René Favaloro, el corazón de Gimnasia
El médico cardiocirujano, todo un mito para la historia popular de la Argentina y responsable de salvar cientos de vidas gracias a su técnica del bypass, tenía una parte de sí relacionada al fútbol. El galeno, que se suicidó en el año 2000, cercado por las deudas y no aceptando "retornos" del Gobierno de turno, era fanático de Gimnasia y Esgrima La Plata.
(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) El corazón de Gimnasia no es ni Carlos Timoteo Griguol, ni Pedro Troglio, ni el Coco San Esteban. El Corazón de Gimnasia y Esgrima la Plata es y seguirá siendo el Doctor René Favaloro. Eminencia de la medicina argentina y Mundial, el cirujano Cardiovascular que salvó cientos de vidas con su técnica del bypass y que jamás dejó de atender a nadie, por más que no pudiera costear la operación o el tratamiento, era hincha fanático de Gimnasia.
Favaloro llegó a ser miembro del Tribunal de Honor del Club y nunca ocultó su pasión Tripera. Vivía en "El Mondongo", un barrio de corte popular de La Plata y pese a ser una eminencia en su profesión, en la cancha, el doctor se mostraba como un hincha más, abandonando la compostura y sufriendo con los avatares de su querido "Lobo".
Una nota de "La Nación", fechada el 7 de agosto del 2000, a pocos días de su suicidio, indica que para el Doctor Favaloro Gimnasia era una parte más que importante y marca dos grandes hitos que gozó y que sufrió en "El Bosque". La primera, la victoria ante Racing en 1984, que marcó el regreso de Gimnasia a Primera. Once años después, en 1995, sufriría el subcampeonato contra el San Lorenzo del "Bambino" Veira. "Fue un duro golpe al corazón", diría al abandonar el estadio. En medio de esas dos, estuvo la Copa Centenario, de 1993. Único título en el profesionalismo para el "Lobo", quizás, hasta esta noche.
Favaloro se disparó en el centro del corazón el 29 de julio del año 2000. Dejó siete cartas tras de sí. Una dirigida, directamente, al Presidente de la Nación en ese entonces, Fernando de la Rúa. Abatido por las deudas, cercado por una situación económica angustiante y ante la perspectiva de no poder garantizar el tratamiento para todo el mundo, Favaloro prefirió ofrendar su vida.
En aquellas cartas le decía a De La Rúa y le enumeraba las cuantiosas deudas que varias obras sociales tenían para con su fundación, en especial el PAMI. Aún hoy la Fundación sigue en pie y sigue siendo responsable de salvar muchas vidas. Aún hoy lo sigue haciendo sin distinsión de billetera o cuenta bancaria. Aún hoy, cada vez que Gimnasia paladea la gloria o muerde el polvo más duro, la figura de Favaloro es evocada. Y es lógico, el Doctor era el corazón de Gimnasia.