Es el mejor pago de Barcelona y de niño hacía carreras ilegales y hasta tenía problemas con la policía
Es una de las grandes figuras del equipo de Hansi Flick y un ejemplo de disciplina, que contrasta con lo que fueron sus primeros y conflictivos años.
Sin dudas que Robert Lewandowski, delantero del Barcelona, es un ejemplo de futbolista integral dedicado y certero a la hora de definir en el arco rival. El delantero, el mejor pago del plantel azulgrana, tiene un presente inigualable en base de trabajo duro, decicación y disciplina, algo impensado teniendo en cuenta su infancia.
Una de las sensaciones de este inicio de temporada europea es el Barcelona de Hansi Flick y el goleador polaco es clave. A sus 36 años y con un contrato al cual aún le quedan dos años de vigencia el atacante es la máxima estrella del conjunto catalán.
Y no solo eso según un estudio publicado por el portal web especializado Capology, Lewandowski es quien tiene el salario más alto de toda la liga española. Según la citada fuente el delantero barcelonista posee un sueldo de 33 millones de euros anuales. Una cifra que ha pagado con goles disciplina y constancia.
Son características que contrastan con lo que había mostrado en sus primeros años en Varsovia. En su autobiografía el propio Lewandowski confesó haber sido un rebelde contestatario indisciplinado y conflictivo personaje durante su infancia y adolescencia.
La muerte de su padre Krzysztof, ex campeón de judo y futbolista profesional, y fallecido a los 49 años de un infarto le cambió absolutamente todo en su vida. Comenzó a seguir los preceptos de su progenitor “Haz ahora lo que no puedas hacer después” y no paró de entrenar, disciplinarse y prender fuego las redes con sus goles. El resto es historia conocida…
La infancia rebelde de Lewandowski
El goleador del Barcelona y el seleccionado polaco nació en Varsovia el 21 de agosto de 1988 y los primeros pasos futbolísticos los dio en el MKS de su ciudad. A los 15 años, en 2004, pasó al Delta y al año siguiente al popular Legia Varsovia.
Fue una época en la que el hoy goleador blaugrana no estaba enfocado, fue su etapa rebelde. Para muestra vale un botón: le robaba el coche a sus padres para correr carreras ilegales en el bosque con sus amigos sin siquiera tener el carnet de conducir, le tiraba bananas a los policías y hasta le arrojó una mesa a una profesora que lo suspendió en un examen.
Con la muerte de su padre, el joven Lewandowski tocó fondo e incluso llegó a plantearse colgar los botines. Terminó marcando un “antes y después” porque de aquella tragedia emergió con una fuerza arrasadora pese a que no pudo continuar en su equipo.
Fue entonces cuando recaló en el Znicz Pruszkow en la temporada 2006/07, al que ayudo a ascender a la Primera División con sus 15 goles y luego, en la máxima categoría, llegó a los 21 y atrajo otra vez el interés de un club grande de Polonia, el Lech Poznan. A partir de allí, y con la llegada a la Selección de su país, todo cambió.