La definición del clásico entre Real Madrid y Barcelona fue de película. Cuando parecía que era un empate clavado gracias a la aparición de James Rodríguez, Messi volvió a demostrar por qué es el mejor del mundo y alcanzó los 500 goles en el Barcelona con un golazo espectacular.

La jugada previa al tanto de Messi inició en el área del Barcelona con una corrida épica de Sergi Roberto, quien trasladó la pelota por más de cuarenta metros sin que ningún rival pudiera sacársela. Furioso por esa situación, Cristiano gritó desesperado: "Háganle falta". Nadie le hizo caso y por eso el encuentro terminó con los jugadores del Real Madrid abatidos en el césped mientras los del Barça estaban fundidos en un abrazo interminable.

Cristiano gritó furioso tras el gol de Messi