Hace poco más de 48 horas, Gabriele Gravina quedó en el ojo de la tormenta al ser apuntado por la Fiscalía de Roma como sospechoso de haber cometido delitos de blanqueo de capitales y malversación de fondos, a partir de 2018, en la concesión de los derechos de televisión de la Lega Pro (tercera división, categoría de la que era presidente), en una venta de libros antiguos y en la compra de un departamento en Milán.

La investigación, según informaron los medios locales, busca determinar la adjudicación fraudulenta por parte de Gravina, también vicepresidente de la UEFA, del concurso de 2018 para el canal televisivo de la Liga Pro (Serie C) a 'Isg Ginko', una venta de una colección (valorada en cerca de un millón de euros) de libros del siglo XVI, del que es experto, que nunca se cerró -y que le generó cerca de 300.000 euros solo con el recibo de una fianza- y la compra de un piso en Milán con ese dinero para la hija de uno de sus socios. 

Ante esta avalancha de acusaciones, Andrea Abodi, Ministero de Deportes y Juventud del gobierno italiano dijo: " La situación de Gravina me preocupa mucho , pero no voy a ir más lejos. Estoy acostumbrado a hablar con la cautela necesaria. Ante este asunto hace falta prudencia y garantías". 

 "El poder judicial hará ante todo su parte – prosiguió -. También estoy en contra de los tribunales populares y de los juicios callejeros . Escuché de Gravina, también porque tenemos problemas diarios que hay que abordar, pero lo que surge de la noticia de este hecho es el hecho inquietante ", agregó. 

Por último, una reflexión general: "Es un momento en el que las noticias nos presentan factores críticos. Las noticias de los próximos meses explicarán cuánta realidad hay en todo lo que se cuente. El hecho es que debemos aprovechar este momento difícil para convertirlo no sólo en un momento de reflexiones, sino también de decisiones ".