Impulsado por el regreso al barrio, Belgrano achica la brecha con los grandes
Para ver al Pirata en el remozado escenario de Alberdi, hay que ser Socio y además, pagar un abono. ¿De quién fue la idea? ¿Será tomada como ejemplo por otros clubes? Detalles de una acción interna que le significa al club un ingreso extra más que jugoso.
(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Apelando al sentimiento, a la historia y al sentido de pertenencia, Belgrano decidió volver a su lugar, el Barrio Alberdi. Teniendo un estadio mundialista en óptimas condiciones, sólo así se explica la misión encarada por los Celestes: remozar el reducto propio con la idea de ser anfitriones donde más locales son, el Gigante.
La vieja tribuna Hualfin, lateral, con pocos escalones y prestaciones de “sector general” mutó en un sector con dos bandejas, una de plateas, y otra de generales, para tratar se sumar ubicaciones que acerquen al Julio César Villagra a lo que significa el Mario Alberto Kempes. “Lo que pasa es que el Kempes es más de Talleres que nuestro. Ellos se sienten locales allá, nosotros no”, dice un hincha, de punta en celeste, en los alrededores de la cancha.
El Kempes está en las afueras de la capital provincial. Y Alberdi, es algo así como el corazón popular de la metrópoli mediterránea. Con la firme intención de terminar de echar anclas en su barrio, los Piratas encararon la misión que parecía imposible. En primera instancia, la colaboración de la gente fue fundamental. Bajo el lema “La cancha de hace entre todos”, los hinchas de Belgrano aportaban el valor de una bolsa de cemento (según los precios de mercado) y así se dio inicio a la travesía. “Todo el esquema lo ideó Armando. La gente le tiene confianza. Su equipo de trabajo no le falla. Entonces, se genera lo que se generó. Por eso, Armando es palabra santa en Córdoba”, cuenta una fuente en AFA. Armando, es Pérez. Y en tiempos en los que Pérez estaba en AFA, le comentó a los más cercanos el plan en detalle.
Desde el sector de Comunicación del club le comentan a Doble Amarilla algunas características del sistema. Belgrano tiene 40 mil socios (ver tabla de valores en la primera imagen que acompaña esta nota). “Los socios del club tienen acceso a distintas actividades deportivas, culturales, recreativas y a descuentos en comercios adheridos. Pero, pagar la cuota de socio, no habilita al asociado a ir a ver los partidos. Para eso, hay que comprar un abono”, informan desde Córdoba.
Los precios de los abonos, que figuran en otra de las imágenes que ilustran esta nota, son por todo el torneo. Pagando ese monto, cada socio de Belgrano que compre su abono, se asegura su lugar en el sector que elija.
La Popular Pirata, histórica cabecera local, le asegura al club un ingreso máximo de $ 7 millones. La otra cabecera, conocida como Preferencial, al tener más capacidad, le podría dejar al cierre del torneo un ingreso de $ 13 millones. La nueva tribuna alta, con prestación de general, le aporta a Belgrano un tope de $ 12 millones, mientras que la nueva platea baja le dejaría al club $ 6 millones. Por último, la Platea Dorada, que es el sector donde se ubican las cámaras de TV, le deja a Belgrano un máximo de $ 15 millones.
Todo significa más de $ 50 millones de pesos de ganancia máxima, aunque considerando que puede haber muchos abonos comprados por mujeres, jubilados o socios cadetes, el ingreso rondaría los $ 40 millones. Por mes, en concepto de derechos de TV, Belgrano recibe poco más de $ 5 millones.
Con capacidad para 30 mil personas en su estadio, Belgrano cuenta con 29 mil abonados, quedando el resto de las ubicaciones destinadas a la prensa, sponsors y demás compromisos de la dirigencia. Desde Alberdi, inflan el pecho: “tenemos 40 mil socios, lo que quiere decir que hay más de 10 mil personas que aún sin poder acceder a los partidos de local, siguen apoyando al club regularmente”.
Este es el resumen de una acción que le permitió a Belgrano salir del incómodo lugar donde “los derechos audiovisuales significan la amplia mayoría de los ingresos de la institución”, algo repetido hasta el hartazgo en el último tiempo por la dirigencia deportiva. Pertenencia, confianza en la dirigencia y un respaldo populoso se combinaron para generar que el principal ingreso celeste, sea el que aporta su propia gente.