Marín se va sin cumplir el mandato de Macri: no instaló las SAD y naufragó con el Mundial 2030
Una de las 'mano derecha' del Gobierno en el fútbol y en el deporte deja su cargo sin pena ni gloria. Por sus formas altaneras y petulantes se despide con muchos que celebran su salida. Además deja el liderazgo de una candidatura mundialista virtual que nunca demostró avances concretos y una tarea "privatizadora" en el deporte.
(De la redacción de DOBLE AMARILLA) Mauricio Macri tuvo una gestión muy vinculada con el deporte y de interferencias fundamentalmente en el fútbol. Uno de sus actores fundamentales durante estos casi cuatro años fue su amigo Fernando Marín, que no tuvo éxito en la instalación de las sociedades anónimas deportivas (SAD) y naufragó en la ilusión de la participación argentina en la candidatura al Mundial 2030.
En este adiós del macrismo del Gobierno Nacional uno de los personajes vinculados al fútbol que muchos celebran su retiro es Fernando Marín, quien en el mundo del fútbol fue mirado siempre de reojo y al que sólo se lo recibía por su ascendencia con Macri y porque era el propio Presidente que lo ponía como interlocutor.
En 2015, en tiempo de desembarco de la transición desde el kirchnerismo al macrismo fue el interlocutor gubernamental del Fútbol para Todos reemplazando a Pablo Paladino y durante un año mantuvo la consigna de sumar "anunciantes privados" para ir hacia un régimen mixto.
En abril del año siguiente ratificó como voz autorizada que el fútbol seguiría siendo gratuito hasta 2019 y apenas un año después fue uno de los actores en la licitación privada para el desembarco de Fox y Turner. Pero en este traspaso se aseguró que sus "amigos" de Torneos se quedaran con la producción de los partidos bajo el nuevo régimen.
El ex gerenciador de Racing entre 2000 y 2006, luego tuvo a su cargo los diferentes embates que Macri realizó para instalar sin éxito las sociedades anónimas deportivas (SAD) en el fútbol. La resistencia de los clubes y de la AFA impidió que se concrete este vía libre que era una de las obsesiones presidenciales, ya que el propio Macri había tenido un revés en 2000 como presidente de Boca en época grondonista.
Sin resolución en este ítem, Macri lo puso al frente de una nueva tarea: coordinar la candidatura para el Mundial 2030 primero con Uruguay y al que luego se sumaron Paraguay y Chile. La tarea fue mantener la ilusión que Argentina podía liderar una candidatura que nunca dejó de ser virtual y no dio nunca pasos hacia la formalización de la misma. Al igual que le sucedió en varios ámbitos en estos cuatro años, en el interior de la coordinación del Mundial llamó la atención su facilidad para hacer marketing pero su poca capacidad ejecutiva para llevar adelante el proyecto.
Por último, fue el gran artífice del proyecto -junto con Diógenes de Urquiza- que transformó la Secretaría de Deportes en Agencia a través del DNU 92/2019, que tenía como gran finalidad a mediano-largo plazo poder disponer la venta los terrenos del Cenard, ubicados en una de las zonas más caras de la Argentina: Núñez.
Esta decisión apresurada, mal notificada y pésimamente administrada fue uno de los causantes principales que dilapidó quizás el capital deportivo más importante que tuvo el Gobierno de Macri durante su gestión: la realización de los Juegos Olímpicos de la Juventud, que por primera vez hizo flamear en Argentina la bandera de los Cinco Anillos.