Napoli grita campeón con un Maradona omnipresente y la ciudad explota en una fiesta única que sólo Dios sabe cuándo terminará
“Napule e mille culure” (en napolitano: Nápoles es miles de colores), definía Pino Daniele a la ciudad mediterránea haciendo referencia a las coloridas fachadas de los palacios napolitanos, pero también a su diversidad cultural. Hoy la ciudad del amor y de las pasiones se viste completamente de celeste y blanco y desata festejos probablemente jamás vistos por ningún amante del fútbol. Quizás, los argentinos muy afortunados, podemos remitirnos a la celebración pasional tras el título de la Selección en Qatar o a los dos festejos del Napoli de Diego Armando Maradona.
Todas las miradas de la jornada estaban en Udine, donde el equipo azzurro empató ante el Udinese lo que le permitió gritar campeón tras 33 largos años. Pero el corazón de todo seguía en Nápoles. Plaza Plebiscito, el Quartieri Spanoli, el Lungomare y p
Sin dudas el lugar central fue el estadio Maradona que, en una movida fantástica de la dirigencia, abrió sus puertas para albergar a cerca de 70.000 personas que vivieron el partido como si los futbolistas estuvieran ciertamente delante de ellos y no plasmados en 11 mega pantallas que daban la transmisión oficial. Parecía realmente un partido de local, pero virtual. Algo rarísimo y único con un ambiente que fue casi idéntico al del fin de semana anterior ante Salernitana cuando el Napoli desaprovechó su primer match point para ser campeón.
La previa ya fue una locura. Los napolitanos, muy cabuleros y supersticiosos desde el agónico triunfo contra la Juventus de de hace 10 días entendieron que la diferencia era inalcanzable y que el campeonato estaba servido. Por las dudas, siempre las pusieron cerca del “cornicello” o “cuerno de la fortuna”. Todos estos días de previa hubo una verdadera peregrinación al mural de Maradona donde miles de Napolitanos y también turistas fueron a descargar sus ansias y cargar energías para este encuentro.
Como siempre, Diego está omnipresente en Napoli a tal punto que los napolitanos están convencidos que Maradona tuvo que ver con este tercer scudetto. “Diego nos dios dos scudettos, ahora nos manda el tercero desde el cielo”, repitieron todos los napolitanos ante la pregunta de Doble Amarilla sobre si “la mano de D10S” estuvo detrás del campeonato. Nada mejor para graficarlo que la bandera que hoy es la más vendida y que muestra al nigeriano Victor Osimhen, al georgiano Kvicha Kvaratskhelia y al capitán, Giovanni Di Lorenzo, mirando al cielo cómo Maradona les alcanza el tercer Scudetto.
El ritual fue el mismo que ocurre cuando el Napoli juega de local. En las calles los tifosis reversionaron el hit de la Selección “Muchachos” dedicándoselo al equipo partenopeo y teniendo presente al Diego. Media hora antes del inicio el estadio vio como losque tan popular hizo Diego con aquel histórico calentamiento.
La explosión del estadios y las calles cuando finalizó el encuentro en Udine fue como si literalmente hubiera explotado el tan temido y amado volcán Vesuvio. El Diego Maradona se invadía de humo de vengalas, el carismático “Decibel” Bellini (el carismático presentador del Napoli) empezaba a gritar “I campioni della Italia sismo Noi” y la gente explotaba. Minutos más tarde sonó “O surdato innamorado”, la famosa canzonetta napolitana que el club usa como un himno y que el propio Diego amaba y cantaba. Luego vino el clásico “Napule é” de Pino Daniele y luego el estadio estalló con el clásico “Olé, olé, olé, Diego, Diego” mientras las banderas el segundo Patrono de esta ciudad (junto a San Gennaro) flameaban perdidas entre el humo de las vengalas y los fuegos artificiales.
El napolitano prometió durante la semana “haremos un festejo como el que Argentina hizo cuando ganó el Mundial de Qatar”.