La trama de la pelea entre Córdoba y Mendoza por el Superclásico que incluye hasta a los gobernadores
La final entre River y Boca ya es una novela política más que un megaevento futbolero. En el medio dos provincias en puja y Torneos especulando con alzarse con más dinero. A 40 días del Superclasico así está la batalla por la sede.
San Juan, La Plata y Rosario ya quedaron en el camino para ser la ciudad que reciba el 14 de marzo la definición de la Supercopa que, para esta sexta edición, ofrecerá el partido más atractivo del fútbol argentino: Boca ante River en un todo o nada con un título oficial en juego.
Todos los caminos parecían conducir a Córdoba para que el estadio Mario Kempes, y su capacidad de 57 mil espectadores, tenga el privilegio de recibir este superclásico que, por segunda vez en la historia (la anterior fue en 1976), definirá un título oficial en un mano a mano entre los dos equipos más importantes del país.
Emeterio Farías, presidente de la liga cordobesa, y Medardo Ligorria, titular de la Agencia Córdoba Deportes, habían hecho los deberes con los dos referentes de la empresa Torneos (Alex Ganly y Leonardo Gallego) para garantizarse el partido del semestre.
Sin embargo, luego de un estudio del campo de juego del Kempes que fue muy desfavorable y unas obras en la avenida de Circunvalación de la ciudad con la construcción de un puente que genera muchos escombros en la zona del estadio encendió las alarmas y abrió un interrogante.
“Se va a jugar en el Kempes. No tengan dudas. No habrá lugar para especuladores. El Gobierno va a terminar las obras en tiempo y forma y la Agencia va a tener el campo de juego en condiciones”, enfatizó con vehemencia Emeterio Farías, el caudillo cordobés por excelencia.
Sin embargo, Mendoza a comienzos de este año entró en escena ante la posibilidad de la caída de Córdoba como escenario y en la antesala del partido entre Godoy Cruz y Boca del 8 de enero comenzaron un trabajo fino. Primero resolvieron una vieja deuda que Torneos le debía a la Liga local por unos partidos de otros años que había incluido hasta cartas documentos por parte de la entidad cuyana.
Dos reuniones en la capital cuyana permitieron saldar estas diferencias por amistosos añejos que contentaron al siempre polémico Carlos Suraci, presidente de la Liga mendocina. En esa mesa se tiró por primera vez la posibilidad de contar con el Malvinas Argentinas para la Supercopa del 14 de marzo.
En este punto, Torneos buscó ganar más plata y con la excusa de la menor capacidad del estadio mendocino (poco más de 40 mil espectadores) con respecto a su par cordobés le pidió “una garantía económica”, que el subsecretario de deportes Federico Chiapetta certificó.
Torneos se tomará sólo una semana para definir y este tema ya escaló hasta altura de gobernadores, porque el propio Juan Schiaretti, titular del ejecutivo mediterráneo, se interiorizó del tema y pidió acelerar las obras de la circunvalación para poder recibir la Supercopa el 14 de marzo.
En tanto, el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, también dialogó con Chiapetta para ver si podía intervenir de alguna manera para que la Fiesta de la Vendimia tenga un corolario de lujo con el Boca-River en el Malvinas. En este punto, se destaca un detalle: Daniel Angelici tendría intereses o participación en tres hoteles de la capital mendocina, ante lo cual, ve con buenos ojos que el partido se juegue en cuyo porque se beneficiaría en uno de los tantos emprendimientos que lleva adelante.
"A los organismos de seguridad le preocupan las obras, hay muchos escombros en las zonas aledañas, y aparte el campo de juego no está 10 puntos. Si se mejora esto se jugará ahí, en Córdoba, si no, se hará en Mendoza", resumió ayer el presidente de AFA ‘Chiqui’ Tapia sobre el estado de la situación. Esto se da luego de varias idas y vueltas de Torneos en la definición del terreno donde se definirá la Supercopa. Hubo cambios entre Mar del Plata y Córdoba, y ahora, asoma Mendoza.
El teléfono del propio Tapia y de los referentes de Torneos no para de sonar desde hace un mes con comunicaciones desde Córdoba y Mendoza. En una disputa donde ambas provincias juegan todas sus cartas, desconfían del rival y hasta se animan a ofrecer de más para no perder esta puja superclásica.