Guillermo Pérez Roldán reveló el calvario con su padre: latigazos por perder partidos y estafa millonaria
El ex tenista rompió el silencio y contó la tortuosa relación con Raúl Perez Roldán, su padre y entrenador. Denunció maltratos físicos y lo acusó de quedarse con todo el dinero que ganó jugando al tenis. Además, el ex 13 del mundo reveló cómo fue la lesión que lo obligó a retirarse.
(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Guillermo Pérez Roldán brindó una entrevista al diario La Nación en la que repasó su carrera en el tenis y brindó declaraciones impactantes. Reveló maltratos por parte de su padre y entrenador, Raúl Pérez Roldán y contó sobre su reencuentro, hace tres años.
El ex tenista reveló varias situaciones que sufrió con su padre luego de los partidos. "Si yo te contara realmente las cosas fuertes, como perder un partido, entrar en una habitación y que te peguen una piña en medio de la boca con el puño cerrado. Y yo las corría todas, eh. O que te metan la cabeza en un baño o que te agarren a cintazos arriba de una cama. O un robo de cuatro o cinco millones de dólares. Todo lo que gané jugando al tenis, al otro día no lo tenía. Mi vieja y mi viejo firmaron para sacarme la plata de mis cuentas", le reveló al periodista Sebastián Torok, detales de cuando finalizaban los partidos.
Por otro lado, denunció robos de dinero por parte de su familia. "Amarrocó toda la plata y me la sacó, sin avisarme nada. Eran cuentas familiares con tres firmas, los cheques de ATP venían a mi nombre. Firmando dos, padre y madrre, podían sacar plata... Confiás en tu viejo. Yo no supe nunca dónde estaba la plata", contó. El reencuentro entre Guillermo y Raúl se dio durante el segundo casamiento, en Chile. "Mi mujer me convenció de invitarlos (a los padres). Mi papá me pide perdón delante de todos, me dice que ahora vamos a arreglar las cosas, qué se yo, y me volvió a cagar. Me quiso hacer firmar unas cosas, reconoció el ex tenista.
Por último, contó cómo fue la lesión que lo obligó a retirarse: "En 1993, después de Roland Garros, estábamos con mi padre en Génova, pero como tenía el día libre antes de jugar vamos a ver a Mariano Zabaleta. Cuando volvemos, paramos en una estación de servicio y me voy a comprar algo para comer y me pongo a hablar por teléfono. Cuando miro para afuera, dos tipos le estaban pegando a mi viejo. Salí, pegué dos tortazos, me puse hielo en la mano y seguimos. Al otro día cuando amanezco tenía la mano que parecía con elefantiasis. Después vine para Argentina, ya sabía que tenía algo roto, jugué todo el año infiltrado y muy pocos torneos. Después me operé varias veces y nunca quedé bien", relató.