. Le pego una patadita y le dijo: Negro, levantate que nos falta Inglaterra. A ellos les ganamos 1 a 0 y salimos campeones”, rememoró.

Pasó a San Lorenzo y formó parte de una de las formaciones más recordadas de la historia del “Ciclón”. Porque “Los Matadores” entraron de lleno a los libros de la institución de Boedo  “Fue muy traumático. Tuve la posibilidad de irme a España pero no se hizo. En esa época, Ángelillo, Sívori y Maschio habían ido a Italia".

Sobre aquella movida sostuvo: “Yo era profesional y le dije a los directivos de San Lorenzo `soy quemero, pero los voy a defender como hice con el Globo´. Cuando en Parque Patricios se enteraron que me habían vendido, la hinchada fue a la funeraria que tenía Carmelo Marotta, el presidente, y la destruyeron a piedrazos.  Yo nunca me olvido de Huracán: sigo viviendo en el barrio, la gente de Huracán me quiere, la gente de San Lorenzo me adora. Yo fui un buen profesional, un tipo que no tuvo problemas”.