En San Pablo, Boca empieza a poner en juego una era a 'doble o nada'
Esta noche en el partido de vuelta ante Palmeiras por las semifinales de Copa Libertadores, el mundo xeneize vivirá la ilusión de clasificarse a su undécima final donde ya lo espera River. La dirigencia, con Daniel Angelici a la cabeza, tiene una prueba de fuego. Guillermo busca en la recta final de su gestión coronarse en América y tomarse una revancha superclásica, la misma que espera gran parte del plantel.
(De la redacción de DOBLE AMARILLA) El mundo del fútbol mirará esta noche hacia el Allianz Parque de San Pablo, donde Boca pone en juego no sólo esta temporada sino todo un ciclo que engloba la era Guillermo Barros Schelotto, alcanza la gestión de Daniel Angelici como presidente y abarca a gran parte de los jugadores históricos del mundo 'xeneize'.... el hincha también vivirá 90 minutos para el infarto con una inédita y explosiva serie final con River en el horizonte.
Luego de varios traspiés con River y los ocho festejos del equipo de Gallardo en los últimos tres años -cinco de ellas internacionales-, que contrastan con los títulos locales de Boca en este tiempo... Daniel Angelici y la conducción política del club de la Ribera saben que esto es 'doble o nada'.
Es que no sólo está en juego la frase con la que llegó Angelici en 2011 a la presidencia de Boca donde le pedía a los hinchas que preparen el pasaporte sino la continuidad del proyecto político en el club. Una Copa Libertadores, la séptima corona de la historia, conquistada frente a River en el Monumental sería casi un cheque en blanco para ganar las elecciones del año próximo.
Por el contrario, una eliminación ante Palmeiras o, peor aún, una derrota en la final ante River en la final sería generar el terreno fértil para que la oposición tomara impulso para instalar un candidato... con Juan Román Riquelme siempre en las sombras como gran alerta.
Para Guillermo Barros Schelotto, su hermano Gustavo y el resto del cuerpo técnico la apuesta es clara: 'Doble o nada', o en un lenguaje más de barrio: 'La Gloria o Devoto'. Es que con una estigma en los superclásicos ante River durante toda su gestión y la Supercopa argentina perdida en el mano a mano de marzo en Mendoza, la apuesta de la serie final de Libertadores es una apuesta típica de Casino a rojo o negro: pierde todo el crédito o se retira ganador.
Con un pie y medio casi afuera del club luego de diciembre, Guillermo está ante la oportunidad de juntar toda la gloria junta o emprender la salida por la puerta de atrás. Primero deberá terminar la faena con Palmeiras luego del 2-0 en casa con un cambio que le hizo sacar pecho con el ingreso de Benedetto y sus dos goles.
La pulseada con Carlos Tevez durante todo este semestre, la decisión de mantener a Fernando Gago en el banco y de excluir de estos tiempos de definición a Edwin Cardona son algunas de las decisiones cruciales que tomó Guillermo para llevar este barco a esta instancia definitiva.
Lograr la séptima corona, igualar en el historial a Independiente, vencer a River en las finales y sacar pasaje al Mundial de Clubes para soñar con una final ante Real Madrid parece un cuento de hadas para todo lo que sufrieron los Mellizos en los últimos dos años... claro que ese sueño es plausible de poder transformarse en pesadilla.
Los históricos y referentes del plantel también tienen esta oportunidad histórica y saben que será la última porque este desenlace del año marcará un antes y un después en sus carreras... como así también en el fútbol argentino. A los mencionados Tevez, Gago y Cardona hay que sumar a Agustín Rossi (¿qué pasará con Esteban Andrada en las finales?), Lisandro Magallán, Carlos Izquierdoz, Paolo Goltz, Wilmar Barros, Nahitán Nández, Pablo Pérez, Darío Benedetto, Mauro Zárate, Ramón Ábila, Cristian Pavón y muchos más que ponen en juego sus prestigio en ¿tres partidos?.
Al igual que River, con la condición económica del país y la cotización del dólar, será muy difícil no sólo mantener el plantel actual sino volver a tener uno parecido para la próxima temporada. En resúmen es ahora o nunca.
Por último, los hinchas que vienen de festejar un bicampeonato de Superliga viven este final de año con la sensación que necesitan una reivindicación y un festejo a lo grande. La reivindicación o directamente la revancha es con River y el festejo a lo grande es ganar un título internacional como es la Copa Libertadores. Un nuevo golpe al ego tanto con la eliminación frente a Palmeiras como justo ante el River de Gallardo sería un mazazo que tardaría unos cuantos años en ser digerido.