Como el mejor orfebre del mundo, River supo cómo, de qué manera, qué era necesario, para convertir su peor dolor, su peor derrota, su mayor vergüenza, en el combustible que necesitó para edificar su época de mayor gloria. El club de Núñez supo, desde el barro más profundo, reescribir su propia historia, trazar una nueva épica y hasta arrogarse un mote que le era desconocido hasta entonces: "Copero".

En cinco años, River pasó de jugar "con las ballenas", como se mofaban los hinchas de Boca, a medirse contra Lionel Messi, Neymar y Luis Suárez. Tres años después de eso, le ganó la Copa Libertadores -el trofeo más codiciado- a Boca, en el Santiago Bernabéu de Madrid. En 10 años, River construyó una nueva leyenda en torno a su propia centenaria historia. El 26 de junio murió la idea de un River impoluto, indemne del "lodo" de la B Nacional, desde el 27 de junio se comenzó a reconstruir el club, la idea, la estirpe desde sus cimientos y desde el 2014, el arquitecto Marcelo Gallardo levantó sobre las ruinas del 26J el imperio del nuevo-viejo River, aquel que "Vive y juega" con grandeza.

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Iban 43’ 26 del segundo tiempo en el Estadio Monumental cuando David Trezeguet le puso el pie al centro de Rogelio Funes Mori. Fue el 2-0 de River ante Almirante Brown. Ocurrió el 23 de junio de 2012, 363 días que el Millo perdiera la categoría a manos de Belgrano de Córdoba. Así se terminó la histeria de un torneo de la B Nacional en el que River sufrió y padeció lo ajeno que le era toda esa categoría que lo tenía como el invitado de lujo en la temporada 2011/12. Las primeras armas de Matías Almeyda como DT no ayudaron a que un equipo con componentes sobrados para la categoría, como Leonardo Ponzio, Carlos Sánchez, Lucas Ocampos, Fernando Cavenaghi, Alejandro Domínguez y David Trezeguet, pudiera “desfilar” por el precipicio de la BN sin coquetear con el abismo más de una vez. Pero ese derechazo de David Trezeguet terminó con la angustia, con la agonía y decretó el resurgir de River, además del campeonato de la B Nacional. El primero de los 15 títulos que River obtendría post 26 de junio. Imposible saber, en ese momento, que tan grande sería el renacer del club de Núñez y que tan alto el pináculo.

Con el equipo ya en la “A”, y bajo la conducción de Matías Almeyda, River sorteó sus primeros tiempos de regreso a la máxima de manera errante. En el primer Superclásico oficial desde el regreso, iba ganando 2-0, pero el elenco de Julio César Falcioni, campeón reinante de la élite, se lo empató 2-2. Aquel empate fue casi la sentencia para el ciclo de Matías Almeyda que se había auto-condenado cuando había dejado afuera del club al binomio Chori-Cave, que había vuelto al club para tirar de él y volver a ponerlo en la “A”. El ciclo del Pelado terminó el 29 de noviembre de 2012, con una frase que anunciaba que no estaba muy contento: "quiero que vuelva la paz", dijo el Pelado y se fue.

Una vez más, Ramón Ángel Díaz apareció en el cielo riverplatense. El riojano logró que River vuelva a gritar campeón en la A. Apareció ante Lanús, en la última fecha del primer torneo de River en su regreso a la máxima categoría. Aquel torneo River sumó 29 puntos y quedó octavo, lejos de toda discusión. Parecía en plena adaptación. 

El equipo de Ramón, con nombres como Rogelio Funes Mori, David Trezeguet, Juan Manuel Iturbe, Rodrigo Mora y Carlos Luna sería subcampeón de Newell’s, a tan sólo tres puntos. En el torneo inicial 2013, River volvió a coquetear con las zonas bajas: terminó 17 de 20, con 21 puntos, producto de 5 victorias, 6 empates y 8 derrotas. Ramón resistió los embates por su espalda y en el Torneo Final 2014 logró volver a gritar campeón, con el regreso de Fernando Cavenaghi al club. Además de nombres como Manuel Lanzini -ya plenamente adaptado a ser el conductor del equipo- y a Teo Gutiérrez y la aparición de otro colombiano: Carlos Carbonero. El elenco de Ramón, que también tenía a Cristián Ledesma en el medio, también en ese torneo volvió a ganarle a Boca: fue en la Bombonera, el 30 de marzo de 2014, el día del “Ramirazo” y el “no fue córner”. Ese torneo, River lo cerró con un 5-0 a Quilmes que incluyó un poema de gol del Lobo Ledesma. El elenco de Ramón sumó 37 puntos, cinco más que el Boca de Carlos Bianchi.

El equipo de Ramón, además, ganó el torneo y el derecho a disputar la Superfinal con San Lorenzo. Le ganó 1-0 con gol de Germán Pezzella en San Juan y logró la clasificación a la Copa Sudamericana 2014. Cuando todo era fiesta, Ramón presentó la renuncia y River, otra vez, quedaba a la deriva.

Así fue como Enzo Francescoli, nuevo Manager de River desde la victoria de Rodolfo D’onofrio en los comicios, seis meses antes, confío en Marcelo Gallardo. El Muñeco, un 10 exquisito, tenía la responsabilidad de llenar los zapatos de Ramón Díaz, el DT más ganador de la historia de River. Nadie jamás imaginó lo que vendría después. Ni el hincha de River más optimista de la tierra.

Ya en los primeros meses, el estilo Gallardo se hizo sentir. River desarrolló un fútbol vistoso, de alto vuelo y pudo pelear el campeonato, que terminó perdiendo a manos de Racing. En paralelo, peleó -y ganó- la Copa Sudamericana con el plus para nada menor de eliminar a Boca en semifinales y sacarse la espina internacional ante el Xeneize, enquistada desde las semis de la Copa Libertadores del año 2004. El ciclo Marcelo Gallardo arrancaba con la conquista de la Copa Sudamericana y un fútbol vistoso. Mejor arranque imposible.

En el año 2015, Gallardo siguió engrosando sus números y equiparándose con Ramón. Ganó la Recopa ante San Lorenzo -que había sido campeón de América en 2014- y sumó su segundo título en menos de 1 año. En agosto de ese año, River volvió a ganar la Copa Libertadores, 19 años después de su última conquista en la noche que marcó el adiós de Fernando Cavenaghi del club.

En el camino, una vez más, dejó atrás a Boca. Esta vez, con mucha polémica, con el recordado episodio del gas Pimienta. En un año, Gallardo había logrado algo que nunca nadie jamás: Que River sea el campeón vigente de los tres torneos Conmebol. Y todo, con relativo poco tiempo de trabajo.

Así, en tan sólo cuatro años, River pasaba de la caída más dolorosa del 26 de junio de 2011, a la gloria más importante a nivel continental, el 5 de agosto de 2015. Lo que se dice, una reconstrucción. El extreme MakeOver made in Núñez. El Mundial de Clubes no pudo ser: el Barcelona de Messi-Suárez y Neymar no tuvo piedad y goleó 3-0. La Suruga Bank sí viajó para el Monumental: 4 títulos en algo más de un año. Y contando. También en 2015, River llegó hasta las semis de la Copa Sudamericana, instancia dónde cayó 3-2 global ante Huracán.

En el año 2016, River siguió ganando. Este año, el equipo de Núñez ganó por primera vez la Copa Argentina, al vencer en la final a Rosario Central por 4-3 en un partido vibrante. Así como también se quedó con la Recopa, a manos de Independiente Santa Fe, ganador de la Copa Sudamericana.

Ese año se terminó de asentar la delantera Alario-Driussi y empezaba a asomar Gonzalo “Pity” Martínez, que sería clave en los siguientes dos períodos. En 2017, River sufrió un golpazo capaz de aflojar la mandíbula de cualquiera, cuando perdió la semi con Lanús tras ir ganando el global 3-0. Pero se repuso y ganó la Copa Argentina ante Atlético Tucumán y logró dos pasajes claves: clasificación a la Supercopa Argentina ante Boca y clasificación a la Copa Libertadores 2018. Por el desempeño en el torneo local, el equipo había quedado en puesto de Copa Sudamericana.

Aquellos dos pasajes ganados en la final ante el Decano edificaron el año más glorioso del ciclo de Marcelo Gallardo y de River post ascenso. El 14 de marzo de ese año, un equipo envuelto en dudas, que llevaba una racha extensa sin ganar -y sin jugar bien- venció a Boca en Mendoza por 2-0, con los goles de los asentadísimos Gonzalo “Pity” Martínez e Ignacio Scocco, además de un partidazo de Nacho Fernández, cada vez más importante en el andamiaje Gallardo. Un éxito enorme que sirvió para enderezar el rumbo del equipo, que se encaminó en la Copa Libertadores a afrontar una serie de mata-mata que puso a prueba la estirpe que el elenco de Núñez alcanzó durante el ciclo de Gallardo.

Le cayeron en fila el campeón vigente de la Liga Argentina (Racing), el campeón vigente de la Sudamericana (Independiente), el campeón vigente de la Copa Libertadores (Gremio) y el rival de toda la vida (Boca). El elenco del Muñeco sorteó cada uno de eso obstáculos: a Racing y al Rojo los despachó de local con holgura, contra Gremio sufrió mucho y con un penal de VAR Pity hizo su primera gran gran gran locura. Ante Boca fue una serie que se "jugó" cinco veces. Cuatro en la Argentina, una suspendia por lluvia, la otra por incidente y la restante por decisión unilateral de Boca que Conmebol avaló. En el único partido que se jugó, empataron 2-2 en La Bombonera. La revancha, se sabe, fue en España. El 9 de diciembre de 2018, River logró sacarse la espina del descenso levantando la cuarta Copa Libertadores de su historia, la segunda de Gallardo, la segunda desde el 26J, en la cara del Xeneize.

Aquel 9 de diciembre de 2018 se escribió la página más gloriosa del Ciclo Gallardo, del ciclo post descenso del club ¿y de la historia? Sólo comparable a la victoria Intercontinental ante el Steaua Bucarest. Aunque que el rival haya sido Boca y que eso haya sucedido post descenso, coloca al 9/12 unos cuerpos por delante en la consideración de los hinchas. En el Mundial de Clubes, una vez más, River no pudo. Es más, terminó cayendo en semis, por penales, ante el Al-Ain árabe. A pocos hinchas de River les importó ese resultado.

Pese a que el 9 de diciembre se escribió esa historia indeleble, el elenco de Marcelo Gallardo siguió compitiendo. Jugó una final de Libertadores más, que se le escapó en tres minutos, ante Flamengo en 2019. La yapa fue que en la semi, una vez más, apareció Boca y, una vez más, lo sacó de la Copa Libertadores. 5/5 post descenso, números redondos y dorados.

Hay un dato concluyente. Desde que volvió de la BN, River y Boca jugaron siete partidos internacionales: River ganó 4 y hubo 3 empates y sólo una derrota, que al Xeneize no le sirvió de nada. También en 2019, River levantó la Recopa ante Athlético Paranaense y la Copa Argentina, ante Central Córdoba De Santiago del Estero. El sabor amargo del 2019 tuvo que ver con que perdió el torneo en la última fecha, al empatar en Tucumán y se lo terminó llevando el elenco Xeneize, dirigido por Gustavo Alfaro. Pero las mieles de Madrid atenuaron el impacto.

Ya en el año 2020, River volvió a alcanzar una semifinal de Copa Libertadores. No pudo ante Palmeiras, con el que terminó perdiendo por un global de 3-2. En medio de la pandemia, el elenco del Muñeco buscó competir como pudo, pero entre las ventas post Libertadores 2018, algunas lesiones y el desgaste lógico del ciclo, el equipo lució en formación. Ya este año, River volvió a cumplir con el objetivo primario: pasó a 8vos de la Copa Libertadores. Y perdió por primera vez desde que Gallardo llegó al club, un mano a mano con Boca. Fue por penales, en los 4tos de la Copa de la Liga y con el atenuante que el elenco de Núñez tuvo 15 ausencias por coronavirus. Recién en ese escenario, el River post descenso sucumbió, cara a cara, ante Boca.

Desde que volvió a la A, River ganó 15 títulos, 12 con Marcelo Gallardo al mando , 2 con Ramón Díaz y 1 con Matías Almeyda. Alcanzó las semifinales de la Copa Libertadores 2015, 2017, 2018, 2019 y 2020, además de jugar las finales 2015, 2018 y 2019. Ganó la Sudamericana 2014 y en la otra que disputó, la edición 2015, alcanzó las semifinales.

En el plano local, el único título en un campeonato llegó con Ramón Díaz. Gallardo peleó y fue subcampeón de Boca en dos oportunidades y de Racing en otra. En las Copas nacional, el dominio también fue notorio: ganó las Copas Argentina 2016, 2017, 2019 y en la edición 2018 perdió por penales en las semis. Perdió la Supercopa Argentina 2015 ante Huracán, la 2017 ante Lanús y ganó la edición 2018 ante Boca y 2019/20 ante Racing, en lo que es, hasta ahora, el último título que obtuvo el club desde su regreso a la A, el 23 de junio de 2012.

Es decir, fueron 15 títulos en 10 años y sólo en los años 2012, 2013 y 2020, el equipo terminó el año sin gritar campeón, al menos una vez, otro dato que explica el poder del resurgir riverplatense. 

En el apartado Superclásicos, desde que River retornó a la máxima categoría, se jugaron, entre amistosos y partidos oficiales, 29 Superclásicos. River ganó 17, Boca 9 y empataron en 13 oportunidades. En el año en que River estuvo en la B, los dos Superclásicos del verano 2012 fueron para Boca. En total, se jugaron 31 cruces desde el 26 de junio de 2011, River ganó 17, Boca 11 y empataron en 13 oportunidades. De esos empates, uno ganó Boca por penales (Copa de la Liga 2021), uno ganó River por penales (amistoso en México en la despedida de Ramón Díaz) y uno lo dirimió la Conmebol (el episodio del gas pimienta).

En el ciclo Gallardo, fueron 22 de estos 31 partidos, dos los dirigió Matías Almeyda (ambas derrotas) y 7 Ramón Díaz. Al Muñeco le fue muy bien con Boca: siete victorias, 10 empates y cinco derrotas. En amistosos ganó cinco y perdió 3 y en Copas internacionales sólo registró una derrota, pero jamás perdió una serie, hasta que en la Copa de la Liga 2021, terminó cayendo por penales, en un partido único al que su equipo llegó diezmado por el covid.

Números del Superclásico en estos 10 años.

El último "hito" de Gallardo al frente de River sirvió para encaminar la clasificación a 8vos de la Copa Libertadores 2021. El elenco de Núñez le ganó a Independiente Santa fe 2-1 en el Monumental, con Enzo Pérez de arquero, un equipo que jamás había jugado junto, el debut de dos juveniles y sin suplentes. 
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El golpe fue muy doloroso. Y seguramente hoy será un día en el que recuerdo estará a flor de piel, de los propios y de los ajenos. Pero aunque aquel paso por la B Nacional no se pueda borrar de la historia y forme parte de los "libros" del club, también lo hacen estos 10 años que vinieron después del tropezón más grande de la historia. River supo volver. River volvió a ser River. 

La década ganada riverplatense.