Los clubes argentinos entran en emergencia
El impacto de la crisis por el Coronavirus en los clubes. La diferencia clave que hay entre las instituciones argentinas y las de otros países. ¿Cuáles son los salvavidas que rescatarán a los clubes? Todos sufrirán el golpe, y todos se recuperarán. El tiempo y la rápida acción, aliados claves.
Los clubes argentinos están, quizás algunos aun si saberlo, ingresando en una emergencia económica y de recursos sin precedentes en nuestra historia reciente. Seguramente esta situación ocurra también en otros sectores y actividades de la Argentina y el mundo, con motivo de los efectos de la pandemia del COVID-19, pero a ciencia cierta los clubes argentinos la sufrirán y de forma excesivamente fuerte.
Los clubes argentinos tienen, como diferencia sustancial de sus pares a nivel mundial, una característica única: se financian de ingresos ordinarios (cuotas de socios, ingresos de TV, publicidad, entradas y abonos, etc.) y de ingresos extraordinarios (venta de jugadores), pero nada más. Los clubes en otras partes del mundo, en cambio, inclusive en Sudamérica, que se organizan como sociedades anónimas (o similares) y sus dueños son capitales de distinta índole, reciben los mismos ingresos ordinarios y extraordinarios que los clubes argentinos, pero al mismo tiempo pueden recibir aportes extraordinarios y millonarios directamente de sus accionistas. Es decir, en una situación de urgencia el accionista puede hacer un aporte de dinero fresco y directo al club con tal de estabilizarlo financieramente (y de hecho lo hacen), así como lo podría hacer cualquier empresario en su propia empresa. En los clubes argentinos ello no existe.
¿Qué implica ello? Que ante la situación de emergencia económica y de recursos de sideral magnitud que se está gestando y se avecina cada vez más, los clubes argentinos no tendrán recursos extraordinarios para recibir. Solamente el Estado, y el financiamiento bancario, podrá ayudarlos.
¿Qué generará en los clubes esta situación de emergencia económica y de recursos?
- Cuotas sociales: Los socios, ante una situación de reducción de sus ingresos, suspenderán el pago de sus cuotas sociales, siguiendo seguramente la entendible lógica de “para qué pagar algo que no se usa”. En algunos clubes las cuotas significan el 50% de sus ingresos.
- Venta de jugadores: El mercado de pases de mitad de año, siempre el más importante de Europa, será seguramente insignificante comparado a los de años anteriores. Clubes europeos, también golpeados por la situación actual, privilegiarán los fondos que tengan o hayan recibido de sus accionistas para afrontar sus propios gastos urgentes. Lo mismo pasará con aquellas cuotas por compras realizadas antes de la pandemia.
- Suspensión o demora de torneros internacionales: Copa Sudamericana y Libertadores tardarán en reanudarse y por lo tanto los pagos que hace CONMEBOL también demorarán en ser abonados. Si bien CONMEBOL adelantó ciertos montos en los últimos días, difícil es creer que esta situación se repita ante una suspensión prolongada de los torneos.
- Incobrabilidad de Publicidades: Las marcas de consumo masivo, aerolíneas y empresas de servicios son las que prevalecen en las camisetas de los equipos argentinos. Estas marcas, de las más golpeadas en este contexto, seguramente priorizarán destinar sus escasos fondos al pago de sueldos y obligaciones bancarias antes que a contratos de publicidad, aun cuando ello implique un incumplimiento contractual.
- Venta de entradas: Si bien muchos clubes argentinos no ven en la venta de entradas un ingreso significativo, otros si lo tienen y más aun en un contexto de Copa Libertadores y Sudamericana.
- Derechos de TV: La incógnita de por cuánto tiempo se extenderá la cuarentena, y por ende la suspensión del fútbol, genera la necesaria duda de por cuánto tiempo más TNT y FOX seguirán pagando los derechos de TV. Las empresas de cable ya bonificaron el pack fútbol de abril, lo cual haría suponer que pretendan no abonar regularmente sus cuotas contractuales de dicho mes.
La enunciación es solamente ejemplificativa, y podrían encontrarse varios ingresos más que los clubes verán, o ya están viendo, diezmados.
A este cóctel explosivo debe sumarse un contexto macroeconómico que permite suponer un dólar oficial (que es el que utilizan los clubes para liquidar sus ingresos por ventas del exterior) totalmente ficticio respecto del valor real actual de la divisa en el mercado libre (hoy la brecha ronda el 40%). Ello, junto con una inflación, que por el contexto imperante, no promete morigerarse.
Entonces, ¿qué hacer? Los clubes y sus directivos deben reaccionar en forma urgente, sin esperar un minuto más y establecer un plan de emergencia que busque mitigar los efectos negativos que se están gestando. Debe ser un plan club por club, según sus particularidades y necesidades (algunos clubes sufrirán más por la caída de cuotas sociales, otros por las ventas frustradas al exterior, otros por falta de venta de entradas, etc.). Debe comunicarse al socio y explicarse en detalle lo que está sucediendo; el socio debe entender por qué, ahora más que nunca, el pago de su cuota es una gota de agua en el desierto, aun cuando no use al club o no vaya a la cancha. Debe mantenerse una línea de diálogo con todos los acreedores y proveedores del club y reorganizarse los cronogramas de cobros y pagos; aun cuando ello implique suspender pagos no urgentes por tiempo indeterminado. Debe buscarse comunicación con los empleados, que por la masa salarial significan gran parte del presupuesto de los clubes y además son el sostén operativo, y explicarles la situación en detalle, obtener su compromiso para que entiendan, que aún cuando se demoren los pagos de sus sueldos o se hagan parcialmente, se necesita de ellos más que nunca. Debe establecerse con los planteles profesionales de fútbol una reprogramación de sus sueldos y primas, priorizando los pagos de los contratos juveniles más bajos y a los más altos establecerse un monto “tope” hasta el que se harán pagos, quedando el saldo por ser abonado cuando se regularice la situación.
Los clubes también deben actuar corporativamente, y con la misma urgencia que en la conformación de su plan individual, utilizando a AFA como factor aglutinante, y gestionar ante los gobiernos nacional y provinciales que correspondan, inclusive la Ciudad de Buenos Aires, la asistencia económica y financiera en idénticas condiciones, o aun mejores, que cualquier otra empresa. Mejores porque los clubes cumplen, en muchos casos, una función “pública” que el Estado no cumple.
A algunos clubes les costará varios años para sobreponerse de esta situación y a otros un menor plazo, pero todos se verán afectados. También todos se sobrepondrán, así como en sus más de 100 años (antigüedad promedio de los clubes argentinos) se sobrepusieron a un sinfín de crisis argentinas y del mundo. La diferencia estará en cómo enfrenten la crisis cada uno de ellos, la celeridad con la que reaccionen y los planes de emergencia que armen. Hoy, el tiempo es oro.
(*) El autor fue directivo de Vélez Sarsfield durante 9 años, a cargo de la Prosecretaría y el Departamento de Legales del Club, entre otras funciones. En 2017 fue candidato a Presidente del Club.