El 11 de diciembre de 2004, Platense le ganaba 2-0 a San Telmo, por la fecha 19 del largo campeonato de la B Metropolitana 2003/04. Ese día, Nicolás Landoni pudo ver por última vez, como local, al equipo de sus amores. Nico sería, días más tarde, una de las 194 víctimas del incendio de República Cromañón.

En 2006, el Calamar lograría volver a la Primera Nacional como campeón de la B Metropolitana, con Daniel Vega, goleador y actual emblema de la institución, como estandarte. El jugador tuvo un gesto que habla mucho de la relación que tenía con Nico, ya que dio la vuelta con una remera con su cara: “Lo conocí y compartí mucho con él cuando recién llegué al club. Uno de sus sueños era verlo campeón a Platense y no pudo. Lo que pude hacer por él y su familia, es que cuando salimos campeones en 2006 me puse una remera que decía “Nico Presente”. Eso es lo mejor que te puedo contar”, dice el goleador, en diálogo con Doble Amarilla.

Es que la presencia omnipresente en los festejos del campeonato de Platense fue la figura de Nico Landoni, que nació con una enfermedad congénita que lo mantuvo siempre en silla de ruedas, pero nunca quieto. Muy de chicos, una operación intentó rectificarles la columna para que pudieran mantenerse erguidos a él y a su hermana, que nació con la misma enfermedad.

“Para Nico estar en silla de ruedas era su cotidianeidad”, relata Mariano González, su primo, amigo y compañero inseparable de tribuna. Mariano empezó siendo de Boca, pero el mandato familiar Landoni, que había empezado con el abuelo, se terminó imponiendo: “Mi viejo me hizo de Boca, pero mi tío, Nico y su hermano Federico, me llevaron a ver a Platense. Nico para mí siempre fue un hermano mayor. Nos pasábamos música, éramos hinchas del mismo club y teníamos esa relación. Las primeras veces fuimos a la platea. Nos hicimos compinches porque él necesitaba ayuda para ir a un recital o a la cancha y él no quería ir con su papá. Nosotros queríamos ir  a la popular, pero mi tío no quería”, recuerda Mariano.

“Es que Nico no quería ser “un viejo plateísta” por eso siempre iba a la popular”, refuerza y confirma Carlos Landoni, el papá de Nico, en diálogo con Doble Amarilla. “Para subirlo a la Popular, al que hoy es el sector Nico Landoni, teníamos que sacarle las ruedas a la silla y subirlo a mano con alguno que ayudara. Generalmente lo hacía yo y el hermano de él, pero nos hicimos “amigos de cancha” y ahí conocimos a Seba Fabbri, (hijo del periodista), Pablo Krause, Marce Tocco y después se sumaría mi hermano, Martín, el Mono. Para él no existía ninguna complicación y nosotros nos dejábamos llevar por ese ímpetu que él tenía y fue ese ímpetu también el que me terminó haciendo hincha de Platense a mí, completa Mariano.

Nico, según pasaron los años. (Gentileza: Familia Landoni)

Y ese ímpetu y esa casi tozudez de Nico en que su enfermedad no lo limitara es lo que le permitió no estar al margen de nada. El fútbol y la música, su otra gran pasión. Es por eso que Nico no se privó de asistir el 30 de diciembre a ver a Callejeros, a Cromañón. Y ahí, como otras 193 personas, encontró la muerte. En 2005, en la fecha de su cumpleaños, por iniciativa del club, se celebró el primer día del Hincha, en consonancia con su nacimiento.

Hernán García / Prensa Platense 2005

Uno de los principales impulsores de esto fue Alejandro Fabbri, periodista y reconocidísimo hincha de Platense.  “La idea, de inicio, fue de Alejandro Fabbri, que fue profesor de él en DeporTEA  y eran los dos de Platense. Una de las cosas que inició todo este tema fue que Alejandro dijo ‘por qué siempre tenemos la costumbre de recordar personas importantes en el país por la fecha de fallecimiento. Yo lo que voy a proponer es hacer el día del hincha, el 9 de octubre, que es el día de su nacimiento’. Y eso que dijo Alejandro germinó la idea de ese festejo”, cuenta Carlos.

El 9 de octubre de 2005, con 15 mil personas en el estadio, se celebró el primer “Día del Hincha de Platense”. También, el club decidió que parte de la Tribuna Goyeneche, el ala que da a la General Paz, pasara a llamarse “Nico Landoni”. “Ese fue un reconocimiento porque esa era la zona donde él iba con sus amigos”, cuenta su papá.

Mariano aporta: “Muchos de los pibes que estaban en el programa con él, o que escribieron el libro, después fueron muy importantes. Uno terminó siendo la voz del estadio y ya estaban siendo parte de comisiones del hincha y todos estuvieron de acuerdo con que ese lugar debía llamarse así. No hubo plesbicito ni cuestionamiento, los que lo conocían, la hinchada y demás, estuvieron super de acuerdo. La historia de Nico es una linda historia de fútbol, que se haya concedido eso, que haya sido casi unánime, fue la manera que Nico no se olvide en la cancha. Que se googleé el nombre y se conozca la historia. Es importante que se conozca la historia de un pibe con todas las de perder que hizo todo lo posible para ganar”, resume Mariano.

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El estadio del Calamar en la actualidad, con el sector "Nico Landoni", al lado del Polaco Goyeneche. (Gonzalo Colini/Prensa Platense)

Antes, Nico se hizo conocido por su condición, su fidelidad y su casi militancia por el club. “Cuando íbamos de local, toda la gente y todo el club nos abría las puertas de todo”, recuerda Mariano y su tío, Carlos, completa: “Lo más importante fue la acogida que tuvo en el club por las personas que yo conocía, después se hizo amigote de la hinchada: la barra a él lo protegió, le han subido la silla de ruedas para ponerlo en la tribuna 'córranse que no puede ver Nico' decían” y Mariano reafirma: Alguna vez fue peligroso, una vez en Morón nos tiraron piedras y fue complicado salir corriendo con Nico. Pero para él nunca fue una traba nada, para nosotros era más que para él. Nico nos contagiaba un montón en la cancha. Por Platense, yo además de su primo me convertí en su mejor amigo. Compartíamos música, Platense y nos quedábamos a dormir seguido en la casa uno de otro”.

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Quizás por ese amor calamar, Nico optó por estudiar periodismo deportivo. Tenía programas del club, tenía publicaciones en Internet, en épocas donde las redes sociales no existían, tenía todo en relación al Marrón, incluso, escribió un libro: “Empezó como a militar por el club y estudio periodismo y armó su propio programa y hacia todo por Platense”, recuerda Mariano, que en ese entonces tenía 15 años, mientras Nico tenía 19. “Él tenía relación con la camiseta, más que con el club. Él siempre me decía: “No me gusta que puteen a los jugadores, porque es putear a la camiseta” y ese era el sentir que tenía por el club”, recuerda su papá.

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Los Andes, en la cancha de Los Andes -cuenta Carlos- fue el primer partido que vio, sin Nico al lado. “El murió el 30 de diciembre y el torneo empezó en marzo. Fue muy duro el primer partido. Creo que lloré todo el partido, el mejor homenaje que podía hacer por él era seguir yendo a la cancha, más allá de todo”. Mariano, por su parte, emprendió otro camino: “Cuando Nico falleció me costó mucho volver a la cancha, algo así como dos años. Volví porque se hizo un homenaje en el cual tocamos. Las veces que fui, fui a la tribuna lateral, me costaba mucho ver los partidos del mismo lugar al que íbamos con él”

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El tiempo pasó y a Platense le demoró 16 años más volver a la A, pero la figura de Nico sigue igual de presente que siempre. Ahora, con el ascenso consumado, la familia, amigos y todo el Mundo Platense lo tuvo presente.

"Cuando son cosas de Platense, yo siempre siento que él está cerca. Me hubiese encantado que él hubiese estado acá, pero trato de no pensar mucho en eso. Antes de mirar el partido miré una foto de él y sentí que íbamos a ganar, no me había pasado otras veces. Con lluvia, en Rosario, sin gente, de esa manera. Siempre épico Platense. Pienso que él está acá, de alguna manera”, dice Mariano. Su hermano, Martín, a quien le dicen “Mono”, en cambio, estuvo en Rosario acompañando al equipo de Llop: Yo creo que él estuvo presente, tanto en el 2018 como ahora, en las oraciones y el pensamiento de muchos hinchas, en días previos o momentos definitorios particularmente lo siento presente . Es difícil de explicar la conexión que tiene cada uno con la gente que ya no está en el plano físico”, redacta el Mono, que se excusa de hablar porque aún tiene la garganta gastada por el festejo bajo la lluvia rosarina. Carlos, por su parte, no duda en hablar de “una alegría medio rara, una sensación agridulce” .

“Son sentimientos contradictorios. El último partido que jugamos con River fui con él, y en la B Nacional y en la B Metro lo fui llevando. Ni hablar cuando era de local. Te aparece un ascenso en el momento menos esperado. Se dieron todos los resultados deportivos y llegamos a esta instancia con una ilusión muy grande. Tuvimos la suerte que el arquero, que siempre le criticamos que no había atajado un penal, atajó dos penales fundamentales. Lo vi en casa con el hermano y con mi señora, fue de mucha alegría y cuando empezaron los festejos, afloraron otras emociones y contradicciones. La tristeza de no poder compartir con él este momento que siempre anheló, pero tuve la satisfacción que me escribió un montón de gente que no tenían nada que ver con Platense”, enumera Carlos, emocionado.

Incluso Pablo Bianchini, presidente del club, también lo recuerda a pedido de Doble Amarilla: “Nico es, para todos nosotros, el símbolo del hincha de Platense. El que pelea, el que lucha, el que acompaña siempre. Con Carlitos, su papá, una tarde que ganamos 3-1 en River, si mal no recuerdo con dos goles de Espina y uno Bustos, recuerdo que ibamos llevándolo y subiéndolo de la mano por las escaleras, para acomodarle su silla para que pudiera ver el partido. Nico era Platense. Nico iba a todos lados. Él siempre estuvo. En su honor es el Día internacional del Hincha Calamar. Estoy seguro que de que donde está lo debe estar disfrutando y está feliz”.

Mariano, a modo de cierre, reflexiona: “Con el tiempo pude entender que él sentía una correlación con Platense por las adversidades que atravesó en su vida. Y eso lo convertía cada vez más en hincha. La historia de Platense tenía que ver con estar siempre peleando para salir adelante y él siempre decía que ser de Boca, de River, de San Lorenzo, de Racing, era súper fácil y él estaba muy orgulloso de ser como un zurdo del fútbol”. Carlos, por su parte, refuerza esa cuestión: “A la cancha siempre fui con Nico y Federico, que es su hermano. Los llevé a lugares inhóspitos, a sociedades de fomento, estaciones de trenes. Ellos se fueron dando cuenta de que ser hincha de Boca o hincha de River es fácil. El amor por estos colores te hacen perder un poco la soberbia. No se puede vivir de los recuerdos”, cierra Carlos que se prepara, junto a Mariano y a los amigos de cancha, a volver a ver a Platense en Primera, porque no hay que vivir de los recuerdos y hay que disfrutar el presente, el aquí y ahora, algo de todo lo que Nico les enseñó.