Las contradicciones de Juan Manuel Lugones: en Rosario vuelven a desmentirlo
El titular de APREVIDE ensayó una desmentida a Doble Amarilla tras el papelón de convocar 350 efectivos para el clásico rosarino que se jugará sin público. Luego, dio marcha atrás y bajó la cantidad de policías como explicamos minuciosamente en esta nota. Además, Central, Newell's y el ministerio de Seguridad santafesino negaron rotundamente los dichos de Lugones respecto a que Santa Fe no daba garantías para la realización del partido. Quejas de dirigentes y pares por su "martketing" antibarra.
(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La información publicada por este sitio sobre la cantidad de efectivos policiales que iban a estar afectados en el cruce entre Rosario Central y Newell’s por Copa Argentina impactó en Rosario. Tal es así que tras la polémica generada, se decidió bajar la cantidad de efectivos (iban a ser 350) a 100. Mientras tanto, Juan Manuel Lugones, en declaraciones en Radio Brisas de Mar del Plata, salió al cruce de este medio diciendo que la información era infundada. Además, disparó contra la dirigencia de ambos clubes y la Seguridad santafesina, diciendo que entre los dirigentes no había habido acuerdo y que el estado provincial nunca había brindado garantías de que el partido se juegue en Santa Fe.
Pero ¿cómo fueron los hechos? Doble Amarilla confirma la información publicada, a pesar de la desmentida ensayada por el funcionario público. Cuando se confirmó que el partido entre los equipos rosarinos iba a jugarse en Sarandí, desde la organización se comunicaron con el Aprevide. De acuerdo a los pasos habituales que siguen en este tipo de situaciones, el contacto fue telefónico. Y en esa primera charla, desde el Aprevide sostuvieron que el operativo iba a ser de “de 350 efectivos”. Ese diálogo, según informan fuentes de la empresa organizadora, no se dio con Lugones sino “con uno de sus asesores, que es con quien siempre hablamos antes de los partidos para diagramar los operativos”. Luego, confirma la misma fuente, hubo una segunda llamada en la que sí habló Lugones, donde el titular del Aprevide habló de “alrededor de 300 policías”.
En ambos contactos, desde el organismo provincial se justificaron sobre la cantidad de efectivos diciendo que “en los foros de ambos clubes se está alentando el viaje y la presencia de hinchas para hacer banderazos en las adyacencias del estadio a pesar de que es un partido a puertas cerradas”. Ante esta situación, desde La Plata fueron claros en su defensa: “Tenemos que asegurar el operativo porque después de que se negaron todos a recibir el partido, en Buenos Aires no nos podemos permitir tener un incidente”.
Tras la publicación de la información en Doble Amarilla y por el esncándalo que desató el exagerado operativo que se iba a montar, desde el organismo provincial se comunicaron con Torneos y le dijeron que se podía bajar la cantidad de efectivos a un número que vaya entre 180 y 220 efectivos. Y este viernes hubo una nueva llamada desde La Plata, e informaron que el operativo podía ser de 100 efectivos de la Policía Bonaerense más algunas personas de seguridad privada, que podrían llegar a las 50.
Además de desmentir a Doble Amarilla diciendo que la información era “una versión infundada”, en la citada nota con Radio Brisas y luego en un comunicado oficial del ministerio bonaerense, Lugones le apuntó a los dirigentes de los dos clubes y al ministerio de Seguridad de Santa Fe. “Los dirigentes nunca se pusieron de acuerdo en jugar con público y la seguridad no brindaba garantías por eso se juega en Buenos Aires”, remarcó. Doble Amarilla se comunicó con los señalados por Lugones quienes lo desmintieron rotundamente.
En declaraciones a este medio, el flamante presidente de Rosario Central, Rodolfo Di Pollina, sostuvo que “hubo un principio de acuerdo entre los clubes y la seguridad provincial para jugar 7 de noviembre en Rosario con público de las dos hinchadas. Tengo que decir que la Seguridad de Santa Fe siempre nos garantizó que se podía jugar con público. Y desde la organización desde un principio se nos dijo que no se podía jugar en noviembre”.
Por su parte, el vicepresidente de Newell’s Cristian D’Amico sostuvo en comunicación con Doble Amarilla que “las garantías de parte de la Seguridad de Santa Fe siempre estuvieron, y eso lo manifestamos todas las partes en declaraciones a los medios de Rosario”. A su vez, hizo un repaso de los hechos: “en la primera reunión no nos pusimos de acuerdo sobre la fecha del partido. En cuanto a que se jugara en nuestra provincia y con público de ambas hinchadas, el acuerdo fue total. Ya en el segundo encuentro, acordamos todo. Primero, coincidimos en la fecha. Luego en la cancha, que podía ser cualquiera de las dos de la ciudad mediante sorteo, o en la de Colón. Es importante remarcar que tras la segunda reunión, estaba todo definido con la aceptación de todas las partes: los dos clubes y la Seguridad”.
Según indica D’Amico, al día siguiente de esa segunda reunión entre los clubes y la Seguridad, desde Copa Argentina salieron a confirmar que se jugaba en Arsenal, lo que hizo que el acuerdo logrado en Rosario quede en la nada.
Justamente, en aquellos días donde en Rosario el acuerdo era total, desde la Seguridad santafesina salieron a exponer lo que estaba sucediendo. Y fue el propio Ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro quien dijo: “si el clásico no se juega en Santa Fe no es culpa de ni Newell’s, ni de Rosario Central ni del Gobierno provincial”. Esas declaraciones fueron vertidas en AM 830 de Rosario y confirmadas por el propio funcionario a Doble Amarilla en un breve contacto. En las declaraciones públicas de los dirigentes y del Ministro, el relato de Lugones encuentra una fuerte oposición.
Marketing y lucha trunca
Lugones, al frente del Aprevide, despierta diversas opiniones y conceptos de parte de los dirigentes de los clubes. Su accionar como responsable de la seguridad provincial lo ha llevado a tener enfrentamientos varios con los directivos. Algunos porque se topó con presidentes o vices que encubren a barras, pero otras veces por excesos del propio funcionario.
Es habitual que la Aprevide pida más hombres de los necesarios y luego de marcha atrás. Los motivos, muchas veces parecen ser, una represalia hacia dirigentes que son críticos del ente o del mismo Lugones. Claro, más efectivos es más dinero y, en una época donde a los clubes se le dispararon los costos y la afluencia mermó por la crisis económica, el gasto en operativo policial es el gran responsable de que muchas instituciones pierdan dinero cada vez que abren el estadio. Esta "represalia" se vio en diversos roces que tuvo, por ejemplo, con el presidente de Almagro, Julián Romeo, quien terminó denunciando a Lugones ante la Justicia. Otros dirigentes ponen el foco no sólo en los policías bonaerenses, sino en la seguridad privada.
De más está decir que las declaraciones de Lugones no cayeron nada bien en Santa Fe y en Rosario donde se preguntan si en realidad no hay un mensaje de Cristian Ritondo detrás de las palabras de su subordinado. No es la primera vez que el ministro bonaerense lo usa para mandar mensajes. Lo hizo varias veces en su guerra fría con la ministra de Seguridad de La Nación, Patricia Bullrich.
En ese lado de la cancha le toca enfrentarse con Guillermo Madero y el exitoso programa Tribuna Segura que es la envidia de Lugones, pero con quién está obligado a interactuar. El roce llegó a la infantilidad en el último Superclásico de verano en Mar del Plata donde la Provincia prescindió de los servicios de Nación haciendo debutar un software para detener barras. El control fue tan laxo que varios violentos se colaron en el Minella y de milagro no pasó Rafael Di Zeo, quien veraneaba en Chapadmalal y amagaba con volver ese día al paraavalanchas.
Otro paso de comedia fue el ensayado por el Secretario Ejecutivo de la APREVIDE en el Mundial anunciando con bombos y platillos que iba a participar de operativos anti barra. El detalle, era que su dependencia no tenía jurisdicción para actuar. Pese a eso, viajó una veintena de días a Rusia para ver cómodamente a la Selección y se jactó de haber colaborado en operativos en los que realmente no participó. Ese marketing de seguridad es el mismo que le reclaman muchos dirigentes quienes dicen que "Lugones se encarga de meter preso a los jefes, pero los barras siguen vivos y coleando porque no desarma a las organizaciones. El queda bien y se saca la foto pero a nosotros no nos resuelve el problema", remata un alto dirigente que ya se cruzó varias veces con el funcionario.