Desde hace 32 ediciones, los Juegos Bonaerenses convocan a miles de jóvenes que demuestran su habilidad y talento en las 116 disciplinas que abarca el programa. Muchos de los participantes continúan su carrera deportiva y, en algunos casos, llegan a ser figuras de renombre.

Manu Ginobili es uno de los deportistas argentinos más destacados. Si bien debutó profesionalmente en el Club Andino de La Rioja, a instancias de la Liga Nacional de Básquet argentino, el bahiense fue uno de los 20 millones de bonaerenses que participó en los Juegos desde que comenzó el programa. La estrella de la NBA ganó la medalla de plata en el Mundial de Básquet, fue campeón olímpico en los Juegos de Atenas y recibió el Premio Konex de brillantes al mejor deportista de la década 2010 en Argentina.

Pero Ginobili no fue el único basquetbolista que pasó por los Juegos Bonaerenses y obtuvo un reconocimiento internacional. Luis Scola fue campeón olímpico y dos veces subcampeón mundial con la selección argentina y brilló durante 10 temporadas en la NBA luego de un exitoso paso por Tau Cerámica de España. Sus primeros tiros al aro los realizó en los encuentros organizados por la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires. La FIBA lo nombró como “Embajador Global” de la Copa del Mundo 2023 que se realizará a partir del 25 de agosto en Filipinas, Indonesia y Japón. Scola es uno de los miembros de la inigualable “Generación dorada” junto con figuras como Manu Ginobili, Andrés Nocioni y Fabricio Oberto.

Otra de las categorías más populares dentro de los Juegos Bonaerenses es el fútbol y allí también hubo participantes que ahora son reconocidos deportistas. De la competencia que busca fomentar la inclusión de niños y niñas, jóvenes, adultos mayores y personas con discapacidad participaron en su adolescencia el Kun Aguero y los hermanos Milito. El ex jugador del Manchester fue uno de los tantos jóvenes que encontró en los Juegos un lugar donde desplegar su talento que lo llevaría a jugar en grandes equipos europeos como el Atlético de Madrid y participar de tres mundiales con el Seleccionado Argentino.

Por su parte, Diego Milito, antes de dejar un recuerdo imborrable en Racing, sorprendió a los espectadores de los Juegos cuando comenzaba a perfilarse como goleador. Además de destacar en el club de Avellaneda, el jugador quilmeño llevó su talento al exterior con un maravilloso paso por el Inter de Italia donde logró levantar la “orejona” siendo campeón de la Champions League. En 2014 regresó al club que lo vio crecer y llevó a la Academia a dar la Vuelta Olímpica en el Torneo de la Transición en 2014.

Su hermano Gabriel también dio sus primeros pelotazos en los Juego Bonaerenses antes de sumarse a Independiente y, de allí, a la Selección Nacional. El joven, que junto con otros tantos estudiantes bonaerenses compitió en los torneos organizados por la Provincia de Buenos Aires, fue campeón del Torneo Apertura 2002 y se convirtió en uno de los ídolos del Rojo de Avellaneda. Al igual que su hermano, pisó fuerte en Europa, triunfando en Barcelona donde se consagró multicampeón de la Liga Española.

Este año, los Juegos Bonaerenses convocaron a más de 455.000 personas de todas las edades de los cuales 35.000 participarán de la final que se realizará en Mar del Plata del 15 al 20 de septiembre. El programa de la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires, cuyo titular es Leandro Lurati, cuenta con las categorías juveniles, universitarios, adultos mayores, personas con discapacidad y personas trasplantadas, promoviendo los valores y la disciplina asociados al deporte. Seguramente, a algunos de los participantes los volveremos a ver en el futuro, jugando en las grandes ligas.