Luna Park en peligro: dos fundaciones manifestaron su “preocupación y alarma” ante el proyecto de demolición
Mediante una carta dirigida al gobierno nacional y al Jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, las organizaciones expresaron su negativa a la construcción de un nuevo edificio donde hoy se erige el mítico escenario de la capital. Detalles.
Las organizaciones de la sociedad civil Basta de Demoler y Fundación Ciudad se expresaron ante las autoridades nacionales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, remarcando su “preocupación y alarma” por el Proyecto de demolición del Luna Park.
Ambas fundaciones enviaron cartas a la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, así como al Jefe de Gobierno porteño Jorge Macri, con el fin de detener la iniciativa en curso que pretende demoler el histórico “Palacio de los Deportes” para construir un nuevo recinto más grande y con mayor capacidad.
Las notas de denuncia de las instituciones mencionadas fueron enviadas a las autoridades, respectivamente, el 25 de noviembre y el 3 de diciembre, sin haber obtenido respuesta alguna a la fecha.
Las cartas dirigidas a las autoridades para evitar la demolición del Luna Park
Ana Bas de Basta de Demoler, y Andreína de Luca de Caraballo de Fundación Ciudad, manifestaron su “preocupación y alarma por la perspectiva de demolición de las instalaciones del estadio Luna Park, declarado Monumento Histórico Nacional por Decreto N° 123/2007, por estar terminantemente prohibido”.
Las representantes, solicitaron además a la Comisión presidida por Mónica Capano que “adopte los cursos de acción necesarios para dar cumplimiento a lo ordenado por la ley que rige su actividad, con relación al proyecto de intervención del monumento histórico nacional”.
En sintonía con el estado de protección del inmueble, otro de los puntos relevantes de lo enunciado por Bas y Luca de Carballo refiere a que se le comunique a los responsables del proyecto que “no pueden realizar ningún tipo de intervención en el estadio, en ausencia de dictamen favorable y firme” por parte de los organismos estatales. A su vez, también le solicitan vista integral de las actuaciones correspondientes.
Puntualizando en el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las instituciones le solicitan que informe las acciones que ha adoptado o considera adoptar, con la argumento de poder ejercer sus atribuciones de tutela del monumento histórico que cuenta con la protección patrimonial.
Qué dice el contrato de concesión y el proyecto de demolición
La empresa Luna Park S.A es propietaria del edificio y cuenta con la mitad de las acciones del edificio junto al Arzobispado de Buenos Aires y la Institución Salesiana, y ambas aprobaron en el mes de octubre la concesión a DF Entertainment y a la empresa multinacional Live Nation Entertainment Inc.
Tras esta decisión, Diego Finkelstein se transformó en el genenciador del nuevo estadio y quien lleva adelante la negociación de la demolición del Luna Park. Por contrato, la fecha de entrega del edificio al empresario fue acordada para el 2 de enero de 2025, para entonces comenzar con las actividades previas a la demolición, y el plazo de la concesión acordado es de 20 años, sumados a otros 20 de prórroga, es decir, 40 años en total.
La inversión inicial a cargo de Live Nation Entertainment Inc. y DF Entertainment para la obra es de U$S 34.000.000 , destinada a demoler el Luna Park y construir un nuevo estadio que extenderá su capacidad de los 8.400 espectadores actuales a un aforo de 13.000.
A cambio de este acto, la Iglesia recibirá el pago de U$S 1.000.000 en valor de “prima” por la firma del contrato, más otro U$S 1.000.000 por año a lo largo de los 40 años de concesión.
Las restricciones a modificaciones del Luna Park
Al ser declarado Monumento Histórico Nacional, y estar ubicado en un Área de Protección histórica, en caso de querer modificar el Luna Park no es legal modificar ni su volumen, estructura interior, estilo y fachadas, y mucho menos, demolerlo.
Pese a estas indicaciones, los planes de inversión y arquitectónico aprobados por contrato entre la Iglesia y los nuevos concesionarios permite demoler el estadio, modificar su interior y sus fachadas y construir uno nuevo, sumando además dos niveles adicionales en altura, para ubicar los palcos, y dos niveles subterráneos como estacionamiento, que el edificio histórico carece.
El estimado crecimiento del 53% en el aforo de espectadores más la incorporación de nuevos servicios se logrará con la construcción con un edificio mucho más grande y de mayor altura, tras demoler el existente.