Boca apostó al cierre del mercado europeo... y perdió
El Xeneize esperó que varios de los jugadores del 'Viejo Continente' que pretendió se quedaran sin ofertas y poder negociar con ellos en mejor posición. El contexto del fútbol argentino hizo su parte y el mercado de pases azul y oro termina siendo mucho -muchísimo- ruido y pocas nueces. El Consejo de Fútbol salió a fogonear apellidos pesados pero sólo consiguió, con mucho esfuerzo, el desembarco del peruano Luis Advíncula. Víctima del contexto, sí, pero también de su propia inexperiencia.
Nadie podrá achacarle a Boca que no haya podido traer estrellas en medio de un mercado de pases deprimido, con un peso en el subsuelo y el dólar por las nubes. Hacerlo sería una canallada. Pero lo cierto es que desde el propio Consejo de Fútbol de Boca "se" ilusionó a los hinchas y agitaron apellidos impracticables por contexto y realidad futbolística. Eso sí se puede remarcar como un "pecado de juventud" de una dirigencia -que luce inexperta en estos menesteres del mercado- y que vendió un pescado que jamás iba a poder pescar.
Juan Román Riquelme pensó que con su aura de bronce eterno, más la pasión del hincha de Boca, reconocida a lo largo y a lo ancho del planeta, podría bastar para seducir a algún sudamericano con presente en Europa, pero no fue así. Ni cerca.
Uno a uno, Boca vio como sus apuntados, muchas veces "destapados" por el propio Consejo de Fútbol iban ratificando su amor por el Xeneize, o sus ganas de jugar acá, pero firmando en otros lados. Edinson Cavani pasó de ser el refuerzo estrella para la Copa Libertadores 2021 a renovar su vínculo con el Manchester United. Boca pasó de "acelerar" por Lucas Torreira, incluso, "discutir" las condiciones de un préstamo con el Arsenal a ver como el volante uruguayo se suma a las filas de la Fiorentina. Eso sí, los asados los seguirá haciendo con la camiseta de Boca, porque podrá ser hincha, pero "negocios son negocios", y ni Boca, ni ningún club de estas latitudes puede pagar lo que Torreira quiere o vale.
Emblemático fue el caso de los colombianos, Roger Martínez y Miguel Borja. El primero ya está en América de México (claro, el Azteca es un mercado mucho más sólido y confiable) y el segundo es el que más cerca estuvo del club: llegó a haber acuerdo entre el club argentino y Palmeiras, pero el contrato del delantero estuvo siempre fuera del alcance de la economía del elenco argentino. Aunque el delantero, en declaraciones recientes, dijo lo contrario: "Hubo interés, llamaron los directivos. No llegaron a un acuerdo económicamente y por eso no pude ir. Claro que me hubiera gustado ir. Ýo creo que a cualquier delantero de América le gustaría vestir esos colores, pero pasó por otro tema que uno no puede dejar de lado", admitió.
El caso de Felipe Caicedo fue similar. El delantero ecuatoriano, que no tiene un buen presente en la Lazio, fue apuntado por el Consejo en algún momento. Pero nunca terminó de estar cerca de verdad. Es más, a día de hoy, Caicedo rechaza ofertas de clubes de la Serie A, en euros. Poco puede hacer Boca, claro está.
Gary Medel, el que más cerca tiene el azul y oro del corazón, tampoco llegará a la Ribera. Está a poco de arreglar su llegada al Elche de España. Si Medel, que ya sabe lo que es jugar en Boca, que fue compañero de Riquelme y que siempre habla maravillas del club elige un club de bajo nivel de la primera de España en lugar de la mística de La Bombonera, ¿qué le queda al resto?.
Está claro, Boca no pudo traer lo que buscó por temas económicos, un contexto absolutamente adverso y una realidad que es innegable. ¿Qué es lo que se critica? Que muchos de estos apellidos, fuera del alcance del fútbol argentino, fueron filtrados y dados a conocer desde las entrañas del club, haciendo crecer la ilusión del hincha y llenando horas de TV y ríos de tinta. Pero ante la imposibilidad de traer a alguno (se suman los ecuatorianos Michael Estrada y Ángel Mena), la CD Xeneize termina en un lugar incómodo, incluso, lindero con la venta de humo.
Pecados de juventud, falta de experiencia o creencia que se está en una posición de negociar que no es la real. Todo será aprendizaje para Riquelme y su Consejo, que deberán apelar a mucho más que la mística, el amor por los colores y el aliento de "La 12" y entender que estas decisiones se toman con el CBU y no con el corazón o la camiseta que uno usaba de chiquito. Por ahora, De Rossi hubo uno solo, y llegó en un contexto más favorable, pero también con otro presidente y otro proyecto de fútbol.