Se sabe que Jorge Sampaoli ya es el entrenador de la Selección Argentina, por más que aún las formalidades de los contratos quebrados y acordados no permitan que se lo presente oficialmente como tal. Pero el jueves próximo al mediodía, en el predio de la AFA en Ezeiza, sí se hará el anuncio en una conferencia de prensa a la que concurrirá la cúpula de la Asociación. MIentras tanto, el de Casilda no pierde tiempo. Al contrario. Al estilo de su admirado Marcelo Bielsa, ya empezó un recorrido futbolero en el cual se lo pudo ver siempre con una sonrisa y sin abrir la boca. Y en varias canchas...

Como cuando en su primera aparición pública concurrió al estadio de Racing, el sábado a la noche, para observarel clásico contra San Lorenzo. Concurrió custodiado por el encargado de la seguridad de la Selección Argentina, un policía de nombre Matías que suele cuidar a los jugadores en los viajes y en Ezeiza mismo. Sampaoli se instaló en un palco de la platea A del Cilindro. Y desde allí posó con cuanto hincha se acercó. En el entretiempo, el presidente de la Academia, Víctor Blanco, le obsequió una camiseta de su club. Y ahí hablaron un buen rato de los próximos pasos del entrenador. S fue cuando faltaban 5 minutos. Sesubió a una camioneta negra que lo esperaba con la puerta abierta y se perdió en la noche porteña. El día siguiente iba a tener más alternativas futbolísticas.

En el primer turno del domingo, Sampaoli decidió darse una vuelta por Florencio Varela, nada más ni nada menos. Ahí jugaban Defensa y Justicia, el equipo de su nuevamente mano derecha Sebastián Beccacece, y el Tigre de Sava. LLegó al estadio con la misma comitiva con un agregado: su hijo Coco. Se instaló desde los 9 minutos del primer tiempo en el palco 8 del estadio del Halcón. Recibió saludos de todos y hasta un guiño desde adentro del campo de Beccacece. se retiró cuando aún faltaban jugarse 12 minutos. Otra vez la huída sin abrir la boca. Sólo dijo ¨Gracias¨, cuando el cronista de ¨Paso a Paso¨, el programa de TyC Sports, le regaló una remera del envío. Otra vez a la camioneta negra, aunque ahora con un destino cantado: Núñez. Se iba a reencontrar con el equipo omó el mismo elevador en el que s de sus amores después de muchísimo tiempo. E iba a pisar el Monumetal de manera muy distinta como cuando en la década del ´90 gritaba los oles en forma desaforada desde la tribuna. Claro: en aquellos años era un completo desconocido para el gran público. Ahora la cosa es muy distinta. 

Junto a Coco, su hijo, llegaron al estadio a las 18.04. Se mandaron al ascensor y, mientras esperaba que llegara, posó nuevamente con quienes se lo pidieron. Eso sí: nada de hablar con la prensa. De casualidad tomó el mismo elevador en el que subió el relator Rodolfo De Paoli, que iba a transmitir el partido de River para TELEFE. Cruzó una par de palabras que quedarán en privado en esos tres pisos subidos, y se fue rápidamente a un palco del Monumental. Desde allí siguió todas las instancias de River-Rosario Central. En el entretiempo recibió el caluroso saludo del presidente Rodolfo D´Onofrio y se quedó también hasta 5 minutos antes del pitazo final. Bajó los tres pisos por las escaleras, se subió nuevamente a la camioneta negra y ahí sí se perdió en la fría noche capitalina. Lo espera otra semana más loca que la que acababa de cerrar. Quizás se le acerca la semana más grata y feliz de su brillante carrera como entrenador...