Una Nápoles emocionada recordó a Maradona con una caravana y la inauguración de una estatua
Una de las ciudades más maradonianas del mundo recordó a su ídolo desde el tradicional Quartiere Spagnoli, donde está el santuario del '10', hasta el estadio que lleva su nombre y donde se descubrió una escultura íntegramente de bronce.
Con un imponente despliegue azul y oro por parte de los centenares de hinchas de Boca que desde ayer recorren sus calles para homenajear a su ídolo eterno, en medio de intensas lluvias, la ciudad de Nápoles recordó hoy a Diego Armando Maradona a un año de su muerte.
Fue una ceremonia que en suma se extendió casi 24 horas continuadas, en la que reinaron la emoción y los cantos de homenaje, con puntos altos como la inauguración de una estatua frente al estadio en el que el "10" ganó todo y que desde este año lleva su nombre.
"Olé olé olé, Diego Diegoooo", fue la banda de sonido de la gira que centenares de hinchas de las peñas "xeneizes" del Viejo Continente realizaron desde ayer por los rincones emblemáticos de Nápoles para recordar al "Pibe de Oro", el símbolo del equipo de la Ribera que hizo suya la ciudad del sur italiano durante los siete años que lució la camiseta celeste con el número 10 en la espalda, entre 1984 y 1991.
Desde la primera concentración matutina frente a "La Bodega de D10S" de Vía Emanuele de Deo 62, en pleno barrio español, los hinchas de Boca llegados desde los "consulados" europeos del club, en particular el de Madrid, aprovecharon cada una de las miles imágenes de homenaje a Diego para hacer un alto, cantar y homenajearlo, mezclados entre el pogo, las lágrimas y las bengalas con decenas de "tifosi" del Napoli que los acompañaron todo el día.
En la primera parada, pese a la lluvia incesante, hubo bailes y cantos emocionados frente a las ocho fotos que adornan la esquina, incluidas las del gol con la mano a Inglaterra y la del imborrable festejo tras convertirle a Grecia en el Mundial 1994, su última Copa del Mundo como jugador. "Hoy se nos mezclan las emociones, es un día super triste recordar que perdimos nada más y nada menos que a nuestro ídolo de toda la vida, pero también estamos contentos de estar acá representando a Boca en este homenaje", dijo el hincha boquense Martín Montero a Télam, al inaugurar una placa que los "xeneizes" colocaron en el Barrio español, epicentro de la devoción napolitana por Diego.
"Lo que se vive acá en Nápoles es tremendo; hablás con cualquier napolitano y llora. Es una sensación inigualable. Acá entendemos que la gente habla del Diego y llora. Hay una línea de hermandad entre La Boca y Nápoles, entre los hinchas de Boca y los del Napoli", agregó Montero.
"No se muere quien se va", decía una de las banderas que encabezó la procesión de homenaje al "Pelusa" que tuvo uno de sus puntos más emocionantes pasado el mediodía italiano, cuando se descubrió frente al estadio Diego Armando Maradona, ex San Paolo, la estatua realizada por el italiano Domenico Sepe, que lo inmortaliza en bronce. La obra que fue descubierta en presencia del hijo italiano del astro, Diego Junior, lleva en el frente la palabra "D10S", y a su lado indica las fechas de su paso por la memoria del pueblo futbolero mundial: 1960-infinito.
Frente a la estatua, un número 10 hecho con flores fue testigo del acto que movilizó también a las autoridades del Gobierno comunal, que la regalaron a los hinchas maradonianos y la dejarán emplazada en el lugar hasta definir un lugar definitivo.
Mientras la pasión por Maradona hacía de puente cultural para la fusión en una sola marea humana de los hinchas argentinos e italianos, desde Roma el embajador en Italia, Roberto Carlés, aportó a Télam su recuerdo del "Pibe de Oro". "Maradona hizo feliz a un pueblo, y eso no es algo que vemos en el mundo habitualmente. Argentina le debe muchos abrazos y muchos llantos de emoción, Italia encontró en él un hijo más, y los napolitanos puntualmente tuvieron un hermano que los representó y los quiso mucho", dijo. Para el embajador, "ese amor, esa entrega, esa historia, es tan eterna como su nombre".
El recorrido napolitano-boquense los llevó luego a la puerta número 10 del estadio, donde volvieron los cánticos de homenaje entre bengalas y banderas argentinas, de Boca y del club azzurro. "Veo las caras llenas de lágrimas. Emociona y rompe el corazón", dijo luego Carlos Colombo, otro de los hinchas de Boca que llegó a Nápoles.
Allí se dio la suelta de globos en homenaje al autor del gol más lindo de la historia de los mundiales, como prólogo para uno de los momentos más pintorescos y fraternos de la larga jornada de homenaje: un partido de 5 contra 5 para recordar al Diez.
En el medio de la caravana, toda la ciudad se iba plegando al homenaje. Como la reconocida pastelera Maria De Vito, que anunció la creación de un panettone característico en recuerdo del exfutbolista. "PanDiego", como lo bautizó, tiene diez ingredientes -el número mágico del Diego- y está decorado con una pelota y un botín zurdo, como el que logró los únicos dos "Scudetto" que tiene el Napoli en su historia.
"Este homenaje a Diego en Nápoles es un sueño cumplido para todos los bosteros de distintas partes del mundo que vinimos a recordar a Maradona. Hicimos mucho esfuerzo: tanto de dinero como de tiempo", señaló a Télam Leo, otro argentino que desde la capital española viajó para homenajear al ídolo.
O como el recuerdo del actual presidente del Napoli, Aurelio De Laurentis, quien comparó al "Diez" con un "Dios del Olimpo", al ver las fotografías que se exponen en uno de los tantos altares que todo el año, y hoy especialmente, se vistieron de gala en el Barrio Español para recordar a Maradona.
"En cada calle hay un graffiti, una foto o un cuadro con tu cara. Y como nosotros, acá tampoco piensan olvidarte", dijo luego Nicolás Silvestri, del consulado de Madrid, en un poema que leyó para Maradona: "Vinimos a compartir con los napolitanos esta hermosa locura", leyó casi entre lágrimas en otra de las esquinas napolitanas.
Para ese entonces, centenares e hinchas de los dos equipos seguían coreando el "Olé, olé, Diego, Diego" que, al menos por un día, fue tan napolitano como el imponente volcán Vesubio que Maradona contemplaba cada mañana de los siete años que brilló en el equipo del sur italiano.