En Buenos Aires comenzó a cerrarse la idea que Bahrein, Dubai y Abu Dabi se sumen a Qatar como sedes del Mundial 2022
Luego de la puesta en escena que se realizó en el Congreso de Conmebol para ampliar la cantidad de participantes a 48 selecciones ya desde 2022, el organizador comenzó un lento proceso que le permitirá sumar a sus vecinos árabes. La jugada que permitirá, además, destrabar un boicot que sufre desde junio de 2017.
El mundo del fútbol es un TEG gigante donde cada movida no es ingenua y permite el reacomodamiento del resto del mundo alrededor de la pelota. Es por eso que el pedido de adelantar la participación de 48 equipos con 80 partidos para el Mundial 2022 además de tener un fin político-deportivo conlleva un plan estratégico para que Qatar pueda comenzar a destrabar el boicot económico y aéreo que sufre desde junio de 2017 por parte de sus vecinos árabes.
Con la presencia del sheikh Hamad Bin Khalifa Bin Ahmad Al Thani, presidente de la Federación de Fútbol Qatarí en Buenos Aires se terminó de idear este plan que debe ser muy cuidadoso para evitar problemas legales ulteriores o demandas multimillonarias.
A raíz del pedido de Conmebol, consensuado con toda la cúpula del fútbol mundial, el Comité Organizador del Mundial 2022 pidió una reunión para esta semana en Zúrich para poder tomar una definición en el próximo Congreso de FIFA que se realizará el 13 de junio en Moscú, un día antes del puntapié inicial de la Copa del Mundo.
Las proyecciones del Mundial 2022, con los requerimientos FIFA habían bajado de doce a ocho estadios en un pedido especial concedido a Qatar en su momento para un torneo de 32 selecciones y 64 partidos en un cambio de calendario por el extremo calor que mudaba la tradicional competencia a noviembre-diciembre.
A nivel del mundo político del fútbol, este movimiento que se hizo oír en Buenos Aires para adelantar la implementación del Mundial de 48 equipos tiene una sola razón: los creadores de esta medida, con Gianni Infantino, a la cabeza quieren ser los que aparezcan en la histórica foto de su primera edición.
Por otra parte hay una razón mucho más macropolítica que incluye hasta la posibilidad de destrabar un boicot económico-político que sufre Qatar desde junio de 2017, por parte de sus vecinos árabes Bahrein, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Yemen, Libia y las Islas Maldivas.
Con ocho estadios proyectados y la necesidad de llegar a doce para realizar la mudanza a 48 participantes y 80 partidos, Qatar podría ofrecerle a sus vecinos sumarse al proyecto Mundial y ser parte de un megaevento pero además un meganegocio.
Según pudo saber DOBLE AMARILLA, durante el Congreso de CONEMEBOL, ya en FIFA están buscando los otros dos países que puedan acompañar a Qatar en la terna. Manama, capital de la vecina Bahrein, es una de las opciones que pica en punta. En tanto, la otra sede sería para los Emiratos Arabes Unidos, y ahí podrían compartir sedes los emiratos de Dubai y Abu Dabi, los dos más pujantes. Obviamente esta invitación a formar parte de la gran fiesta del fútbol será a cambio del levantamiento del boicot.
Esta jugada magistral que, según pudo saber DOBLE AMARILLA, todavía requiere un análisis exhaustivo por parte de los asesores legales de FIFA, permitiría a Qatar “volverse a ganar la simpatía” de sus vecinos árabes con el negocio de la pelota como gran aliciente.
¿Quién sería el principal país que podría sentirse perjudicado por esta medida? Sin dudas Arabia Saudita, un país con el que FIFA siempre pretende mantener buenas relaciones comerciales y políticas. Por lo tanto sería resarcido con la primera edición del renovado y apetecible Mundial de Clubes en 2021, que contaría con 24 participantes en un certamen de 20 días que se disputará cada cuatro años.