Era un futbolista reconocido y tuvo el privilegio de jugar en equipos muy importantes de Brasil. Su carrera se vino abajo cuando estuvo involucrado en un macabro episodio que generó una conmoción mundial: planeó el secuestro y el asesinato de su amante, le dio su cuerpo a los perros y terminó siendo condenado.

El protagonista de esta tétrica situación fue Bruno Fernandes de Souza. Había pasado por Atlético Mineiro y Corinthians y se preparaba para seguir su carrera en Flamengo.

Allá por mayo de 2009, conoció a Eliza Samudio, una joven modelo con la cual empezó a tener encuentros a escondidas. Era el primer capítulo de una historia que daría un giro terrorífico.

De Souza con la camiseta del Flamengo.

La historia de Bruno de Souza

De Souza estaba en pareja y tenía a Eliza como amante. Esa aventura terminó cuando la joven reveló que estaba embarazada del arquero y que él no quería hacerse cargo del bebé. Como si fuera poco, lo acusó de haberla secuestrado y amenazado de muerte para que abortara. Su hijo nació en febrero de 2010.

Cuatro meses después, Samudio y el bebé desaparecieron. La Policía detuvo a De Souza, ya que en su camioneta encontraron rastros de sangre de Eliza y, como si fuera poco, la modelo había sido vista con vida por última vez en la finca del arquero.

De Souza confesó que planeó el crimen de Eliza Samudio.

Finalmente, Sergio Rosa, primo de De Souza, terminó confesando que Eliza había sido secuestrada, golpeada y estrangulada en la casa del arquero. El autor del crimen había sido un expolicía, cómplice del futbolista. Sergio contó que descuartizaron el cuerpo y arrojaron sus restos a cuatro perros Rottweiler para que se los comieran. De esa manera, borraban toda evidencia.

Luego de que el arquero del Flamengo confesara su participación en el homicidio, en 2013 la Justicia de Brasil lo condenó a 22 años de prisión. Increíblemente, diez años después logró salir en libertad condicional y hasta pudo volver al fútbol.