Australian Open: un negocio que rompe su propio techo económico en premios
El primer Grand Slam del año repartirá 42,85 millones de dólares en esta edición con un incremento del 10% con respecto a su versión 2018. Este certamen está marcado como el evento de mayor impacto económico sostenido del hemisferio sur.
(De la redacción de DOBLE AMARILLA) El mundo del tenis, con sus circuitos ATP y WTA, tienen una primera parada obligada en el calendario en el Australian Open, un torneo que además de las postales de calor se ha transformado en el mayor evento económico sostenido del hemisferio sur y además, con el 10% de incremento en sus premios para esta edición 2019, aunque todavía se mantiene por detrás de los otros tres Grand Slam: el US Open, Roland Garros y Wimbledon.
Para esta edición, que contó con la noticia bomba del anuncio del retiro de Andy Murray, el torneo que se desarrolla en el Melbourne Park desde 1988, decidió aumentar un 10% los premios a repartir con respecto a su versión del año pasado. De esta manera pasó a tener una bolsa de 42,85 millones de dólares.
En la comparativa el primer Grand Slam del año se ubica en cuarto lugar en millones de dólares a entregar detrás de los 53 del US Open, los 48 de Roland Garros y los 45 que tendrá Wimbledon para este 2019.
Sin embargo, los ingresos sostenidos que genera este evento tanto para el país como para la región de Victoria le permite cumplir su décimo año consecutivo que logra incrementar los premios que reparte en sus diversas competencias.
Tanto el Ministro de Turismo y Grandes Eventos de Australia, John Eren, como el Director del Australian Open, Craig Tiley, mantienen como slogan de este certamen que es el de mayor impacto económico sostenido de todo el hemisferio sur.
Con 743.667 fanáticos que visitaron Melbourne Park durante 2018 se aspira a estar cerca de los 750 mil para esta edición para inyectar cerca de cerca de 200 billones de dólares en la economía de la región victoriana y del país australiano, además de generar cerca de 1200 puestos de trabajo durante cuatro meses.
Estos ingresos extraordinarios permitieron la planificación de modernización del Melbourne Park por etapas de 700 millones de dólares a cinco años, en una proyección a la que todavía le resta un último año hasta su realización definitiva para la edición 2020. Para sostener estas inversiones hay que mantener un evento con entradas casi agotadas para todas sus sesiones en un paradigma que se repite desde 2012.