En el fútbol no existen los vencedores vencidos
Boca arrancó la temporada cuestionado por su fútbol y se fue al pequeño receso con una Copa de la Liga y el pasaje a octavos de la Copa Libertadores. Racing fue el "equipo sensación" a lo largo del primer semestre y terminó eliminado del certamen local y de la Sudamericana. ¿Y ahora?
El Boca de Sebastián Battaglia cerró una temporada soñada en términos futbolísticos: fue campeón de la Copa de la Liga 2022, clasificó como primero a la siguiente fase de Copa Libertadores y se mantiene firme en la Copa Argentina. Trastabilló, cambió, confió y hoy disfruta de un presente que no tiene ningún otro equipo del fútbol argentino.
El Racing de Fernando Gago, floreado por el fútbol argentino y la opinión pública, tuvo un cierre de mitad de año para el olvido: no pudo ganarle a un "flojo" equipo xeneize en la Copa de la Liga y quedó insólitamente eliminado de la Copa Sudamericana frente a River Plate de Uruguay.
Los dos párrafos iniciales de este texto grafican a dos equipos que tuvieron realidades absolutamente distintas. Un equipo llegó cuestionado por la opinión pública, el segundo aclamado por propios y ajenos. Casualmente se tuvieron que cruzar por el certamen local. Boca ganó y Racing perdió, pero los medios prefirieron interpretarlo como un "a pesar de que Boca ganó, Racing fue mejor".
El equipo de Battaglia se vio obligado a construir identidad según la opinión del ojo ajeno. Factores internos y externos. Por un lado, la insatisfacción del hincha por la falta de resultados; por el otro, los grandes titulares que mostraban "preocupación" por el funcionamiento de Boca. El primero pesaba más que el segundo, porque La Bombonera era una máquina de enviar mensajes pidiendo una reacción futbolística.
El estadio boquense trinó con el empate con sabor a derrota ante Godoy Cruz. Previamente, Boca le había ganado el clásico a River en el Estadio Monumental, con todo lo que eso implica. Sin embargo, a las semanas siguientes tuvo una seguidilla irregular: derrota con Corinthians por Libertadores y cuatro empates seguidos en la Liga ante Arsenal, Vélez, Lanús y el 'Tomba'. Todos los equipos del fútbol argentino suelen tener un llamado de atención de los hinchas en momentos importantes. Boca reaccionó a tiempo. Mientras las versiones aseguraban a Battaglia fuera del club, puertas adentro hubo planteos entre cuerpo técnico y Consejo del Fútbol para acercar posiciones y renovar confianza en un momento en el que la sensación era que no había margen.
Desde ese partido, Boca no paró de ganar. En la Copa de la Liga, selló su clasificación superando a Central Córdoba y Tigre de visitante y a Barracas Central de local. Por Copa Libertadores, ganó en la complicada altura de La Paz (la misma en la que el jueves empató Corinthians) y se llevó un magro empate ante el conjunto brasileño, donde mostró una considerable superioridad. Lo que le tocó después fue todo positivo: venció a Racing sin jugar bien, goleó a Tigre con justicia en la final y le ganó muy bien a Deportivo Cali para quedarse con el primer puesto de su grupo.
Y Boca tuvo que construir sobre señalamientos. Sufrió despiadadas críticas en las derrotas o empates y recibió cuestionamientos por no ser lo "suficientemente bueno" en las victorias. Pero la pregunta es, ¿en qué momento de la historia Boca mostró un alto vuelo futbolístico para ser campeón? ¿El Boca de Carlos Bianchi jugó un fútbol vistoso? ¿Boca debe amoldarse a un discurso y una estética que no le es propia?
No fue el mismo el trato con el Racing de Gago, por ejemplo. En la previa del partido ante River Plate de Uruguay, desde el propio club dejaron trascender que el entrenador iba a tener un jugoso aumento de sueldo junto con mayor injerencia en el proyecto deportivo de la institución. En un abrir y cerrar de ojos, Racing quedó eliminado de todos los frentes y hoy tiene cómo única alternativa apostar al campeonato local del segundo semestre y la Copa Argentina.
Lo cierto es que a Boca lo miden con distinta vara con respecto al resto de fútbol argentino. Boca pasando a la final de la Copa de la Liga fue más criticado que el River de Marcelo Gallardo, eliminado tempranamente ante un humilde pero sorpresivo Tigre. Y fue en el estadio Monumental. En parte, el 'Xeneize' es cuestionado por sus propios errores dialécticos. Fue el propio Juan Román Riquelme el que dijo que "una Libertadores valen diez campeonatos locales". Hoy los festeja como nunca. Quizás porque fue aprendiendo las dificultades de ser dirigente, a pesar de que hoy se lo nota más relajado en el palco.
También es cierto que River acumuló durante estos años un colchón de títulos que le da más licencias a los fracasos. Ahora, ¿está permitido todo el tiempo no ser cuestionado por la gesta histórica en Madrid? Algunos riverplatenses consideran que sí y se ve que gran parte del periodismo lo entiende de la misma forma.
Boca logró en las últimas semanas ser un equipo compacto. Ofensivo cuando debe serlo y defensivo cuando no puede dominar, aunque muestre más falencias en esta última faceta. Y si se tiene que alargar la instancia, demuestra una increíble racha en los penales que, a juzgar por las estadísticas, sería extraño considerar que pasan por el azar.
En el fútbol no existen los "vencedores vencidos" -un entrecomillado que el Indio Solari supo convertir en una de las mejores canciones de los Redondos. Rara vez se recordó a un equipo que haya deslumbrado aún en la derrota. Apenas se encuentra el recuerdo de la Holanda del 74' (la Naranja Mecánica) o la valiente Selección Argentina de los 90', que fue más recordada por su espíritu que por su fútbol.
El 'Xeneize' fue el cuestionado y el primer semestre del año lo cumplió con creces. De River se dijo que el mercado de pases fue "sobresaliente" y ahora deberá demostrarlo por dos motivos: es candidato en la Libertadores por sus cruces y es el defensor de la última edición del Torneo Liga. Racing, ese "fútbol champagne" que se vendió incluso en la derrota ante Boca, hoy solo puede mirar el frente nacional. La misma desgracia corre un desintegrado y complicado Independiente. Bueno, San Lorenzo está en otra pelea más problemática. "Seremos menos malos que los demás", diría Riquelme. Y tiene razón.