Hay futbolistas que no necesitan ganar campeonatos para instalarse en el corazón de los hinchas. Este es el caso de Jorge Comas, un delantero temible que a base de goles se ganó la ovación de la parcialidad de Boca en los '80. Con un promedio de casi un gol cada dos partidos el atacante pasó a la fama y luego finalizó la carrera en el Veracruz de México, donde fue ídolo.

Luego de colgar los botines, el ya exdelantero no tuvo la vida que supo construir de la mano de la pelota. Intentó hacer algunos negocios que no resultaron del todo bien. Además tuvo algunos problemas como peleas en bares y restaurantes en distintas ocasiones.

Pero un hecho mucho más grave lo llevó a prisión. Fue condenado en 2021 por violencia de género a 3 años de cárcel. Los hechos sucedieron en la localidad de Mocambo (Veracruz), donde hasta el día de hoy continúa viviendo.

Jorge Comas a pocos días después de ser liberado junto al entrenador de arqueros de Veracruz, Alejandro Sánchez, quien lo reinsertó en el fútbol.

Luego de cumplir su condena su caída fue estrepitosa. “Perdió su casa, no tiene trato con su familia, está solito con su alma”, consignaron desde México a Clarín sobre su situación. No obstante volvió al fútbol con 64 años. Para matar el tiempo y también por momentos la soledad, el exfutbolista despunta el vicio en el senior del Cosmos Music de Veracruz.

El paso de Jorge Comas por Boca

“Comitas” nació en Paraná, Entre Ríos, y comenzó su carrera en Colón de Santa Fe, destacándose por su potencia y olfato goleador. Su paso por Vélez y luego por Boca lo consolidó como uno de los delanteros más temidos de su época e incluso lo llevó a la Selección Argentina, con la que disputó los Juegos Olímpicos de Seúl 88.

En 1987, bajo la dirección técnica de César Luis Menotti, formó parte de una recordada delantera junto a Alfredo Graciani y Jorge Rinaldi. No ganó títulos en el club pero metió 63 goles en 127 partidos, un gran promedio para la cantidad de encuentros que se disputaban por año, menor a la de ahora. En 1989 dejó el club enfrentado con Carlos Aimar (DT en ese entonces) y Antonio Alegre (presidente de ese momento) y buscó otro destino

Se fue en los Tiburones Rojos de Veracruz donde alcanzó la condición de ídolo. En México, su figura se convirtió en sinónimo de goles y alegrías para los hinchas a fines de los 80 y principios de los 90.