Racing reabutizó la Sede Villa del Parque en honor a un socio que resistió el remate del club
El acto es en honor a Norberto Perone, quien fuera hasta 2014 intendente del estadio y falleció esta semana. La decisión fue aprobada por el pleno de la Comisión Directiva encabezada por Víctor Blanco. El trasfondo de la historia.
En las últimas horas, Racing Club se vio sacudido por la inesperada pérdida de una de sus figuras silenciosas. De uno de esos personajes que, lejos de los flashes y las luces, aportaron su granito de arena para que la institución haya tenido el crecimiento que ha tenido en la última década. Norberto Perone, quien se desempeñaba como intendente de la Sede Villa del Parque, falleció a los 69 años de edad.
Además de haber sido el encargado de la transformación del inmueble capitalino desde 2014 a la fecha de su deceso, Perone se destacó por haber sido uno de los hinchas que encabezó la resistencia del remate de la Sede académica en 1999, cuando se había deceretado la quiebra y posterior ejecución de los bienes del club. Por todo ellos, la Comisión Directiva de la institución resolvió rebautizar con su nombre al edificio.
A través de un comunicado oficial subido a las redes de Racing, la entidad anunció: " en reconocimiento a quien, en el peor momento institucional, fue parte de la resistencia contra el remate patrimonial y luego, desde la gerencia de edificio histórico hizo durante la última década un lugar que llena de orgullo a cada racinguista”.
“Honrar la memoria de quienes hicieron un aporte significativo a la grandeza de Racing es, por un lado, un testimonio de gratitud a esas personas que marcaron un camino y, a la vez, un deber que el Club debe asumir en su tarea de forjar continuidad", agrega.
La acción de los hinchas de aquel 12 de Agosto de 1999 fue tan impactante para los hinchas académicos que aún hoy se recuerda desde las tribunas. Se rememora en una de las canciones de cancha más reconocidas de Racing en las que reza: “defendimos del remate nuestra Sede”. Y de aquella gesta fue protagonista el homenajeado Perone.
En aquellos días convulsionados de finales de siglo la gente académica se autoconvocó y partió con destino a Villa del Parque. La noche anterior (11 de agosto), alrededor de 20 personas durmieron, cercaron y planearon todo para que la policía y el rematador no efectúen el cierre del establecimiento. Ya en la mañana del 12 de agosto, llegó el rematador junto al cuerpo policial. Quisieron avanzar, pero la multitud (entre 1.000 y 1.500 personas) se opusieron y evitaron la clausura de la sede. Hubo incidentes y enfrentamientos con los oficiales por impedir el avance y cierre del edificio.
Uno de los martilleros, Marcelo Babenco, estaba en las cercanías de Racing, aguardando la llegada de los otros tres martilleros, Ricardo Seoane, Horacio Mooney y Horacio Napolitano, y de la secretaria del juzgado que entiende en la quiebra del club, María Cristina de la Fuente.
Ni siquiera llegaron a reunirse, los problemas comenzaron cuando los hinchas advirtieron la presencia de Babenco. En la esquina de Nogoyá y Helguera, fue rodeado por periodistas y policías e hinchas que lo insultaban. De pronto, la calle fue un pandemónium: sólo una muralla de policías frenó los cascotazos y escupitajos que buscaban al martillero.
Un milagro salvó a Babenco: a 100 metros de allí, el encargado de un estacionamiento de la calle Helguera levantó medio metro el portón de entrada y el rematador fue virtualmente lanzado hacia adentro, en posición horizontal, por los hombres que lo cubrían.
“Las condiciones no están dadas, pero necesitamos la palabra del juez”, decía por entonces el encargado del operativo de seguridad, comisario Eduardo Cottone.Temblando, y ya oculto en el garaje, Marcelo Babenco telefoneó a sus colegas. Al rato, el juez Gorostegui suspendía el remate.
Cuando se comenzó a difundir la noticia de que el remate estaba suspendido, todavía había seis personas atrincheradas dentro de la Sede. Los hinchas salieron cuando el reloj ya marcaba las 13:30 horas. El resto de los manifestantes, quienes estuvieron protegiendo el edificio desde afuera, los ovacionaron como si se tratara de que el equipo saliera al campo de juego para disputar un partido.