Las diferencias en los planteles de Primera y el cruce con sus pares del Ascenso
El conflicto por los salarios en el fútbol argentino desnuda la próxima disputa: los experimentados vs los juveniles. En este escenario, empieza a ser una utopía pensar que haya una negociación única y colectiva encabezada por Sergio Marchi. Además, algunos clubes de Superliga no tienen referentes en las videoconferencias con el gremio y hay mucha bronca desde la Primera Nacional para abajo por la oferta de AFA que fue rechazada. En todo este contexto, hay muchos juveniles que ven, en esta crisis, una posibilidad de crecer en el fútbol.
(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La posición de los jugadores tras la decisión de AFA de dar por finalizada la temporada en todas sus categorías, no es uniforme. La industria local tiene por delante una larga negociación que no encontrará al gremio, dirigido por Sergio Marchi, como ente aglutinador. El motivo de esta diferencia interna que hay entre los jugadores, tiene dos grandes puntos: Primero, los capitanes y figuras en algunos equipos no logran representar el sentir de todo el plantel; segundo, los jugadores del Ascenso perciben que se dejó escapar una buena oferta de AFA por una posición inflexible del sindicato y algunos referentes de Superliga, que no tienen problemas en no cobrar durante meses. Entonces, las diferencias son varias, y son lo suficientemente profundas como para pensar en que no se va a poder tener una negociación en conjunto. Hay grieta, y muchos ya no se preocupan en ocultarla.
Los capitanes, referentes y figuras se sienten cómodos con esta postura inflexible que encabeza Marchi desde Futbolistas Argentinos Agremiados. Esto incluye una intimación masiva a los clubes en el reclamo de las deudas preexistentes. Lo mismo sucede con los representantes de estas grandes figuras, quienes cobran sumas muy altas en cada pase concretado o contrato renovado. La suma que va a parar a los bolsillos de los agentes es de un sueldo del jugador ante cada contrato firmado: si un jugador cobra u$s 400 mil al año (promedio de un club mediano de Superliga), cuando firma o renueva contrato, el representante se queda entre u$s 30 y 40 mil, aproximadamente.
Por su parte, la realidad de los juveniles es diferente. Históricamente postergados por las figuras, que en muchos casos no juegan lo que se esperaba de ellos y cobran cifras muy altas, ahora se ven ante la chance de poder jugar más partidos y pelear por obtener mejores sueldos, siempre entendiendo que los próximos meses se desarrollarán en un escenario de fuerte recesión. Aún así, el futuro es promisorio para los juveniles: los clubes ya saben que, para subsistir, van a necesitar menos referentes y más juveniles o referentes que acepten menores salarios. Y a pesar de la crisis económica, los ‘pibes’ verían duplicados o triplicados sus salarios. Y eso no es poco para ellos.
Ante la consulta de Doble Amarilla, varios clubes señalaron que, si bien este mercado de pases será reducido y simple, en los próximos tendrán la posibilidad de transferir a los jugadores jóvenes surgidos de sus inferiores. En muchos casos, se afianzarán en Primera en los próximos meses de competencia (cuando se reanude la actividad oficial, lógicamente). Es decir, los juveniles, hasta hoy postergados por las figuras, van a ser los jugadores a vender a futuro. Eso pasa en todos los clubes por igual.
En algunos planteles, es imposible que los referentes o jugadores con más trayectoria representen a los juveniles. Los más chicos habitualmente no tienen voz en los grupos de WhatsApp y no se manifiestan en contra de los más grandes. Por temor a perder lugar, a ser marginados o por costumbre dentro de lo que todos conocen como ‘los códigos del fútbol’, muchas veces los juveniles aceptan lo que resuelven los mayores. Justamente, esos jugadores con trayectoria, referentes y cabezas de grupo son los que participan de las videollamadas con el gremio. Pero ¿representan la voz de todos los jugadores? A su vez, ¿los juveniles irían en contra de esta potencialidad de su futuro? ¿por qué intimarían al club donde pueden llegar a iniciar sus carreras y tener muchos partidos en cancha y mejores salarios en el próximo torneo?
Un punto clave en esto, es la supresión de los descensos en el próximo torneo. Eso, provocará que muchos equipos puedan darle aún más oportunidades a los juveniles, sabiendo que en 2021 no hay riesgo de pérdida de categoría. Eso, los más experimentados, lo saben y por eso se niegan a la quita de los descensos. Prueba de ello son las declaraciones de Lucas Licht en los últimos días, donde el capitán de Gimnasia (equipo de los más comprometidos) dice que los jugadores no quieren la quita de los descensos. Esa es la voz de los experimentados. Pero si a un jugador con 15 o 20 partidos en Primera, o incluso un jugador que no llegó a debutar le dicen que va a tener más chances en el primer equipo y que la quita de los descensos le va a dar un mejor escenario para afianzarse en Primera, ¿se va a negar a eso?
Con el panorama que se viene, los clubes mantendrán a los juveniles al día. Así, los más chicos conservarán la expectativa de tener más chances y jugar más. Al conformar planteles con amplia mayoría de jugadores jóvenes, a muchos dirigentes esta situación les generará la posibilidad de tener menos roce y cruces con referentes.
Pero, al margen de la disputa de intereses entre jugadores de experiencia y trayectoria con los juveniles, hay otro frente a atender: muchos jugadores del Ascenso sienten que no se están cuidando sus intereses, sino que se privilegia a sus colegas de Superliga. Además, sostienen que, por la postura de algunos referentes de los planteles de la máxima categoría y el gremio, se ha perdido una oportunidad única e histórica de garantizar un sueldo, con quita y tope salarial, pero hasta diciembre. Ahora, ante la posición inflexible tomada por Sergio Marchi y el sindicato, eso no va a ser posible y dos mil contratos se caerán en junio y esos jugadores perderán su fuente de trabajo.
En este escenario, ¿qué representatividad tiene Agremiados? ¿qué representatividad tienen los capitanes respecto a sus planteles? ¿qué representatividad tiene el Ascenso en esta estructura? ¿Puede surgir una estructura paralela que ponga en blanco y negro un quiebre entre todas estas realidades? Todas preguntas que conviven con esta situación de pandemia global y clubes que buscan su subsistencia.