San Lorenzo consiguió una trabajosa victoria en su estadio al derrotar esta noche a San Pablo por 1-0 en el partido de ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana.

El Estadio Pedro Bidegaín vivió una fiesta gracias al gol convertido por el paraguayo Adam Bareiro en el segundo tiempo, pero también vibró con el esfuerzo de sus jugadores que se ofrendaron nuevamente en una batalla continental.

Desde los planteos, San Lorenzo buscaba perforar con sus carrileros Agustín Giay y Malcom Braida, además de aprovechar la velocidad y picardía de Nahuel “Perrito” Barrios.

Mientras que Dorival Junior abría a Wellington Rato y Caio para alimentar al ex Boca Juniors Jonathan Calleri, el centrodelantero que debía luchar contra Gastón Hernández y Rafael Pérez.

En los primeros 15 minutos, el partido se mostró interesante, con las intenciones de ambos por llegar al área rival, aunque los arqueros no tuvieron mucho trabajo. Cuando San Pablo salía jugando de abajo, San Lorenzo empezaba en su campo y allí iniciaba la presión.

San Lorenzo dio lucha en todos los sectores, porque cuando los paulistas llegaban cerca del área local un muro azulgrana encimaba a los visitantes para no dejarlos frente a frente con Augusto Batalla.

Por eso las llegadas frente a ambos arcos fueron con disparos de larga distancia. Batalla se mostraba seguro en los centros, mientras que Rafael usaba los puños como constante recurso. A San Lorenzo le faltaba precisión en el ataque, el último pase para Adam Bareiro.

El equipo dirigido por Rubén Darío Insúa mantuvo en alto el espíritu de lucha y buscó con mucho tesón llegar al arco rival, mientras que San Pablo trataba de tener la pelota, moverla y buscar el espacio, la grieta para meter un ataque profundo.

En la segunda etapa San Pablo mostró los dientes de entrada, pero San Lorenzo tomó las marcas y comenzó a acercarse. Y así logró la diferencia cuando Bareiro ganó una pelota luchando contra toda la defensa rival, Barrios juntó gente, la cambió de frente para la llegada de Giay que tiro un centro al segundo palo que Gonzalo Maroni se la bajó al goleador que definió con mucha tranquilidad.

Bareiro se anotó como goleador de la Copa Sudamericana, junto a Nicolás "Uvita" Fernández (Defensa y Justicia) y al paraguayo Federico Santander (Guaraní), y además en ser el primer rival que le marcó un gol a San Pablo en esta edición del torneo continental.

El equipo local defendió su victoria con los dientes apretados y decidió esperar unos metros atrás a la presión paulista. Por esa razón Insúa sacó a Maroni, de muy buen primer tiempo, y dispuso el ingreso del esforzado colombiano Carlos Sánchez.

Mientras que Dorival Junior disparó el ingreso del delantero David y del carrilero uruguayo Michel Araujo para encontrar más precisión y pases profundos para desequilibrar, aunque e4l equipo de Boedo era puro corazón y los jugadores locales se multiplicaban en la marca y la recuperación.

Barrios y Bareiro fueron claves para sostener el resultado y tener la pelota cada vez les llegaba, mientras Insúa enviaba claramente una señal a los dirigentes, pidiendo refuerzos, ya que solo realizó un solo cambio.

El habilidoso "chiquitín" entretuvo la pelota cada vez que la tenía, la llevaba cerca de los laterales, pisaba y volvía a fintear, mientras lo molían a patadas.

Por su parte, Bareiro sacó chapa de delantero internacional al “fajarse” todo el encuentro con el experimentado Rafinha y hacer sufrir al inseguro Rafael.

Inclusive los chicos de San Lorenzo se esforzaron y en el tiempo adicionado tuvo un par de oportunidades, mientras Batalla era un simple observador, ya que sus compañeros evitaron que los rivales lo hicieran trabajar.

Los tres puntos fueron un premio para San Lorenzo, para su esforzado y reducido plantel, pero también para un Insúa, cómodo en su posición de estratega. Aunque el resultado fue un mensaje para los dirigentes del club de Boedo, ya que el entrenador dejó en evidencia que necesita refuerzos y experiencia para mecharlo con un grupo muy joven.

Y eso se percibió en el reverdecer de la idolatría que vive Insúa, que volvió al club después de varios años, mientras que la Comisión Directiva es mirada con desconfianza y recelo.

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