Los barrabravas: la principal herramienta de los políticos en años electorales
Los pactos se realizaron para pisar fuerte en las zonas más peligrosas: villa Sapito, en Lanús; el barrio 20 de Junio, en Isidro Casanova, y la isla Maciel.
El equipo de campaña de Néstor Grindetti fue recibido a balazos en villa Sapito. En la isla Maciel, salvo el kirchnerismo, nadie es bienvenido. Y en La Matanza, considerada la capital del PJ, hierve la interna partidaria.
Estos tres distritos tienen algo más en común además de ser puntos muy calientes del conurbano, y es que se puede ver a muy claramente la relación y el vínculo entre los políticos y las barras bravas. Y no hay mejor époco para verlo que los años electorales.
Los barras tomaron un rol mucho más protagónico en la política. Ya no sólo pegan carteles o pintan los murales sino que ya se apoderaron de un territorio. Son usados como fuerza de choque de políticos y sindicalistas, y se jactan de ser los custodios de un territorio determinado, que casi siempre es el que rodea a la cancha, considerado casi como un espacio propio.
Según informó el diario La Nacion, en Isidro Casanova, la pelea entre las facciones de la barra de Almirante Brown hierve al calor de la interna del PJ. En esta elección repartirán lealtades entre el kirchnerismo y Randazzo.
En algunos distritos, los barras manejan las cajas de programas sociales, del narco y deciden la suerte de las urnas. Diego "Fanfi" Goncebate, jefe de la barra brava de Lanús, supo ser uno de los hombres más poderosos en Sapito. En los últimos meses su influencia quedó amenazada por el ingreso de la municipalidad en el territorio.
Siempre según La Nacion, Maciel le pertenece al Club San Telmo. Y son los barras del "Candombero" los que, a los tiros, cuidan que en el territorio no se infiltre ningún otro partido político: la isla es espacio kirchnerista.