La gran gestión de CONMEBOL y la decisión, en el Congreso de FIFA en Bangkok, permitieron que la Copa del Mundo femenina llegue por primera vez al continente. Y las repercusiones no se hiocieron esperar. El Gobierno del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió con "gran satisfacción" la elección de Brasil como sede del Mundial de fútbol femenino de 2027, "un paso más para la promoción" de la modalidad en el país.

"La decisión, resultado de la votación de las federaciones nacionales filiadas" a la FIFA "traerá el campeonato a Sudamérica por primera vez", celebró el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil en una nota oficial.

"Ambas iniciativas pretenden crear condiciones favorables para el desarrollo del deporte, utilizando el mismo como vector de inclusión social y de promoción de la igualdad de género", apuntó la Cancillería en el comunicado.

. Otras diez federaciones se abstuvieron, mientras que los países candidatos no tenían derecho a votar.

El proyecto presentado por Brasil ha propuesto aprovechar parte de la estructura que el país construyó para el Mundial masculino de 2014, y utilizar como subsedes diez de los doce estadios construidos para esa cita, en igual número de ciudades.

La delantera brasileña Marta, elegida seis veces como la mejor futbolista del mundo, afirmó en un vídeo divulgado en sus redes sociales que tanto su país y como toda Sudamérica "merecían una Copa del Mundo".

Subrayó que el Mundial de 2027 tendrá impacto en toda la región e invitó a "seguir trabajando juntas, construyendo el futuro que el fútbol de Brasil, de Suramérica y el mundo merecen".

Brasil ha participado en las nueve ediciones del Mundial femenino realizadas hasta la fecha, pero nunca lo ha ganado.

La último edición tuvo lugar el año pasado en Australia y Nueva Zelanda, donde se coronó la selección española por primera vez.