La decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) de readmitir a los deportistas rusos en las competiciones internacionales en caso de "no haber apoyado de forma activa la guerra en Ucrania" ha puesto al deporte ruso ante un complicado dilema.

"Si algún ruso se manifiesta contra la operación especial, contra defender su tierra natal, serán unos traidores. Que lo hagan, pero después que abandonen Rusia, su patria", advirtió Alexandr Tíjonov, campeón olímpico de biatlón en cuatro ocasiones (Grenoble 68, Sapporo 72, Insbruck 76 y Lake Placid 80).

El COI en ningún caso ha exigido a los deportistas rusos y bielorrusos que se pronuncien públicamente en contra de la campaña militar en Ucrania, sino que no lo hagan a favor, pero la condición impuesta por Lausana ha puesto muy nervioso a Moscú.

"No hay nada extraordinario en la declaración. Pero es muy importante que nuestros chicos puedan participar en los torneos internacionales y en la Olimpiada", dijo Ígor Levitin, asesor presidencial.

No dudó en calificar de "éxito" la readmisión y llamó a las federaciones nacionales a ponerse manos a la obra para coordinarse con las internacionales.

"La comunidad olímpica entiende que sin Rusia no pueden celebrarse unos Juegos Olímpicos", subrayó.

El presidente del Comité Olímpico Ruso (COR), Stanislav Pozdniakov, se mostró mucho más crítico, aunque matizó que la readmisión demuestra que "imperó el sentido común".

"Al mismo tiempo, nosotros seguimos categóricamente en contra de cualquier limitación, demanda adicional o sanción que incumba a la ciudadanía de nuestros deportistas", comentó.

La prensa local también se pregunta qué ocurrirá con aquellos deportistas que compiten en el club del Ejército, el CSKA Moscú, lo que les convierte directamente en soldados con rango militar, aunque nunca entren en combate.