La llama olímpica luego de navegar el Mar Mediterráneo desembarcó en Marsella
A 79 días de la inauguración de los Juegos, comenzó su recorrido por el país anfitrión con una gran fiesta que finalizó en el Estadio Velodrome.
La llama olímpica de los Juegos de París 2024 llegó a suelo francés tras desembarcar en el puerto de Marsella después de haber viajado desde Grecia a bordo del Belem, un velero con más de un siglo de historia.
El nadador francés Florent Manaudou, poseedor de cuatro medallas olímpicas, entre ellas una de oro en los 50 metros libre de Londres 2012, fue el encargado de hacer descender del barco la antorcha con la llama, que inicia así un recorrido por toda Francia, territorios de ultramar incluidos, hasta la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos parisinos, el 26 de julio.
Florent Manaudou, originario de Marsella, inició los relevos de la llama, pasando el fuego a la campeona paralímpica de atletismo Nantenin Keita, hija del músico maliense Salif Keita y que después se la transmitió a una estrella francesa del rap, el marsellés Jul, que encendió el pebetero situado en el mismo puerto.
"París-2024 ha elegido a dos atletas, uno olímpico y una paralímpica, para la llegada de la llama a Marsella. Ese primer relevo en suelo francés simboliza la ambición de aproximar y unir los Juegos Olímpicos (26 julio-11 agosto) y los Paralímpicos (28 agosto-8 septiembre)", subrayó el Comité de Organización de la cita francesa.
Jul, que cantó luego en el escenario, fue el invitado sorpresa del acto de desembarco de la llama, al que asistió el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, en compañía de su esposa Brigitte. Junto a ellos estaba Tony Estanguet, presidente del Comité de Organización de París-2024.
Macron destacó que el acto había sido "un formidable éxito" y deseó que los Juegos susciten "un momento de unidad" en su país.
Entre el público, numerosos asistentes estaban felices por asistir a este simbólico acto. "Es un momento muy especial para nosotros como marselleses, que siempre estamos ahí, a la altura cuando hay un evento así", declaró a la AFP Laurent Pfister, que siguió el acto en compañía de su esposa y de su nieta desde el palacio del Pharo.
"Es magnífico, es algo muy bonito", se entusiasmó este padre de familia cuando vio la bandera de Francia y los aros olímpicos dibujados con humo de colores en el aire por los pilotos de la Patrulla de Francia.
La llegada del fuego olímpico a suelo francés se produce a 79 días de la inauguración de los Juegos, en medio de un importante dispositivo de seguridad.
Grecia había realizado la entrega de la llama olímpica a Francia el pasado 26 de abril en el estadio Panathinaiko del centro de Atenas, donde tuvieron lugar en 1896 los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna.
El encendido de la llama se había producido el 16 de abril en las ruinas de la antigua Olimpia, siguiendo un ritual de la Antigüedad. Antes de embarcar en el Belem rumbo a Francia hubo un periplo por Grecia de 5.000 kilómetros con 600 relevistas, con visitas a lugares emblemáticos como las ruinas de Maratón o la Acrópolis de Atenas.
Marsella se enorgulleció de ser la primera etapa francesa para la llama en suelo francés. Su alcalde, Benoît Payan, había declarado el martes al diario La Provence que su ciudad iba a ser este miércoles "el centro del mundo".
Pese a la masiva presencia de marselleses (unos 150.000, según los cálculos) para recibir a la llama olímpica, muchos de ellos madrugaron para tener las mejores posiciones, el entusiasmo no es unánime.