Guardiola y Simeone, dos grandes entrenadores atrapados en su propia dialéctica
El duelo Manchester City - Atlético Madrid prometió en la previa un choque de estilos, pero se terminó dando a la inversa. Nunca se vio un 'Cholo' tan ofensivo y un 'Pep' tan defensivo. Ambos tuvieron que amoldar un discurso que no sienten para no ser devorados por la coyuntura que alguna vez fogonearon.
Pep Guardiola y Diego Simeone mostraron que el fútbol tiene una ineludible cuota de imprevisibilidad. Quizás sea eso lo que lo vuelva un deporte tan fantástico y sin fecha de vencimiento para todos los fanáticos y consumidores. Sin embargo, en la última jornada, se vio que los choques de estilos futbolísticos, muchas veces, carecen de sentido.
La llave de cuartos de final Manchester City - Atlético Madrid fue por demás curiosa. El City, que tiene a un entrenador que pregona un estilo de juego ofensivo y de riesgos, terminó ganando 1 a 0 en el global y saliendo a defender el resultado en casa ajena. El 'Colchonero', que tiene a un calculador como el 'Cholo', salió a matar o morir y jugó un inusitado partido de vuelta con el equipo a 30 metros de su arco y dispuesto a correr riesgos.
El resultado final fue incómodo para ambos, aunque mucho más para Guardiola. En la conferencia de prensa, Pep se topó con la incómoda situación de tener que responder preguntas a una prensa española que perdió, pero que se sentía ganadora del discurso. Lo que Guardiola ganó legítimamente en la cancha, Simeone lo terminó conquistando desde la dialéctica. Para la opinión pública, y en especial para la afición colchonera, el resultado terminó siendo una anécdota.
El entrenador del Manchester City reconoció que su equipo no jugó bien y que tuvo que defender porque "no le quedó otra". En parte, se ve que él y su equipo aprendieron de errores pasados, donde el City nunca midió consecuencias defensivas y llevó los partidos al extremo, perdiendo por detalles tan insólitos como evidentes. Esta vez no fue así. Los 'Ciudadanos' se plantaron en campo propio, ajustaron las líneas y delegaron toda la responsabilidad a un Madrid que fue incisivo, pero que lastimó más por el empuje que por la creatividad.
"No teníamos otra, el Atlético Madrid estuvo brillantísimo y no me gustó nada tener que defender así. Este equipo tiene momentos que lo hacen imparable. No me busque, yo siempre elogié a este equipo, es el campeón de España", lanzó Guardiola en un tono defensivo y polemizando con un periodista español que quiso provocarlo.
Guardiola, a pesar de la victoria, estuvo incómodo como vencedor. No sabe ganar así. O, al menos, no lo siente. Y en la conferencia, quiso ser políticamente correcto, dado que en más de una oportunidad dejó en claro que para él, las formas, son trascendentales a la hora de juzgar un equipo. Fue una discusión que mantuvo históricamente con José Mourinho y que se encargó de retroalimentar.
Sin embargo, el otro caso curioso es el de un Simeone que se quiso mostrar como vencedor en una realidad que es objetiva: quedó eliminado de los cuartos de final de Champions League. De hecho, en pleno transcurso del partido ya pensaba cómo iba a oficiar en el post encuentro. Se alejó del traje de entrenador y terminó siendo una especie de diplomático externo a la responsabilidad de su función. Dejó de dar indicaciones y, en un comportamiento tan motivador como tribunero, pidió aplausos a su público.
En la conferencia de prensa, suelto de cuerpo y en tono ganador en la derrota, se vanaglorió por el funcionamiento de su equipo y celebró la forma en la que el Atlético Madrid "compitió" contra el City. Sin embargo, en su dialéctica, esos balances no deberían tener lugar. El "sólo importa ganar" no da lugar a méritos o reconocimientos, es una cuestión estadística.
Pero el 'Cholo' también se tomó este partido como una cuestión personal. Desde su óptica, intuye que Guardiola no le tiene respeto desde lo futbolístico, algo que no sería descabellado especular si uno repasa el prontuario del ex Barcelona. "Muchas veces, aquellos que tienen un gran léxico, son muy inteligentes y logran alabarte con un desprecio. Pero bueno, no somos tan tontos tampoco los que quizás tenemos un poco menos de léxico", lanzó el DT del Atlético Madrid.
Simeone hizo de una eliminación una "derrota digna" y trató de quedar como el vencedor de la historia, algo que siempre intentó hacer Carlos Salvador Bilardo con César Luis Menotti y que Mourinho logró hacer con Guardiola en sus tiempos en el Real Madrid. Ahora la historia se repite, sin importar cual sea el resultado.
Lo cierto es que esta llave sirvió para enterrar los fundamentalismos y entender que siempre hay un lugar para estar en los pies del otro, por más incómodos o antagónicos que sean. Guardiola, un ofensivista de la primera hora, se vio limitado a tener que defender con nueve jugadores en campo propio. Simeone, orgullosamente vertical y defensivo, reivindicó los méritos aún en la derrota. Ambos intentaron mostrarse ganadores, pero los dos perdieron. El resultado es simple, los dos entrenadores están atrapados en una dialéctica de la que no pueden salir. Y el fútbol, guste o no, te etiqueta para siempre con viaje de no retorno.